Don Paulino Chicunque – Páginas Sueltas de un Maestro

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Mg. Gerardo Sánchez
Mg. Gerardo Sánchez

Por el Magister GERARDO FRANCO SANCHEZ NARVAEZ.

En vísperas de cumplir 453 años de fundada la ciudad de Mocoa, resolví escribir algunos pasajes de la vida de uno de los primeros colonos, gracias a la información que me suministraron tres de sus hijas de nombres Rosa Aura, María Asunción y Anita Chicunque.

Don Paulino era un hombre que impresionaba a primera vista. Mas bien delgado y alto de estatura, de ojos negros y nariz aguileña, su piel tostada y el movimiento de su cuerpo demostraba fortaleza y agilidad. Era humilde y responsable, honesto, trabajador y de buen corazón. Muchos lo discriminaban por su apellido pero con el respaldo de sus amigos Pablo Castro y Neftalí Erazo llegó hasta a desempeñar cargos públicos y, fuera de ellos, sin estudiar Derecho, le gustaba escribir memoriales, razón por la cual lo llamaban “ el tinterillo de los indios.”

El señor Paulino Chicunque nació en el año de 1894 en Santa Rosa-Cauca. En l914 contrajo matrimonio con la señora Cornelia Martínez. Con su trabajo y esfuerzo pudo formar a sus once hijos de los cuales viven seis: Octaviano, Concepción, Rosa Aura, Edmundo, María Asunción y Anita. Desde niño recorrió con su padre las selvas del Cauca y Huila en busca de caucho, quina y sal que extraían de las minas de Santa Bárbara. Pero su vida está más ligada a las expediciones que impulsaron las comunicaciones entre Mocoa y Pitalito, obteniendo como resultado final la carretera pavimentada entre estas dos ciudades.


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Nosotros conocemos cuatro etapas que se desarrollaron para conseguir el objetivo anterior. Pero el Ing. Germán Martínez Perafán, también miembro integrante de la Academia Putumayense de Historia, termina de obtener unos datos en San Juan de Villalobos que dan cuenta que mucho antes de las anteriores hubo una expedición que tuvo que regresar a su destino posiblemente después de haber andado medio camino, por falta de orientación y por el embrujo de la selva.

El periodista Eudoro Narváez Chaves, hermano de mi mamá, relata un hecho referente a la misteriosa selva. “ Imposible resulta relatar aquí todas las aventuras de los exploradores de la selva. La aparición del “ Chispas “, por ejemplo, que era el mismo diablo, cierta noche se arrastró a uno de los viajeros, sacándolo de la “cama general “ donde acostumbraban dormir, para abandonarlo exánime. Corría el año de 1920, según cuentan los más viejos del pueblo, aventureros del caucho, procedentes de Catambuco, Funes Córdoba y Puerres después de vencer las alturas de los cerros “ Precipicio “ y “ Negro “, descubrieron las inmensas planicies del valle del Guamués. En 1932 el Cor. Julio Londoño con 100 soldados, entró por Monopamba a Puerto Asís, para luego seguir al frente de batalla en el conflicto con el Perú.”

En 1913 Paulino conoció al sacerdote Fidel de Monclar y a un Ingeniero civil de nombre César Acosta , quienes lo contrataron para recorrer las trochas que habían dejado los caucheros y abrir un trazado que los llevara hasta Pitalito. Por primera vez se ejecutó la trocha de esta importante vía.

Mientras tanto el Gobierno de ese tiempo ofrecía tierras para sembrar. Es así como se vinieron varias familias de Antioquia al Putumayo, quienes al pasar por Pasto fueron bien recibidas en la vereda el Ejido dando lugar al día de la llegada de la Familia Castañeda, evento importante en las fiestas de principio de año en esa ciudad. Ya en el Putumayo se instalaron muy cerca a lo que hoy es Moco, en donde organizaron una colonia con el nombre de Alvernia.


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En el año 1916 el sacerdote Fidel de Monclar contrató nuevamente a Paulino para dirigir los trabajos de apoyo en agricultura y ganadería los habitantes de la colonia Alvernia.

En el año de 1950 el Señor Comisario Manuel María López Cucalón , el Alcalde Carlos López y otras autoridades de Mocoa tuvieron conocimiento que el señor Paulino Chicunque treinta y cinco años atrás había contribuido para abrir la trocha hasta Pitalito. Por lo tanto lo contratan para que nuevamente haga este trabajo. Así fue como Paulino, su hijo Marcial y el señor Roque Timaná con unos cargueros de Condagua y Yunguillo se internaron en la selva, perdiéndose algunas veces en la inmensa vegetación, sin remesa, pasando necesidades pero con férrea voluntad, después de seis meses lograron por segunda vez abrir la trocha que los condujo a Pitalito.

En el año de 1958 doce jóvenes de Mocoa, apoyados por el Comisario Especial del Putumayo José Félix Guerrero, el Médico Jorge Viveros, el señor Marcos Guerrero y otros habitantes, decidieron realizar una excursión atravesando las selvas del Putumayo, Cauca y Huila. Ellos eran: Marcial Chicunque, José María Castro, Nory Mustafá, Luis Gómez, el largo Hernando Bravo, Adalberto Apráez, Manuel Antonio Viveros, Nelson Riascos, Jesús Pantoja, Pablo Padilla, Leonardo Gómez, Alvertino Ortega. Para cumplir con este cometido buscaron para que los orientara a Marcial Chicunque a quien llamaron “ El Rumbero “. Paulino por su edad no aceptó acompañarlos. Después de un mes de incertidumbre, venciendo los inconvenientes, desafiando los peligros lograron su objetivo, llegar por tercera vez por trocha de Mocoa hasta Pitalito.

Después de algunos años de estas proezas, intervinieron treinta mujeres lideradas por Doña Luz Angela Flórez, doña Ofelia Burbano, doña Celia Calderón, doña Ana Tulia Chaves ( Q.d.D.g.), a través de un movimiento cívico y respaldado por Autoridades y ciudadanía consiguieron la construcción de la carretera pavimentada Mocoa-Pitalito.

Su hija María Asunción en tres estrofas de las tantas que compuso a su padre recoge las virtudes de Don Paulino Chicunque:
Pionero de un ideal,
Unir a Mocoa y Pitalito,
Fue su anhelo primordial
Aunque parecía inaudito.

Por mas de cincuenta años
A Mocoa vió progresar.
Como muchos contribuyó
Con el desarrollo regional.

Trabajador incansable
Justo, amable y servicial.
Gracias por darnos ejemplo
De responsabilidad.


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