Reminiscencias a pocos días del fallecimiento de GABO

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Por : Gerardo Franco Sanchez Narváez

En una mañana tranquila los estudiantes de la Facultad de Educación de la Universidad de Nariño nos preparábamos para recibir la clase de literatura a cargo de Gustavo Alvarez Gardeazábal, distinguido docente, hábil político, escritor, periodista, autor de Cóndores no entierran todos los días y otras novelas. El trabajo anunciado desde el día anterior consistía en el análisis de la obra titulada Metaforfosis del pensador Kafka. Faltando pocos minutos para el comienzo hizo su ingreso la extrovertida compañera Dolores de los Ríos cantando “ Mariposas amarillas Mauricio Babilonia…..” Ante esto Gustavo dio un giro inesperado y dijo que eso era una motivación para hablar sobre las producciones de Gabriel García Márquez, que en aquel entonces todavía no tenía el premio Nobel de Literarura, pero ya era admirado por muchos lectores.

Se nombraron la mayoría de sus obras con los resúmenes correspondientes. El mismo tratamiento se dió a Cien años de soledad, Crónica de una muerte anunciada, El amor en los tiempos del cólera, El coronel no tiene quien le escriba, El otoño del patriarca, La mala hora entre otras.

Ya al interior del conversatorio se escucharon comentarios que impactaron por ser para la mayoría desconocidos. Por ejemplo, como García maneja el tiempo y el espacio en sus novelas, como en algunas de sus obras originales la última pagina tiene número impar alejándose de los números pares, como el nombre de Úrsula, citada en distintas novelas, es el eslabón que permite ligar el realismo mágico.


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Pero lo que más llamó la atención fue el comentario sobre un profesor de español que tomó la novela Cien años de soledad como su instrumento de trabajo y en cada página en los espacios libres entre párrafos y en la margen a lápiz agregó notas y observaciones que le servían de guía para sus explicaciones. Al recibir la noticia García Márquez fue a conocer al profesor y después de observar el libro le insinuó que se lo obsequiara para tenerlo de recuerdo, recibiendo como respuesta que él no podía deshacerse de su valioso auxiliar de trabajo. Entonces García Márquez le pidió que por lo menos le permitiera dejarle una dedicatoria y en la primera página escribió: “ Esta novela fue escrita por el profesor Restrepo y por García Márquez “ y estampó su firma.

Su magia llegó hasta el punto de despertar del letargo a los colombianos para que volvieran a leer un libro, saborear la dulzura de sus páginas y sacar conclusiones positivas, “ porque se puede tener un hijo, sembrar un árbol y escribir un libro; pero ha trabajoso que es criar un hijo, regar con frecuencia un árbol y hacer que se lea un libro.”

GABRIEL GARCIA MARQUEZ pudo dedicarse más a su costa Caribe y a vivir por mas años en México, pero siempre se lo recordará como el premio Nóbel de Literatura colombiano que puso en altura e hizo conocer nuestra patria allende los mares, porque su novela CIEN AÑOS DE SOLEDAD fue traducida a varios idiomas.

GERARDO FRANCO SANCHEZ NARVAEZ.
(Magister Admon. Educativa )


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