Vivir en el Putumayo

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vista de Mocoa al atardecer

Llegue en Colombia el 21 de Septiembre 2014 con la meta de hacer un proyecto, que al futuro llamare el proyecto de mi vida. Ese proyecto consiste a ofrecer terapias físicas y materiales gratuitos a los niños especiales de Mocoa.

Después dos semanas en la capital Bogotá, era el tiempo de irme para Mocoa. Esta ciudad que había escuchado tantas veces pero sin nunca haber puesto un pie. Mocoa-Putumayo eso resonaba en mi cabeza y en mi corazón; la había elegido siguiendo mi instinto. Quería quedarme en un lugar cerca de la Amazonia pero sin estar adentro, después haber analizado un mapa me encontré, con el pequeño punto Mocoa y supe que eso era el lugar perfecto.

Así vino el momento de moverme, pasé encima de todos los comentarios sobre el Putumayo, tome el bus y llegue 15 horas después. La vista hermosa del viaje me hizo sentir bien y en total adecuación con mi decisión. Esa belleza acarició mi corazón y me sentí feliz llegar al terminal, un poco loco de Mocoa.

Sebastián Ortega usando su caminador
Sebastián Ortega usando su caminador

Después mi llegada,empecé a entender el ritmo mocoano. Tuve que dejar de lado muchas de mis costumbres. Soy de Suiza, y allá todo es perfectamente ordenado y organizado. Los primeros meses me parecieron caóticos.Tuve que conocer y entender como las cosas funcionaban aquí pero al final con unas guerras interiores logre  amañarme en la ciudad. Ahora me encanta.


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Mi proyecto AmaNiños, empezó por fin en diciembre 2014. Tuve la oportunidad de ver a 10 niños antes de regresar a mi país. Estuve feliz que después tres meses ya podía atender a unos niños. Eso era la cosa más importante que querría. Pude regresar con historias y entonces seguir con el apoyo de los donadores

Mientras 6 semanas estaba lejos de lo que considero ahora como mi nuevo hogar. Cuando volví empecé otra vez con mi trabajo. Tuve la mala noticia de aprender que no podía más usar mis oficinas porque un edificio de la gobernación tenia riesgo de caída de techo. Decidí seguir con los domicilios y entonces llame a las familias y gracias al boca a boca, al Instituto del Bienestar Familiar y a la agrupación Madres gestoras con Amor pude conseguir más niños. Un año después trato a 30 niños de manera hebdomadaria. (Díaria durante siete dias)

Caren Burbano en terapia
Caren Burbano en terapia

Ahora, dos veces al mes, organizamos con la Cruz Roja Colombiana Seccional Putumayo una pequeña brigada donde atendemos a los niños en terapia y también enseñándolos unos talleres de manualidades. Eso con meta de favorecer una socialización de los niños entre ellos.Después haber aprendido que no podía atender a los niños en la primera oficina que había encontrado me fui a buscar otro lugar para poder trabajar. Toque a la puerta de la Cruz Roja Colombiana Seccional Putumayo; la organización estuvo de acuerdo en ponerme a disposición una oficina. Les agradezco mucho, porque gracias a ellos pude seguir con mi proyecto.

Juan Jose Bermeo en el taller de pintura
Juan Jose Bermeo en el taller de pintura

En junio, en colaboración con la Cruz Roja y el Instituto del Bienestar Familiar, hemos organizado la primera brigada terapéutica del Putumayo en las ciudades de San Miguel, la Hormiga y el Placer. La semana nos permito atender a 75 niños y enseñar a las familias ejercicio para la casa. El pediatra atendió a 107 pacientes y pudo dar diagnóstico o remitirlos a especialistas. Fueun gran logro y vamos a organizar en el futuro otras brigadas.


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Dos voluntarias vinieron a trabajar con el programa por duración de 5 y 7 semanas. La idea es empezar intercambio entre Suiza y Colombia. El Programa AmaNiños,  agradece mucho a Martina Rebnegger y Melissa Lecocq por el trabajo de calidad cumplido mientras sus tiempos aquí en Mocoa. También pudieron tener la oportunidad de conocer la hermosa región del Putumayo y sus secretos profundos.

 

Pozo en la cascada Ojo de Dios
Pozo en la cascada Ojo de Dios

El putumayo es una parte llena de magia y cuentos místicos. Uno que vive aquí no puede negar el ambiente especial de la región. La ciudad de Mocoa rodeada con los árboles y el verde que se puede ver, da a la ciudad un aspecto único y bello. Como extranjera me gusta cada mañana ver desde mi casa esa vista especial. El dulce sol acaricia las carreteras locas de la ciudad y el polvo que se eleva después de cada moto. El ambiente es único y es lo que me gusta y que me hizo amañar.

Lo bueno de Mocoa es la naturaleza que de cada lado se encuentra. Los ríos transparente, las piedras grises, los árboles y a veces los miquitos. Tan cerca de la ciudad y tan lejos a la vez uno puede escapar en solo 10 minutos en carro. Los más valiente los hacen a pie pero no hay que arrepentir porque el camino es bordado de mucha maravillosa. Las cascadas que se encuentras a un par de horas de caminata también llenan el lugar de atracciones turísticas que se pudiera desarrollar mucho más. Pero el carisma de Mocoa también queda en la dificultades de logras a llegar a esas partes, es una pequeña pelea que uno gana cuando llega a destino y se puede bañar en los pozos mágicos de la Amazonia.

Cascada Hornoyaco
Cascada Hornoyaco

Mocoa capital del Putumayo queda para mí como mi segunda ciudad y estoy orgullosa y contenta de poder vivir aquí ahora. La gente tan amable dan al lugar una luz especial que llena los lados caóticos y específicos de la ciudad.

Tamara Martinez

Responsable del Programa AmaNiños


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