Un Triunfo Ciudadano

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John Elvis Vera Suarez

Por : John Elvis Vera Suarez

Dolorosas y criminales las cifras de violación de los Derechos Humanos que se han presentado en torno a la protesta social desde el 28 de abril, día de inicio del Paro Nacional, hasta hoy en día. Estas han mostrado un Régimen antidemocrático y represor, ajeno a los reclamos ciudadanos y presto a implementar políticas en contra del bienestar de las mayorías que no ha escatimado esfuerzos en querer acallar al pueblo a punta de bala y muertes.

Un mes de movilizaciones multitudinarias, un mes donde los más sentidos reclamos populares han salido a flote a pesar de la negación, sordera e indolencia del gobierno nacional. Porque además de los objetivos de la protesta nacional, por igual en cada región, departamento o localidad, las comunidades han expresado sus propios requerimientos y necesidades más sentidas. Las falencias son tan múltiples como diverso es nuestro país.

Porque si bien la mecha que incendió la pradera fue la pretendida Reforma Tributaria, seguidamente volvieron aflorar las exigencias que desde hace un tiempo vienen reclamando los diferentes sectores sociales y no han sido resueltas por el Estado. Estas van desde el derecho a una educación gratuita y de calidad, a una renta básica universal, el derecho al empleo, a la vivienda, por la tierra campesina y la de los pueblos originarios, contra la usura de los bancos, contra los peajes, contra la megaminería, contra la corrupción, por el derecho a la diferencia, por una vida digna y hasta por la propia existencia, etc.


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Sobre hasta donde se llegará o que seguirá en adelante, se podrá especular, se podrá ser triunfalista o por el contrario ver todo negativo, o inclusive como tercera opción pensar que todo seguirá igual y que nada ha valido la pena. Lo cierto es que, hasta el momento, la protesta social ha tumbado la tributaria y la otra reforma que según los estudiosos agravaría la crisis del ya deteriorado derecho a la salud.

Pero más allá de estos logros, habrá unos menos tangibles o pasajeras y que en el tiempo podrán difuminarse, como son los gérmenes de organización y resistencia popular que se han expresado a través de las ollas comunitarias, las guardias indígenas, las llamadas primeras líneas, madres cuidadoras, las redes solidarias de abastecimiento, las mismas expresiones artísticas y demás. La juventud ha vuelto a su combatividad por el cambio y al menos demagógicamente se dice desde el gobierno que se les quiere escuchar.

La movilización social por mejores y más justas condiciones de vida, donde la participación ha sido mucho más amplia de lo que quiere reconocer el Régimen actual, ha abierto por igual las puertas para que el camino emprendido en busca de los cambios que requiere el país para disminuir la profunda desigualdad socio-económica y construir una paz duradera y sostenible con una verdadera democracia participativa, pueda ser una realidad.


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