“Necesitamos que la paz venga cargada de beneficios para la región”

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En el cuarto conversatorio con alcaldes de diferentes departamentos del país, realizado por el proyecto Gobernantes & Posconflicto, de Revista Semana, mandatarios de Putumayo, Quindío, Caquetá y Antioquia expresaron su preocupación porque el país no esté lo suficientemente preparado para iniciar el posconflicto.

Los alcaldes coincidieron en que la construcción de una paz sostenible depende de una mayor inversión en las regiones y que se trabaje por superar las desigualdades sociales y alcanzar una verdadera inclusión de todas las comunidades. Si no se avanza en este propósito hay un gran riesgo de que se reactive la violencia, de diferentes formas y diferentes grupos ilegales.

Como lo manifestaron los alcaldes de las regiones pacífico, caribe y centro-oriente, en los anteriores conversatorios, esta debe ser una oportunidad para superar el centralismo y construir desarrollo desde los territorios, con la participación de las comunidades, que son las que conocen sus reales necesidades.


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“El Gobierno Nacional se contradice todo el tiempo. Tiene que volverse serio y generarnos confianza. Tenemos que demostrar que la guerra no paga porque el Gobierno Nacional brinda la atención suficiente a los derechos. El campesino necesita es calidad de vida”, manifestó Andrés Campuzano, alcalde de Genova (Quindío).

Campuzano propuso hacer un gran conversatorio en el que participen las principales autoridades nacionales, para que conozcan de primera mano lo que ocurre en los municipios, porque es una realidad distante para ellos.

“Si queremos la paz tenemos que prepararnos para ella. Necesitamos brindar nuevas oportunidades: en vías terciarias, educación, el sistema de salud, empleo”, agregó la alcaldesa de Calarcá (Quindío), Jenny Trujillo.

Gustavo Tobón, alcalde de Segovia (Antioquia), manifestó que su municipio, a pesar de ser uno de los que ha sufrido los mayores horrores del conflicto en Colombia (una masacre de más de 40 personas en el casco urbano de la población, y una explosión que incineró vivos a una buena parte de los habitantes de la vereda de Machuca), es también uno de los que está dispuesto a trabajar con más esperanza por la paz.


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“Cuando uno vive lo peor tiene más esperanza. No podemos permitir que un episodio como el de Machuca, en el que fueron incineradas vivas 45 personas se vuelva a repetir”, señaló.

Los alcaldes, en especial los de aquellos municipios en los que la presencia del Estado ha sido muy poca, tienen una gran preocupación porque no ven de dónde van a salir los recursos para lo que se plantea en el acuerdo de paz.

Luis Francisco Vargas, alcalde de Cartagena del Chairá, se preguntó qué va a pasar con los recursos que ya no tendrán que utilizarse para perseguir a las FARC, y si verdaderamente terminarán destinándose a la inversión social.

“Yo veo un estado débil para afrontar el posconflicto. ¿Cómo hacen unos diálogos si no tienen plata para responder por ellos? Yo tengo muchas dudas sobre el Sí, porque si no se le cumple a la gente va a ser catastrófico. No es solo firmar es recomponer”, afirmó.

Sandra Lozada y Liliana Cuéllar, alcaldesas de Doncello y Paujil, también en Caquetá, son igualmente críticas frente a lo que viene.

“Hablar de paz es hablar de vivienda digna, de oportunidad, de equidad. En Caquetá el territorio es más grande que el Estado, eso hizo que la insurgencia cumpliera las veces de Estado. Es tiempo de que el Gobierno entre, intervenga de manera legítima. No hay autonomía territorial. Hay que hacer una lectura diferente. Sentimos abandono del Gobierno”, expresó Lozada.

“En este caso la problemática es económica. Llevamos meses tratando de abrir puertas en Bogotá y es muy difícil. Nos cambian las reglas del juego, nuestras regalías son mínimas, no podemos mostrar gestión, aunque para eso fuimos elegidos. Tenemos que apoyar las políticas del Gobierno central, a los gobernadores, ¿pero a nosotros quién nos apoya? Siento mucha frustración”, agregó Cuéllar.

Rodrigo Rivera, alcalde de Puerto Limón (Putumayo) advirtió además sobre los riesgos de que los espacios que van a dejar las FARC los llenen otros grupos ilegales si no hay una intervención oportuna de las entidades del Estado.

“Esperamos que la paz venga cargada de beneficios para la región, pero ya vemos a grupos organizados arribando a nuestros territorios. Grupos que no habíamos visto. Entonces acá no se acaba la guerra. Nuestro riesgo es inminente. Si no hay oportunidades igualitarias vamos a seguir en la misma situación”, dijo.


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