Glifosato en la frontera

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457390_164255_1Por Julio Londoño Paredes (*)

El  31 de Marzo del 2008, un mes después del ataque por un destacamento de las fuerzas armadas de nuestro país contra un campamento de las FARC en  Internacional de Justicia por las aspersiones aéreas realizadas en los departamentos de Nariño y Putumayo a cultivos ilícitos localizados en cercanías de la frontera común.

El Ecuador alegó que la mezcla utilizada para las aspersiones, a base de glifosato, se había acumulado en su territorio generando graves daños a la población, a la agricultura, a la fauna y al medio ambiente.

Colombia presentó estudios de expertos de renombre mundial, de agencias internacionales e incluso testimonios de autoridades ecuatorianas, en los que se demostraba que el glifosato, ni se había depositado en territorio ecuatoriano ni había causado los daños que el Ecuador aducía. Señaló también que es el herbicida más extendido mundialmente y que ha sido utilizado durante más de treinta años en ciento treinta países, tanto por agricultores en sus cultivos, como por amas de casa para cuidar sus matas y jardines.


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Adujo que naturalmente para su manejo, deben adoptarse ciertas precauciones, como sucede tanto con insecticidas como con medicamentos que no deben aplicase cerca de los ojos. Es un herbicida y no agua de colonia, no obstante que un director de la Policía Nacional en Colombia, públicamente tomó una ducha de glifosato y que una funcionaria de un organismo antidrogas adujo que incluso “se podía tomar una copita” sin causar daño alguno. No creo que ni el baño ni la “copita digestiva” tuvieran muchos seguidores.

Se destacó por Colombia ante la Corte, que en la región fronteriza, en especial en el departamento del Putumayo, se localizaba la mayor parte de la producción mundial de coca, que además era controlada por grupos armados.

Igualmente que las aspersiones aéreas se utilizaban especialmente en cultivos de cierta extensión ubicados en zonas de difícil acceso, en los que la erradicación manual implicaba graves riesgos. Decenas de campesinos y policías habían muerto o resultado con graves lesiones por efecto de las minas anti personas sembradas en medio de los cultivos  o por los ataques de los grupos armados que los vigilaban.

Sin embargo, las aspersiones no son “populares”, ni en el mundo ni en Colombia. Son objetadas en diversos estudios por ambientalistas, políticos y defensores de derechos humanos, pero especialmente por los pobladores de las zonas aledañas.


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No obstante que la Corte Internacional de Justicia debía fallar el caso derecho, medios del tribunal informalmente señalaron la conveniencia  de llegar a un acuerdo entre las partes. Así se hizo y el Ecuador, luego de una cuidadosa negociación, retiró el caso de la Corte. Esto contribuyó a restaurar las relaciones entre los dos países, afectadas seriamente después del ataque al campamento de Raúl Reyes.

El debate sobre las aspersiones e incluso sobre las fumigaciones manuales,  que al menos hasta ahora deben utilizar necesariamente glifosato, continuará con defensores y detractores, como sucede en nuestro medio con el aborto y otros temas…

(*) Profesor de la facultad de relaciones internacionales de la Universidad del Rosario

http://www.semana.com/opinion/articulo/julio-londono-consecuencias-de-fumigaciones-manuales-con-glifosato/473104


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