John Elvis Vera Suarez
Primero: Mientras la salud publica sigue agravándose, el personal médico del hospital La Misericordia de Calarcá, acude a la renuncia masiva para presionar el pago de salarios y prestaciones. Han llegado a un acuerdo con la gerencia del mismo, solo falta que esta cumpla con los compromisos y no siga desatendiendo inmisericordemente el reclamo de los legítimos derechos de quienes en reiteradas ocasiones con esfuerzos sobrehumanos atienden las dolencias de quienes acuden al centro hospitalario.
Es hora de conocer la realidad laborar del personal médico del Departamento. Conocer el diagnostico que conlleve a la búsqueda de soluciones para garantizar el bienestar pleno de la población.
Segundo: La expansión de los monocultivos, siempre pensados y ejecutados como agro-negocios para la exportación, no buscan resolver la falta de seguridad y soberanía alimentaria de las poblaciones locales en nuestros territorios.
La compra de grandes extensiones, de miles de hectáreas, por parte de las aguacateras, ha conducido a un nuevos conflictos socio-ambientales. Acaparamiento y extranjerización de la tierra. Desplazamiento de pequeños productores y familias campesinas tradicionales. Encerramiento de vías que a través de los años les habían permitido o facilitado a dichos pobladores su movilidad natural y el transporte de sus productos a los centros urbanos. Desaparición de escuelas por falta de estudiantado ante el despoblamiento rural. Desforestación de la zona alta andina,Reserva Forestal de la Cordillera Central.Deterioro de las aguas de ríos y quebradas que abastecen a los acueductos veredales y municipales, por el uso de agrotóxicos para la atención de estos monocultivos.
Tercero: Se anuncia con alharaca la doble-calzada Calarcá-Cartago. Se habla de una inversión mayor a los 250.000 millones de pesos para inicios de su pronta ejecución, según lo anunciado para este mismo año. Con ello se promete seguir conectando al Quindío y su vecindad a la ampliación de la red nacional vial terrestre. Lo primero que debemos recordar es que las obras de infraestructura en nuestro país por improvisación, falta de planeación y con corruptela añadida siempre demoran muchos años más de lo prometido inicialmente. Un ejemplo es la doble-calzada Ibagué-Armenia con los respectivos túneles en la Línea y viaductos a través de toda la vía.
Lo otro a resaltar es que la infraestructura vial que se ha ido montando en la región solo conduce a la privatización de la misma, con sus respetivos peajes, que en Colombia ya van al menos 168, generando altos costos para la movilización de pasajeros y mercancías. Pero además de lo anterior debemos insistir que mientras se invierten grandes sumas en estas vías y se les entregan a monopolios privados, las llamadas vías terciarias, que son aquellas que comunican a centros poblados y veredas de nuestros municipios, se encuentran en total deterioro y abandono a pesar de tutelas interpuestas y con las cuales les han ordenado por vía judicial la atención de las mismas.