La relación entre el conflicto armado y el medio ambiente es más cercana de lo que se piensa. La región amazónica, por ejemplo, evidencia que la salida de las Farc de los territorios donde tenían presencia histórica, ha tenido relación con el aumento de la deforestación en estas zonas. Así se ha observado en lugares comoSan Vigente del Caguán en Caquetá, el municipio con mayor número de alertas tempranas de deforestación en 2017 y uno de los enclaves de la confrontación, de las balas, bombas y muertes.
La cifra de hectáreas deforestadas pasó de 124.035 a 178.597 hectáreas del 2015 al 2016, es decir, creció 44%. La Amazonía es la que se llevó la peor parte. Según el monitoreo de bosques que hizo el Ministerio de Ambiente y el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam) en 2016, el arco de entrada al Amazonas, que comprende Meta, Guaviare, Caquetá, Putumayo concentró el 39% de la superficie deforestada en el país. Para 2017, estos departamentos concentraron el 70% del total de alertas tempranas que las Corporaciones Autónomas Regionales han presentado por casos de deforestación.
La entrada a la Amazonía (Meta, Guaviare, Caquetá y Putumayo) es precisamente el foco de atención para organizaciones internacionales como el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (Pnud) y el Fondo Global para el Medio Ambiente (Global Environmental Facility – GEF) para trabajar la reincorporación de exmiembros de las Farc y el desarrollo rural a la par de la protección del medio ambiente. Lo harán con el apoyo de otras entidades gubernamentales, internacionales y locales a través de tres proyectos reunidos bajo el nombre Amazonía Sostenible para la Paz.
Para Jimena Puyana, coordinadora del área de Desarrollo Sostenible del Pnud, la organización ejecutora del programa en los cuatro departamentos, las comunidades e instituciones locales son muy importantes para salvaguardar los bosques. Sin embargo, es importante identificar cuáles son las opciones productivas que generen oportunidades económicas sostenibles y que ayuden a prevenir la deforestación.
De esta forma explica el primer proyecto de Amazonía Sostenible para la Paz, el cual hace parte de una iniciativa regional que fomenta la sostenibilidad en los paisajes amazónicos de Perú y Brasil, y que en esas zonas está apoyada por el Banco Mundial. En Colombia se implementará el proyecto “Desarrollo rural integral bajo en carbono y con enfoque territorial para la construcción de paz” en San José del Guaviare, Puerto Leguizamo (Putumayo), y San Vicente del Caguán(Caquetá) con un diagnóstico de proyectos productivos sostenibles como la explotación responsable de madera y la siembra de frutos exóticos de estas regiones.
La inversión total para la implementación durante seis años será de $113 millones de dólares y espera beneficiar a cuatro mil familas en cerca de 80 mil hectáreas. Los aliados son el Ministerio de Ambiente y corporaciones regionales como Corpoamazonia y la Corporación para el Desarrollo Sostenible del Norte y el Oriente Amazónico (CDA).
El segundo proyecto, que inició en agosto del 2017, es “Ambientes para la paz, vida digna y reconciliación”. Es el primer programa de reincorporación del país con enfoque ambiental, ejecutado con el Ministerio de Ambiente, el Consejo Noruego de Refugiados y cooperativas de la FARC como Fucepaz y Ecomun.
El programa llegó a los Espacios Territoriales de Capacitación y Reincorporación (ETCR) de Playa Rica y Buenavista en el Meta, más la vereda La Julia, y Miravalle (Caquetá). Los excombatientes y habitantes locales se han capacitado en programas de formación técnica e iniciativas ambientales como ecoturismo y granjas autosostenibles.También han trabajado en la identificación de conflictos socioambientales como la deforestación y proyectos minero-energéticos que afecten el medio ambiente.
“Se decidió desde el comienzo, con la gente y con las Farc, que el programa tenía que tener un enfoque de reincorporación comunitaria y colectiva. Que los beneficios de la paz no sean solamente para antiguos miembros de la guerrilla, sino también para las organizaciones sociales. Por eso en este proyecto el 70% de los beneficiados son personas de la comunidad y el 30% son excombatientes”, puntualiza Jimena Puyana.
En cuanto al trabajo conjunto entre la gente y las Farc, Puyana afirma que ha visto receptividad en las sesiones de trabajo: “Vemos un trabajo conjunto muy bueno. Se dan discusiones duras porque hay muchas diferencias en temas técnicos, pero avanzan, y lo que yo veo es una oportunidad para la reconciliación”.
El último programa de Amazonía Sostenible para la paz es “Ciencia, tecnología e innovación en comunidades sostenibles para la paz”, respaldado por Colciencias. Se implementará en los mismos ETCR del segundo proyecto, con un presupuesto de $8 mil millones de pesos.
La meta es mejorar la calidad de vida de aproximadamente 3.800 personas, entre locales y excombatientes también, mediante energías renovables y limpias, sistemas alternativos de almacenamiento y tratamiento de agua y el desarrollo productivo sostenible para la economía campesina. Para esto, serán invitados a participar ONG’s, centros de investigación, universidades y empresas que compartan saberes y desarrollen estas ideas.
Con este amplio proyecto por la Amazonía se quiere permitir no solo el avance del país en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), sino también apoyar el punto 1 del Acuerdo Final con las Farc, sobre Reforma Rural Integral y el punto 3, sobre reincorporación. En principio se va a reforzar el trabajo en estos departamentos y ETCR. De acuerdo con su éxito y sostenibilidad la iniciativa se llevará más adelante a otros espacios de agrupamiento de las Farc, según lo afirma la coordinadora del Pnud.
Tomado de : ElEspectador