Enemistades Saldadas

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Por: JESUS ERNESTO ANACONA DELGADO

Antes de la avenida torrencial del 31 de marzo de 2017, Mercedes miró a su vecino Antonio con el mismo desprecio de las últimas dos décadas. Antonio, gustaba de la música mundana para beber cerveza, departir con sus amigos,entre tanto,Mercedes no podía concentrarse en las melodías cristianas de Alex Campos; ella, una mujer ultra cristiana, no concebía como vecino una persona tan desagradable que ofendía a Dios con su comportamiento lascivo; Mercedes, no desaprovechaba para poner en conocimiento su inconformismo, mientras que Antonio, conocedor de no ser de su agrado, y saber que ella decía odiarlo, aquel hombre de estatura baja, rasgos mestizos, simplemente la ignoraba como algo que se desconoce: naturalmente y sin rencores.

Mural de la I.E. PIO XII

Aquella mujer vivía totalmente segura de sus creencias, no era fanática, simplemente una excelente alumna; Antonio ni siquiera debía molestarse en solicitar su absolución, lo rechazaría inequívocamente; al anochecer del 31 de marzo  de 2017, la vida pondría a prueba que tan poderoso es el odio y que tan vulnerable el amor… tanto la vivienda de Mercedes y Antonio fueron azotadas por la avenida torrencial, ambas ubicadas al margen de la quebrada la Taruca, toda la ciudad fue sorprendida por una fuerza descomunal destructiva e inclemente; Mercedes como pudo, se aferró a una columna de su casa; Antonio fue arrastrado hacia el exterior, ahora uno y otro resistían la misma situación, a merced de la muerte, luchando con una fuerza superior a ellos; la vida los puso en el mismo escenario, estaba a punto de aleccionar a uno y transformara otro.

Mural de la I.E. PIO XII

En medio de la oscuridad Antonio salió como pudo de la fuerza descomunal de las aguas de la avenida torrencial,a tientas, adivinando la ubicación, respirando sorbos fétidos de barro y agua turbia; agitado, cansado casi sin aire, percibió el alrededor, escuchando un grito inequívoco de auxilio, su vecina, su más acérrima detractora, estaba luchando por su vida, sola, sin nada más que la fuerza de sus débiles brazos y piernas de longeva mujer.


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Antonio, respiro profundamente, se santiguo rápidamente, emprendiendo un camino de retorno inexistente, solamente su voluntad de hierro le permitió luchar contra una corriente de agua que le llegaba a la cintura y lo golpeaba con toda clase de objetos, palos, piedras, latón, pedazos de algo, trozos de aquello, era un riachuelo convertido en una licuadora gigante, Antonio era consciente de ello, pues al ser arrastrado por la corriente, rápidamente haría parte de esa marmaja de pedacitos de un todo, su vida estaba en peligro al igual Mercedes, quien elevaba sus últimas plegarias al todo poderoso…el susurro de las oraciones en sus labios se confundía con el temblor del miedo y el frío, exhausta, resignada a morir, ya nada le importaba, dejo de gritar,solamente esperaba ser devorada por la avenida torrencial.

Mural de la I.E. PIO XII

Al llegar a la casa de Mercedes, Antonio se sostuvo de los antepechos de las ventanas, reconoció la entrada frontal, – ole, donde esta? – Fueron sus palabras, y Mercedes contesto, – aquí, aquí!– e inmediatamente fue ubicada por su acérrimo enemigo, quien sostuvo sus brazos, ubicándolos por su cuello, comenzando nuevamente una travesía contra una corriente de agua que les llegaba a la cintura,golpeándolos con toda clase de objetos, palos, piedras, latón, pedazos de algo, trozos de aquello, era un riachuelo convertido en una licuadora gigante, eran conscientes de ello, pues al ser arrastrados por la corriente, rápidamente harían parte de esa marmaja de pedacitos de un todo, sus vidas estaban en peligro! – era la segunda vez que vivían aquel momento, como un desafortunado Déjà vu.

Mural de la I.E. PIO XII

En medio del caos, Antonio buscaba un lugar seguro para Mercedes, la sostuvo para que caminara, pero sus piernas estaban tan golpeadas y ella tan débil, que la cargo en sus brazos, la llevo hasta un barrio contiguo; la quebrada “Taruca”, un insignificante riachuelo, con su velocidad destructiva y pestilente, no solamente arrasaba con lo material encontrado a su paso sino también con los rencores, los odios y los desacuerdos, aquella noche todos eran iguales, eran hermanos, eran vecinos, eran héroes, eran víctimas, ya no importo nada, ni la religión, ni la política, ni las discusiones por desacuerdos de convivencia, lo único que interesó realmente fue ayudar, dar todo sin recibir nada, la verdadera hermandad…un mundo perfecto en un instante profundamente triste, caótico.

Antonio dejó a Mercedes en un lugar a salvo e instintivamente regreso  para seguir ayudando y buscando familiares, amigos, todo cuanto pudo, la vida le había asignado una tarea sorpresiva, fue un momento en que dio todo lo que pudo dar, no soltó lágrimas, no se quejó, no dijo absolutamente nada, solamente los primeros rayos de sol le recordaron que debía estar cansado, tenía sed, tenía hambre, debía revisar sus heridas en las piernas, brazos y dorso del cuerpo, entonces doblo sus piernas y sentado se dio cuenta que había hecho lo que jamás se había imaginado, no era consciente de su tremendo cansancio, busco agua, comió algo, se dirigió hacia su casa para rescatar lo que pudiese ser reparado, aquella fuerza que se apodero de su ser se había ido, ahora debía nuevamente ser el Antonio común, debía pedir ayuda, sufrir la calamidad.


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Mercedes sigue devota a Dios, Antonio sufre dolores fantasmales en su ser;algunas personas dicen que Mercedes siente una gratitud nostálgica por Antonio, otras que por instantes fugaces, Antonio se transforma en un sobrehumano; los he visto: a Mercedes se le nota abrumada por el terror de sus recuerdos, Antonio es un individuo enigmático, como los super héroes, una identidad escondida tras la simpleza de lo que permiten conozcamos.

Actualmente, mirando los atardeceres nublados, sombríos de nuestra natal Mocoa, pareciera que el espíritu del mundo rodease toda la población, como algún precedente a futuro acontecimiento o como un recordatorio a lo sucedido en marzo de 2017, no se sabe con claridad, lo cierto es que las mañanas, tardes, noches, ya no son iguales, tienden a ser disímiles, cargadas con aromas indiscutibles de una tristeza advertida; las montañas siempre ocultas tras un velo blanco de nubes opacas, el aire cargado de incertidumbre, un sol resplandeciente desconocido; la transparencia de los días y el firmamento nítido de estrellas, ahora son un recuerdo; la naturaleza nos habla en su lenguaje y nosotros seguimos nuestro inexorable descenso; continuamos sin saldar nuestra enemistad con la pacha mama.

Mocoa-Putumayo, 15 de Febrero de 2018


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