Por : Alexander Africano
Al respecto del nuevo uniforme de la Policía Nacional, hoy en Mocoa – Putumayo, se dió a conocer el mismo; más allá de los conceptos, como ciudadanos debemos admitir que nos falta demasiado para aproximarnos a nuestros «deberes», luego, partiendo de que son hombres y mujeres quienes conforman la Policía Nacional, vale la pena reconocer que partimos de una «humanidad» colectiva y que quienes hoy portan ese uniforme ( sin importar el color) son fruto de la misma sociedad.
Plasmo mi concepto en virtud de que si bien a muchos no les gusta el cambio de uniforme, es necesario hacer reflexiones propositivas a una Institución que puede ser la única que está 24 hora en la calle y que su mejor acción es que se ha convertido en el «puente» comunicador entre la sociedad y el estado.
Por eso, es prudente admitir que la Policía Nacional de Colombia es una Institución centenaria que, debido a la complejidad de un entorno cambiante, ha estado a la vanguardia de otros cuerpos de policía del mundo, mediante la consolidación de su doctrina, filosofía y naturaleza civil, que le ha permitido su reconocimiento como ciencia y profesión, además de su posicionamiento, a través de un servicio en función de las múltiples demandas relacionadas con la convivencia y seguridad ciudadana, a lo largo de la historia moderna del país.
Esta institución eminentemente civil, centra su labor para el siglo XXI en la eficacia que logre el policía, partiendo de su presentación personal, su conocimiento e interpretación del desarrollo social para contextualizar su función en campañas de prevención y educación, en un ambiente de respeto, prudencia, fortaleza y templanza ante las dificultades y los éxitos obtenidos.
El nuevo policía debe sostener excelentes relaciones humanas, y esta obligado a brindar su mano en señal de cooperación como un instrumento para la paz del país; es hora de dejar tanta arrogancia y prepotencia, máxime cuando en estos tiempos de incertidumbre lo que la gente quiere es la «proximidad del Policía» si perder su autoridad.
Como ciudadanos todos esperamos que una Institución con 130 años de historia, se convierta en una Policía mas cercana al ciudadano; que paulatinamente vayan dejando esa «doble moral» en todos los niveles y que se conviertan en hombres y mujeres con vocación de servicio ( de servir) no de serviles.
Respecto del color azul ( que simboliza la tranquilidad y la madurez, entre otros), es imperativo la nueva estrategia que profundiza los derechos humanos, tengamos una Policía mas «Humana», solo con ese cambio sería el comienzo de lo que la mayoría queremos y deseamos de la Policía Nacional de Colombia. Una institución, con la madurez suficiente para comprender que es hora de renovar muchos aspectos y de demostrar que en verdad cuenta con valores y principios éticos, que muy seguramente son la mayoría.