La estratificación socioeconómica en Colombia

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Por: Carlos Enrique Corredor Saavedra

La metodología para la estratificación de los inmuebles en Colombia fue proyectada, diseñada y creada por el Departamento de Planeación Nacional “DNP”, luego, esta institución transfirió este proyecto, al Departamento Administrativo Nacional de Estadística “DANE”, quien apoyó a los Municipios y Distritos, para la puesta en marcha del documento en referencia. Los Alcaldes Municipales, con base en las directrices del programa, determinarían el estrato de cada residencia, tarea nada fácil, en razón de la supuestas y múltiples irregularidades o inconsistencias, cometidas desde un principio por el autor del proyecto, es decir, por el DNP, y, no era para menos, es muy difícil planear, diseñar y crear estrategias desde un escritorio, sin tener en cuenta a los actores sociales involucrados, quienes nadie mejor que ellos, son los que pueden suministrar la información necesaria, para la creación de un modelo tan importante que entraría a regir en todo Colombia.

Los “egregios” consultores y asesores, en nombre de muchos sectores o grupos sociales, no sólo tomaron las iniciativas, sino también las decisiones, bajo hipotéticos perfiles, qué, en muchos casos, en nada se asemejaba con la realidad existente. Probablemente no existieron acuerdos consensuados, ni mucho menos mesas de trabajo, qué, en el caso presente, las debieron hacer con los alcaldes municipales o sus delegados, con los representantes de los usuarios y con todas aquellas personas o instancias correlacionadas en el proyecto. Era imperativo darle toda la importancia, pues, un proyecto de tal magnitud, merecía y merece especial atención.

Como sucede en muchos casos, nadie se responsabilizó de los errores, o de las inconsistencias, el uno se excusó echándola la culpa al otro, y, viceversa. Por ejemplo el DNP, justificándose de las reclamaciones recibidas, manifestó que el problema no era de la metodología, sino de la errada aplicación de la misma, por parte de los Alcaldes, los burgomaestres por su parte, argumentaron que las muchas falencias o inconsistencias encontradas en el método, no permitía claridad, y por ende, fue muy difícil hacer una acertada aplicación de la metodología; por ejemplo, dicen que el modelo aplicado no previó el tratamiento diferencial, para la vivienda de interés social, también se presentaron quejas en el sentido de que el programa tiene en cuenta únicamente el ancho del frente, se le asigna mayor puntaje a un bloque de apartamentos de cuatro metros de frente, aunque, éste tenga varios pisos. Que no se definió con claridad las condiciones y características que debe tener el sector, por ejemplo, hay viviendas categorizadas en estrato 4, en barrios donde no existe calles pavimentadas, no tienen andenes peatonales, zonas verdes y otros elementos que deben hacer parte de las características del área territorial, esto para dar apenas tres ejemplos, de los muchos existentes y denunciados por los interesados.


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De facto, las disímiles informaciones se notaron inmediatamente, y, por supuesto, no se podía esperar menos, ya que se trazaron los derroteros de acción con informaciones nimias y sesgadas, donde el punto preponderante fue la dimensión del frente de la casa, cumpliendo ésta, un papel determinante para su categorización, corroborando una vez más, la anomia reinante en las administraciones de algunos de los entes gubernamentales, donde se nota la negligencia de los pusilánimes servidores públicos, que algunos no saben para qué fueron nombrados, o sencillamente no saben que es lo que están haciendo en el puesto que ocupan.

Pero, en todo este rifirrafe, los verdaderos perjudicados fueron los propietarios de inmuebles de estratos bajos, el asalariado, el de a pie, el colombiano que tiene que lucharla de sol a sol, para sobrevivir en un mundo de ventajosos, de desigualdades, de injusticia social, donde sobresale y sobrevive el tramposo, “la abeja” como dice el dicho popular, muchos debieron soportar con resignación ajustes brutales en la valorización de sus predios, que luego se vio reflejado en los recibos del impuesto predial y por ende, igual sucedió con las tarifas de los servicios públicos domiciliarios, y para completar, las reformas del gobierno, siempre tienden a beneficiar a la clase social adinerada-.

Algunas instancias gubernamentales, les dan especial atención a los asuntos urgentes, que, a los importantes, nos hemos acostumbrado aceptar con mucha sumisión los yerros y exabruptos de muchas instituciones, que para salir del paso toman el camino más fácil y no importa que su determinación represente para el usuario, un exponencial detrimento de su patrimonio económico. Nos hemos acostumbrado a consentir y no disentir de los atropellos y de las determinaciones ominosas, especialmente, con lo que tiene que ver con las tarifas abusivas e indolentes y el pésimo desempeño de las Empresas de Servicios Públicos Domiciliarios.

En algunas ocasiones se planteó la posibilidad de que el proceso se efectuara mediante la auto estratificación, debido a la imposibilidad de que los funciones municipales fueran de casa en casa, para efectuar la estratificación, teniendo en cuenta que nadie más que el dueño o los ocupantes de una residencia, estarían en capacidad de ubicar el estrato que le correspondía. Aunque al inicio, la propuesta no fue mal vista, tampoco al final, fue aceptada, primó la desconfianza por parte de los servidores públicos coordinadores del proyecto. De todas maneras, se descartaron otras alternativas, que podría mostrar resultados más claros, justos y precisos, pero, esto implicaba realizar trabajos extensos, costosos y dispendiosos.


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Para esto, algo tan importante y fundamental, no hubo recursos, como tampoco la disposición de trabajo por parte de los responsables.

Si se equivocan los que saben, con mayor razón, sucederá con los que están aprendiendo.


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