Por José Manuel Acevedo M.- Semana.com
A Guillermo Rivera le van a robar su cupo en el Senado. Duele ver cómo la democracia nacional está diseñada para que las elecciones no se ganen en las urnas sino en el Consejo Nacional Electoral.
Así se roban una curul.
Esta semana las víctimas del conflicto armado conmemoraron su día. Al capitolio nacional llegaron cientos de ellas para intervenir en una sesión especial.
Uno de los más cumplidos congresistas en ese encuentro con las víctimas fue el representante a la Cámara Guillermo Rivera, de Putumayo, que ha batallado intensamente en el Congreso por el respeto y la reparación de quienes sufren con dureza el flagelo de la guerra.
Lo que muchas de esas víctimas no saben es que el más activo representante con que cuentan en el parlamento está a punto de perder su curul por las marrullas de unos pocos y la putrefacción del sistema electoral colombiano.
A Guillermo Rivera le van a robar su cupo en el Senado y aunque su caso no será el único en la historia reciente, duele ver cómo la democracia nacional está diseñada para que las elecciones no se ganen en las urnas sino en el Consejo Nacional Electoral.
No ha sido fácil la pelea de Rivera. Por un lado, se disputa su entrada al Congreso con Sofía Gaviria, hermana del actual alcalde de Medellín, que hizo campaña en medio de graves denuncias por los contratos oficiales que sirvieron para aceitar su aspiración.
Pero, por otro lado, la batalla de Rivera se ha desplazado al departamento del Tolima, en donde el candidato Guillermo Antonio Santos Marín ha visto crecer su votación de a ‘puchitos’, sospechosamente.
El candidato Santos ha pasado de 31,636 sufragios a 32,218, suficientes para alzarse con la curul que le corresponde al Partido Liberal y dejar por fuera a Guillermo Rivera.
¿Cómo se logra el milagro? Justamente con la técnica de los ‘puchitos’, que es tan simple como perversa.
Las incoherencias entre los formularios E-14, que se levantan por los jurados de votación y los cuadros de resultados que se expresan en los formularios E-24, son casi imperceptibles pero al final resultan determinantes para saber quién gana y quién se quema.
Así, por ejemplo, mientras en una mesa el candidato Guillermo Santos aparece sin votos en el E-14, al trasladarse el conteo al E-24, como por arte de magia, figura con 14 sufragios a su favor. En otras mesas la diferencia es mínima pero va sumando de poco en poco hasta lograr un resultado de más de 500 votos que serán decisivos a la hora de ver quién se queda con la curul.
El caso de Rivera nos trae a la memoria la injusticia de Rodrigo Lara en el 2010 que todavía no ha concluido. Entonces su reclamo era por un ‘puchito’ todavía más escandaloso: 13 votos que aparecieron extrañamente en una mesa del Carmen de Bolívar y que fueron suficientes para que la curul se la quedara Carlos Fernando Motoa.
A Rivera le están ganando de la misma forma en que se impusieron frente a Rodrigo Lara, con las mismas mañas y con el silencio cómplice del Consejo Nacional Electoral y la Sala Electoral del Consejo de Estado, permeados tristemente por la politiquería.
Bien se ha dicho que es más fácil acabar con el Consejo Superior de la Judicatura que reformar el Consejo Nacional Electoral, y así las cosas, la trampa seguirá siendo un factor decisivo en los comicios en Colombia. Así se roban una curul (o varias) en este país.
Twitter: @JoseMAcevedo
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