El peligro latente de La Taruca

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Juan Carlos Espinosa Santacruz – Economista

Por: Juan Carlos Espinosa Santacruz. Economista.

Hace dos años, en la noche del 31 de Marzo el inmenso poder de la naturaleza desatado a través de la Quebrada Taruquita, Taruca y del Río Mulato, nos cogió a todos por sorpresa. Muy pocos habían dimensionado el gran peligro que asechaba a Mocoa; la confluencia de diversos factores naturales provocó la avenida torrencial que al encontrar tantas viviendas y personas a su paso generó la tragedia por todos conocida.

En el mes de Abril de 2017, movido por la curiosidad de entender y conocer de primera mano uno de los escenarios de la avenida torrencial, junto con mi amigo y compadre Oscar Riascos,subí a la parte alta de la Taruca. El recorrido comprendió desde la desembocadura de la Taruquita en San Antonio, hasta una gran cascada, trayecto que se sube en un tiempo aproximado de 2 a 2 horas y media y que tiene gran dificultad por la condiciones del trayecto.

Derrumbe de piedras

Me causó gran impresión el agreste paisaje que forma la Taruca, que baja por una especie de tobogán de fuerte pendiente, franqueado por laderas de arena, piedra y grandes rocas que fácilmente se desprenden, en constantes derrumbes de estos materiales y de vegetación. El curso de la quebrada tiene forma de V y es bastante estrecho en algunos tramos. En el trayecto se pueden identificar vestigios de deforestación y de cultivos como plátano y potreros en desuso, muestra de prácticas productivas inadecuadas para las condiciones del terreno y que genera  efectos nocivos para el funcionamiento de esta fuente hídrica.


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También fue sorprendente encontrar numerosos y grandes derrumbes e inmensos bloques de roca, en gran cantidad, que amenazan con desprenderse y bajar por ese tobogán con su poder destructivo sobre la ciudad de Mocoa, cuyos habitantesduermenen su indiferencia, sin percibir que varios de los factores que originaron la tragedia  de 2017, aún están presentes.

Bloque de gran tamaño

El miércoles 17 de abril de este año, en mitad de la Semana Santa, es decir dos años después de la primera visita, volví a subir a la parte alta de la Taruca con el mismo compañero. Ese recorrido se me hizo más largo. El ascenso lo hice en tres horas,  porque me detuve en muchas ocasiones a tomar fotografías y grabar videos y también porque pude comprobar que tenía menos estado físico que hace dos años y la dureza del recorrido me hizo pasar momentos difíciles.

Varias novedades pude constatar. Una de ellas, es que hay sensores instalados en algunas rocas sobre buena parte del recorrido de la Taruca, aunque creo que son insuficientes, pues no llegan hasta la cascada, ubicada a casi tres horas de San Antonio. Otra novedad es que se han acumulado más derrumbes de rocas, sedimentos y vegetación, que están llenando el cauce de la quebrada y finalmente que el flujo de agua de esta fuente se interrumpe en un lugar y deja de verse en la superficie, para aparecer por debajo de un derrumbe de rocas grandes a 80 metros aproximadamente, más abajo.

Al verificar la alta pendiente del recorrido, los numerosos derrumbes, la inestabilidad del terreno y la existencia de centenares de grandes bloques de piedra de más de 15 toneladas, que pueden adquirir velocidades superiores a los 45kms por hora, se comprende el inmenso riesgo en que se encuentra la ciudad de Mocoa y la urgencia de que se adelanten obras de mitigación en la parte alta de la Taruca. Por qué en la parte alta? Porque lo que hay que evitar es que las grandes piedras se desprendan y bajen por ese terrible tobogán, además, restarle energía a los que se logren desprenderse. Atrapar y detener estos grandes bloques en la parte alta es lo que puede salvar vidas ante una posible nueva avenida torrencial.


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Por lo anterior, no es concebible que los $250 mil millones que se anuncian como aporte del gobierno nacional para las obras de mitigación de Mocoa se inviertan en la parte baja, en un proyecto denominado Ejes Ambientales formulado por Corpoamazonia. Este proyecto tiene un alto componente de ornato y paisajismo, con hermosos senderos y lugares para el regocijo y descanso y algunos componentes de protección, que son funcionales siempre y cuando se hayan realizado primero las obras de mitigación en la parte alta. La prioridad no es adornar el paisaje, la prioridad es proteger la vida y el patrimonio de los habitantes de Mocoa. Es conveniente que se ejecute el proyecto de Ejes Ambientales, pero luego de construir las obras necesarias en la parte alta.

Bloque saliendo de la ladera

Sobre este tema estuve dialogando con el doctor Alexander Mejía Bustos, director general de Corpoamazonia, quien comparte la inquietud aquí planteada y señala que estas obras deben funcionar como un sistema articulado. Para mitigar el riesgo de avenida torrencial en la Quebrada La Taruca, no son suficientes las obras de la parte baja, deben realizarse primero o simultáneamente las obras de mitigación del riesgo en la parte alta. Son obras que deben complementarse, integrarse.

Es preocupante que en el proceso de reconstrucción de Mocoa se demore la toma de decisiones inteligentes y necesarias y se termine realizando la contratación apresurada e irresponsable de inversiones que no solucionan en forma efectiva los problemas.

Es increíble que se hayan gastado miles de millones de pesos en maquinaria para construir unos jarillones en material de río que en las siguientes crecientes fueron destruidos por la fuerza del agua. Es increíble que con $28  mil millones de pesos destinados para el acueducto de Mocoa no se haya resuelto el suministro de agua a la ciudad; buena parte de estos recursos se utilizaron para cambiar tubería de distribución urbana, que no era necesario cambiar, pero no se resolvió el problema de la fuente de captación y conducción de agua a la planta de tratamiento. Es increíble que pasados dos años de la tragedia no se haya construido ni siquiera una obra de mitigación.Es increíble que no se entienda que primero deben construirse las obras de mitigación en la parte alta de la Taruca y del Mulato. Es increíble que la gobernadora Sorrel Aroca y el Alcalde José Antonio Castro no estén trabajando en forma articulada para resolver los problemas más sensibles de la reconstrucción de Mocoa. Pero más increíble es la indiferencia y pasividad de los mocoanos que permitimos que estas cosas y otras que aquí no alcanzo a citar sucedan.

Quépasa con las autoridades a cargo de esta inversiones? Son incompetentes para tomar las mejores decisiones y para dirigir la ejecución de los proyectos? O han convertido la tragedia de Mocoa en la oportunidad de enriquecerse a costa del dolor de la comunidad? O ambas.?Es criminal lo que sucede en Mocoa. No se puede jugar con la vida y el dolor de los ciudadanos.

En la parte alta de la Taruca, a más de 1.000 metros sobre el nivel del mar,  aún están los grandes bloques de piedras, en las laderas y derrumbes sobre el cauce de la quebrada, listos como munición en espera de que se presenten otros factores para provocar otra tragedia. Mientras tanto abajo, en la ciudad, están las autoridades que solo ven el problema en fotos y drones, apresurando los contratos para financiar decisiones equivocadas y una comunidad que aún no despierta de un letargo de muchos años de conformismo e indiferencia.


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