La urna de cristal de la ingeniería de petróleos

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Carlos Leal Niño
Presidente de la Junta Directiva de Acipet

Los momentos coyunturales que vive la industria petrolera en el país impactan el ejercicio de la ingeniería de petróleos. Uno es la llamada reactivación de la industria, en donde de manera lenta se evidencia alguna mejoría en las oportunidades de trabajo para los profesionales.

A esto hay que agregar la competencia de profesionales foráneos quienes, al igual que en otras actividades económicas del país, aceptan ocupar cargos con retribuciones muy bajas, lo cual causa grave deterioro a la competitividad y genera la pérdida del recurso humano, que prefiere ir a otros sectores, migrar a otros países o peor aún, entran a engrosar la fila de desempleados o de la informalidad, lo cual se ha venido reflejando en las estadísticas del Dane con cifras de desocupados que rayan en el 11% actualmente.

Otro momento coyuntural lo constituye la generalizada animadversión, que ha sido azuzada por movimientos ambientalistas extremistas, usando como estandarte la actividad del “fracking” sobre la cual vaticinan tragedias ambientales y a la salud publica consecuencias apocalípticas. Todo esto exacerbado por el poco beneficio que ven las comunidades de las áreas de influencia de la actividad extractiva, en el desarrollo sostenible de su entorno.

Con todo lo anterior, y a pesar de los mensajes de optimismo que se lanzan sobre el estatus de la industria, se estima que hoy día existe aún más de un 35% de profesionales de la ingeniería de petróleos en Colombia que no están laborando en la profesión.
Pero a pesar de este panorama poco alentador, los profesionales le estamos apostando a seguir aportándole al país mediante la preparación de ingenieros idóneos con competencias técnicas, administrativas y humanas, que respondan a las necesidades de la industria. Es por esta razón que, el Consejo Profesional de Ingeniería de Petróleos- CPIP y la Asociación Colombiana de Ingenieros de Petróleos- ACIPET desarrollan actualmente un proyecto de evaluación de competencias de la profesión, que permitirá definir el perfil del ingeniero que la industria energética requiere de cara al futuro del sector.


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Los petroleros somos muchas veces tildados como carentes de principios éticos, como si no nos importara el medio ambiente y las comunidades. Sin embargo, para nosotros los principios de la ingeniería están claramente definidos en cuanto a la responsabilidad, la verdad y la integridad. La profesión del ingeniero de petróleos está regida por la Ley 20 de 1984 y la Ley 842 de 2003, en donde se establecen los parámetros para aplicarla de la manera más correcta posible, conservando la ética como principio rector y privilegiando siempre un medio ambiente sano, seguro y sostenible.

Sin embargo, todo sería “letra muerta” si no se reflejan estos principios en nuestro proceder diario. En ese sentido, el llamado es a reivindicar nuestro oficio a través de la Responsabilidad Social Individual (RSI). Debemos reflexionar: ¿cuál es nuestra contribución a la industria y a la sociedad?

Nos corresponde dar un parte de tranquilidad a la sociedad, demostrando que los ingenieros de petróleos siempre actuamos éticamente en la emisión veraz de conceptos, sobre la conveniencia o no de las operaciones petroleras aplicando la noción de la urna de cristal, en donde todas las actividades deben ser transparentes y la información accesible a todos los públicos de interés.
Desde Acipet, nuestra invitación es a trabajar en una relación de confianza en el país y con las comunidades. La ética debe ser el valor principal en el ejercicio de la ingeniería de petróleos, porque que constituye el pilar básico hacia una sociedad libre de corrupción, que propenda por el manejo responsable de los recursos, de modo que permitan a la comunidad confiar en las instituciones de gobierno y en la industria.

Carlos Alberto Leal Niño
Presidente de la Junta Directiva de Acipet


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