La niña de aproximadamente doce años iba camino de su casa a eso de las 6 y 30 de la mañana, después de haber pasado la noche en casa de una tía -con autorización de su madre- Había madrugado ya que tenía que ir a alistarse para ir a estudiar. Iba caminando por una calle, que a lo largo da a la parte trasera del Hospital José María Hernández; cuando de repente vio venir hacia ella un tipo con ropa deportiva y que aparentaba estar trotando y que paulatinamente y de manera sesgada se iba aproximando directamente hacia ella.
La niña intuyó algo sospechoso y que justo cuando ella iba a empezar a echar a correr, el extraño la sobrepaso y de manera rápida había girado y le había tapado la boca con una de sus manos. La jovencita en su desesperación había mordido con fuerza la mano del agresor que la soltó, y que luego intentó agarrarla con las dos manos, pero ese fue un instante decisivo que la menor aprovecho para pedir auxilio.
Afortunadamente, los gritos de desesperación de la menor fueron escuchados por un ciudadano de bien que andaba por los alrededores, quien acudió a ayudarla; ante esto el agresor rápidamente había desaparecido del lugar. Una vez dada la alarma y solicitar el apoyo de las autoridades, no había quedado ni rastro del sospechoso.
Marzo 13- 2013
(Escribo y publico el anterior relato porque la fuente que me lo suministró es de altísima credibilidad, además el propósito es que se analice de manera objetiva este tipo de hechos en busca de soluciones tendientes a mejorar el bienestar social de nuestra localidad)
Docente: Lic. En Lenguas Modernas
Esp. en Procesos Lecto-Escritores