Desafortunada designación

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Jaime Erazo
Jaime Erazo

Por : Jaime Erazo

La designación del zootecnista Miguel Alirio Rosero como Gerente de la Campaña del Presidente candidato, doctor Juan Manuel Santos, para el departamento del Putumayo, deja entrever un preocupante tufillo al representante liberal, Guillermo Rivera Flórez.

Para varios analistas políticos, la decisión tomada por el doctor Roberto Prieto, Gerente General de la Campaña Juan Manuel Santos Presidente, no es del todo afortunada. Lo ideal hubiera sido que la gerencia recaiga sobre un miembro del Partido Democrático de Unidad Nacional (Partido de la U), partido al que pertenece el Presidente de la República. El interrogante que surge es: ¿cuál o cuáles fueron los criterios políticos para tomar tal decisión?
Por otro lado ¿Qué paso con los nombres de John Jairo Muñoz, Franklin Benavides y Álvaro Bastidas que propusiera el actual representante Luis Fernando Ochoa Zuluaga? Y ¿Qué pasó con los nombres de Reinaldo Velásquez Ramírez, John Ever Calderón y Alexandra Benavides que propusiera la representante electa por el Partido Liberal, Argenis Velásquez Ramírez?

Por lo visto, tal parece, que por ahora, la partida la ganaron los actuales representantes a la cámara por el Putumayo, quienes dejaron a la representante electa sin posicionar a su hermano Reinaldo Velásquez Ramírez como gerente de la campaña Juan Manuel Santos Presidente en el departamento del Putumayo. Ojala que el nepotismo y algunas prácticas indeseables del saliente representante no se conviertan en una de las líneas de conducta de la representante electa.


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Sin dejar de reconocer su importancia intelectual y política, ya es tiempo de que Guillermo Rivera permita que otros asuman la responsabilidad de conducir la colectividad liberal en el departamento del Putumayo. Como están las cosas, no conviene su injerencia en los asuntos de un partido descuadernado, dividido, atomizado. Antes por el contrario, ahondaría su crítica situación.

Por otro lado, la reconstrucción del partido no puede ser fruto de una dirigencia desprestigiada y obsoleta, su reconstrucción debe partir de las bases liberales y de una renovada dirigencia capaz de recuperar su autoridad, credibilidad y prestigio.

Varias son las razones que sustentan lo dicho:

  1. Dígase lo que se diga, una cosa es innegable: Guillermo Rivera perdió las elecciones en su departamento, en su territorio, en su propio patio ¿Y qué decir de la pobre votación que obtuvo en otros departamentos?
  2. La función de titiritero que pretende mantener, detrás de bambalinas, no le conviene al proceso de unidad de la colectividad pues en sus bases existe una abierta y velada actitud de rechazo a la manera como condujo y manejó el partido durante los doce años que se desempeñó como representante a la cámara. Los resultados están a la vista.
  3. Guillermo Rivera pertenece más al escenario del interior del país que al del departamento del Putumayo, baste decir que más del 90% de su tiempo lo pasa en la ciudad de Bogotá.
  4. Gracias a los electores del Putumayo, Guillermo Rivera estuvo en parlamento colombiano durante tres periodos y posicionarse favorablemente ante el gobierno central, ante la Dirección Nacional del Partido Liberal,y labrar la amistad y el reconocimiento entre importantes personalidades del orden nacional que contribuyeron a fortalecer y alimentaron su egolatría pero que en poco o en nada le han contribuido con el departamento.
  5. En su desempeño como legislador primó más lo personal que lo departamental, vivió más preocupado por la “vitrina” que le proporcionaban los medios de comunicación que delas necesidades y los problemas del departamento.
  6. A nivel del departamento, el culto a su personalidad, su prepotencia y su egolatría lo llevaron al fracaso. Estaba convencido que era un deber de los putumayenses votar por él, jamás agradeció o reconoció sinceramente el trabajo y el apoyo que durante tres campañas y tres elecciones recibió de los miembros y simpatizantes del Partido Liberal, incluso, en varias ocasiones los trató con la altanería y menosprecio de quien se considera por encima de los demás.

Conclusiones:


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Guillermo Rivera debería aceptar su derrota en las urnas, dejar que otros conduzcan el Partido Liberal en el Putumayo y disponerse a cumplir con un papel digno dentro de la colectividad en el departamento del Putumayo, acorde con su capacidad, conocimiento y experiencia, como el de consejero por ejemplo.

Los putumayenses pertenecientes a los diferentes partidos políticos que han manifestado su decisión de apoyar la reelección presidencial de Juan Manuel Santos, corren el peligro de servir por otros cuatro años más, como idiotas útiles, a los intereses de quien o de quienes pretenden ganar perdiendo.
Es seguro que los resultados electorales que se obtengan en el departamento le serán agradecidos y retribuidos ampliamente con gabelas clientelistas o con “mermelada” a quien o a quienes habilidosamente se apropiaron de posiciones de importancia dentro de la organización de la campaña de Juan Manuel Santos presidente argumentando ser los dueños de los votos. De ésta manera, el pueblo del Putumayo seguiría arrodillado y sometido a la asfixiante tenaza de su dependencia y mediación.

Para evitar esta situación, bueno fuera que se pensara en conformar una organización transparente en la que se sientan representados, en plano de igualdad, no solamente los partidos sino también los movimientos y las corrientes que apoyan la Campaña de Juan Manuel Santos Presidente en el departamento del Putumayo.

Jaime Armando Erazo Villota
Miembro del Colegio Nacional de Periodistas
Seccional Putumayo


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