(EFE).- La labor científica y etnográfica de los misioneros capuchinos catalanes en la Amazonía, donde documentaron 90 lenguas indígenas y descubrieron otras doce, se plasma en la exposición «Catazònia», que se ha inaugurado esta tarde en el Museo de las Culturas del Mundo de Barcelona.
La exposición, que permanecerá abierta al publico hasta el 24 de junio, hace una aproximación, a través de la memoria de los objetos, a la artesanía de los indios Tikuna, el grupo indígena más numeroso de la selva amazónica.
La muestra presenta una selección de pinturas de animales de la selva y escenas de la vida cotidiana plasmadas sobre una fibra vegetal llamada ‘yanchama’, tejida por la propia naturaleza, y que los Tikuna colorean con zumos de fruta, lodos fluviales y carbón.
El conjunto de yanchames y otros objetos que se exponen en «Catazònia» forman parte del fondo del Museo Etnográfico Misional «Andino-Amazónico» de los capuchinos de Barcelona, que conserva una importante colección proveniente de las misiones establecidas en la Amazonía a finales del siglo XIX.
Según han resaltado los organizadores de la muestra, estas misiones fueron promovidas por el Gobierno colombiano coincidiendo con la primera fiebre del caucho (1879-1912), que provocó la explotación masiva de este material en la Amazonía colombiana.
Allí, las compañías de caucho convirtieron a los habitantes de la selva en mano de obra esclavista, pero a partir del Concordato firmado en 1887 entre la Santa Sede y la República de Colombia, se programaron nuevas implantaciones misioneras para incorporar a los indígenas a la vida social a través de las llamadas «reducciones», es decir, asentamientos estables de población que los misioneros protegieron de los abusos de los productores de caucho.
La Santa Sede creó en 1904 la primera prefectura apostólica, primero en las cuencas de los ríos Caquetá y Putumayo y más tarde en el Amazonas, bajo el mando de los capuchinos catalanes.
Según la congregación capuchina, estos misioneros asumieron, casi, el papel de gobernadores, y crearon nuevas poblaciones, construyeron parroquias y escuelas, abrieron caminos y defendieron los derechos de los indígenas ante la opresión de los colonos y las prácticas esclavistas de los caucheros.
Capuchinos catalanes como Fidel de Montclar, Gaspar de Pinell, Estanislau de les Corts o Marcel·lí de Castellví promovieron nuevos métodos de evangelización basados, por primera vez, en el valor del territorio y la idiosincrasia y la cultura de los indígenas.
Estos misioneros capuchinos se insertaron en la cultura autóctona y promovieron los primeros estudios geográficos, etnográficos, arqueológicos y lingüísticos de nivel científico.
La exposición destaca la labor del misionero capuchino Marcel·lí de Castellví de la Marca, quien, en 1933, fundó el CILEAC-Centro de Investigaciones Científicas y Etnográficas de la Amazonía Colombiana, que elaboró los primeros estudios etnolingüísticos.
El CILEAC estudió unas 90 lenguas indígenas de la Amazonía -el mismo Castellví descubrió una docena que eran desconocidas- y contó con un catálogo de unas 80.000 fichas lingüísticas.
Castellví fue una autoridad científica de renombre mundial y participó en congresos internacionales, donde el misionero catalán defendió la lengua Tinigua y el idioma de los indios witoto, además de la música popular y otras tradiciones indígenas.
Este legado es el que se muestra, coincidiendo con los 525 años de las relaciones Cataluña-América y Amazonía-Cataluña (1492 a 2017), en la exposición «Catazònia», que quiere ser también, según la congregación capuchina, «un homenaje a los capuchinos misioneros que quedaron cautivados por el embrujo de la cultura amazónica». EFE
Fuente : LaVanguardia