Menos sentimientos, más ideología

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Por : Guillermo Rivera Florez

Hace 17 años, cuando empezaba mi primera aventura electoral, visité a un patriarca liberal de mi región que desafortunadamente ya se fue de este mundo. Conversamos un rato y luego de que aceptó apoyarme me dijo en tono paternal: “tenga presente que liberal como yo no ha parido madre”. Su expresión me recordó una frase del Expresidente Alfonso López Michelsen: “Ser liberal no es solo cuestión de ideales, sino también y en buena medida condición de sentimientos”.

No tengo certeza de lo que buscó significar López, pero quizás con esa frase pretendió dejar en evidencia que en gran medida el liberalismo Colombiano de los últimos 60 años es sobre todo un sentimiento heredado del antagonismo con el conservatismo. Algo similar debió ocurrir con el Conservatismo. Me explico: Si bien las dos fuerzas políticas tradicionales emularon con ideales opuestos durante el siglo XIX y en la primera mitad del siglo XX, luego del frente nacional se burocratizaron, se clientelizaron y matizaron sus diferencias ideológicas. Los liberales y los conservadores que nacieron durante o después del frente nacional fueron destinatarios de los relatos de sus padres referidos a la ardua lucha ideológica y militar que libraron durante décadas. He oído muchos testimonios de liberales que cuentan como sus padres les narraron la exclusión, y en ocasiones los vejámenes, de los que fueron objeto por parte de los Conservadores. Y estoy seguro que algo similar habrán narrado los padres de militancia conservadora a sus hijos, es decir la exclusión y la agresión física proveniente de los liberales. Por esa razón creo que al promedio de los militantes liberales y conservadores que hoy oscilan entre los 40 y los 80 años de edad los acompaña más un sentimiento que una convicción ideológica. Conozco a varios dirigentes “liberales” que se ponen la camisa roja y gritan a todo pulmón vivas al partido liberal pero cuando están al frente de los dilemas contemporáneos en materia de reconocimientos de derechos se ubican en una línea conservadora, o esconden la cabeza. Ya decía García Márquez en cien años de soledad que la diferencia entre liberales y conservadores era la hora en que unos y otros asistían a misa.

Hoy las cosas son a otro precio. La lucha ideológica ha vuelto a nacer y los sentimientos rojos y azules se quedaron en el pasado.


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El surgimiento del Uribismo, la firma del acuerdo de paz, el relevo generacional y la transformación tecnológica de las comunicaciones han contribuido, a mi modo de ver, a este resurgir de la lucha ideológica. Así las cosas, es posible identificar hoy tres grandes tendencias:

*La de Uribe que sacó del closet a quienes tienen convicciones de derecha. Se trata de la mayoría de los conservadores, la mayoría de la Uy algunos dirigentes que militaron en el liberalismo. Ellos lo acompañan con fervor. También lo hacen la mayoría de los grandes propietarios rurales y los nostálgicos del Estado confesional que existió con la Constitución de 1886 y que a nombre del Cristianismo promueven más miedos que fe. En las encuestas se puede observar que este espectro ideológico esta integrado en su mayoría por personas mayores de 40 años.

*Santos, por su parte, sin que exista Santismo, alineó en torno a la defensa del acuerdo de paz y a una narrativa civilista de reconocimiento de derechos a sectores de centro y de izquierda moderada.En este grupo están sectores de pensamiento liberal social demócrata y el empresariado que cree en la paz y en la defensa del Estado de derecho.

*Las fuerzas políticas alternativas que van desde el centro hasta la izquierda han conquistado un electorado urbano y joven que se identifica en la lucha contra la corrupción y en la defensa del derecho a un medio ambiente sano. Las encuestas dejan ver que los jóvenes están en su mayoría en este segmento político.


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Aunque distribuidos en varias organizaciones políticas, entre estos tres sectores del espectro ideológico se disputará en octubre el poder local y seguramente se disputará en el año 2022 el poder nacional.


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