La opinión y el pensamiento no están en cuarentena

Publimayo

Agustín Ordoñez G.

Por : Agustín Ordoñez

En parte pueden tener razón quienes expresan que en momentos tan difíciles como este hay que dejara un lado las diferencias políticas e ideológicas, que a veces exacerban los ánimos y las palabras. Es normal que en situaciones como esta aflore más el sentido religioso, espiritual y de oración de la gente, muchos lo hacemos y lo respetamos como sagrado para las personas. Pero en lo que no hay razón ni verdad es que se quiera colocar una mordaza a la opinión y se someta al escarnio público todo pensamiento divergente, aquel que no traga entero cuanta decisión se toma, se demora en tomar o se deja de tomar.

Aun siendo tan difícil e incierto lo que vivimos y sentimos, no es momento de solo callar y orar. Lo que está sucediendo exige leer con atención y tratar de entender esta dura lección que la naturaleza, el mundo y la vida, nos enseñan. Hacerlo no es solo la opción libre sino una obligación para cada persona en el mundo. Esa lectura debe conllevar la reflexión y el análisis crítico sobre el planeta, sobre el país, sobre uno mismo y sobre los demás, para entender y confrontar objetivamente la forma como se están dirigiendo el mundo y el país, este último con sus entidades territoriales.

En cualquier tiempo, lugar y circunstancia que vivamos, incluso en este momento, y quizá más ahora,las expresiones y opiniones de personas que analizan la historia y el momento actual, son perfectamente normales y forman parte del derecho a la libre expresión y participación, que en nuestro caso consagran la Constitución y la Ley. Todo esto en el marco del respeto por la diferencia, el análisis serio y el fundamento legal y ético, que le dan objetividad al pensamiento.


Publimayo

En este sentido, no se puede pretender quesololas expresiones y opiniones místicas yen favor del sistema y los gobiernos de turno, son en este momento lasúnicas aceptables y plausiblesy que las que se salen de esta línea encarnan el odio y el deseo de que los dirigentes se equivoquen, algo absurdo en un momento como este en el que todos dependemos de todos.

Si dejamos pasar esta crisis, este momento y la forma como se manejan, sin pensar, sin analizar, sin opinar, sin debatir y sin escuchar, habremos perdido una gran oportunidad de aprender y mejorar en todos los sentidos. Ha sido precisamente el miedo, como el que sentimos y vivimos ahora, uno de los factores que nos han llevado a creer que todo lo que hacen y dicen quienes dirigen y toman las decisiones está bien, porque ellos o sus defensores así lo sentencian. El tiempo nos ha recriminado y cobrado bien caro el silencio y la pasividad con que hemos actuado.

A nivel mundial, el tiempo y lo que está sucediendo le están dando la razón a quienes han defendido el ideal de que la acumulación de capitales para satisfacer la avaricia de unos pocos, no puede estar por encima de los derechos de los ciudadanos de cada país de la tierra. Como dijo el Papa Francisco: “…codiciosos de ganancias nos hemos dejado absorber por lo material…no nos hemos despertado ante yerros e injusticias planetarias…no hemos escuchado el grito de los pobres y de nuestro planeta gravemente enfermo…” El tiempo y los hechos reivindican a quienes proclaman la búsqueda de la paz y el respeto a los derechos humanos y sociales de las personas. A quienes defienden que la salud y la educación son la base fundamental del progreso de los pueblos y países. A quienes promulgan que los libros y las palabras son más importantes que las armas y las balas. A quienes en medio de esta crisis manifiestan que la gente debe estar por encima de los cálculos en favor de los imperios económicos y el sector financiero.

En el ámbito nacional es común señalar como “oportunismo político” toda opinión que se atreva a considerar tardías, desacertadas o inapropiadas algunas decisiones frente a la pandemia. No olvidemos que estas decisiones, aún en medio de esta crisis, son decisiones políticas, tomadas por políticos que deben aplican políticas apropiadas para afrontar la situación. Esta connotación de las decisiones hace que nos incumba a todos y sean susceptibles del análisis y opinión, a favor o contra.


Publimayo

Con relación a algunas de estas decisiones o la demora en tomarlas, no solo la oposición ha expresado diferencias o rechazo. En su momento lo hicieron también reconocidos medios y periodistas que en otras situaciones han estado a favor del gobierno. Lo han expresado congresistas de la coalición de gobierno. Lo han manifestado principalmente alcaldes y gobernadores, casi todos pertenecientes a los partidos de gobierno,que han tenido que tomar medidas que el gobierno nacional dudo y se demoró en aplicar y que lo obligaron a actuar. Lo han hecho también muchos ciudadanos que en su momento apoyaron la elección del actual gobierno. Y lo han hecho de diferentes maneras y con términos por momentos más duros que los de la misma oposición.

Debe ser claro que no toda expresión en las redes sociales en contra del gobierno representa a la oposición, y menos los insultos, así como no todo insulto en contra de los dirigentes de la oposición representa al gobierno. La oposición, las organizaciones sociales y sindicales tienen sus representantes y son ellos, sus expresiones, sus opiniones, siempre fundamentadas en las normas y el sentido común, los que representan el sentir de quienes tienen el derecho a discrepar.

Nadie ha hablado de implantar un nuevo sistema o modelo, todos hemos expresado la necesidad de que el modelo sea más social, más humano, aplicando el precepto constitucional que somos un Estado SOCIAL de Derecho, y lo social, diferente a socialismo, es simplemente pensar en la gente.

Termino citando el inicio del Editorial del periódico The Washington Post, del 25 de marzo de 2020, titulado “O MUERE EL CAPITALISMO SALVAJE O MUERE LA CIVILIZACIÓN HUMANA”, “Empezare aclarando que no soy comunista; los reaccionarios, ultraconservadores le tienen mucho terror a estos títulos; y casi siempre ante la falta de argumentos sólidos, terminan repitiendo y adjudicándonos calificativos que solo han escuchado, pero que en la mayoría de los casos, desconocen su significado. Soy un Demócrata con ideas Republicanas”


Publimayo