¿Cómo meterse a la “rosca”?

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Ricardo Solarte

Hace poco escuché la manida frase: “lo malo de la rosca es no estar ella”. Y tienen toda la razón quienes la expresan, qué mejor que estar con aquellos que tienen el poder para que  nuestra vida profesional y personal sea más exitosa. Y esto no solo aplica para el sector público, también en el  privado. De hecho, así lo señala una investigación reciente que salió publicada en el Diario El Tiempo, donde se sostiene que la mejor manera de conseguir un empleo es con una recomendación.

Y no es para menos, las personas conforman sus equipos con quienes conocen y saben que hacen bien su trabajo. Y en el sector público, ni se diga, las vacantes son ocupadas por el recomendado del político de turno. Lo malo es que, a diferencia del sector privado, aquí las capacidades del candidato pasan a un segundo plano. Claro está, hay excepciones de profesionales idóneos, que además de tener el “palancazo político”, tienen todos los méritos profesionales para ocupar esos cargos.

Pero bueno,  no es de recomendaciones de lo que les quiero hablar. Hoy quiero compartir con ustedes  algunas reflexiones en mi corta experiencia laboral y, que creo, me han funcionado para moverme “dentro de la rosca” en el sector privado, donde me he desempeñado hasta ahora.

1. Entender que las  “roscas” son generaciones: cada momento de las empresas tienen a un grupo de personas que las dirigen. Muchas de las empresas hoy se encuentran al mando de los conocidos como “baby boomers”, quienes nacieron entre 1940 y 1970. Ellos son los altos directivos de grandes compañías,  y muy seguramente se quieren rodear de personas con una experiencia similar, a quienes conocen y tienen las competencias necesarias para ocupar dichos cargos.


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2.  Hay chance para los más jóvenes: pero como en las empresas no solo hay “caciques”, sino también mucho “indio”, hay un gran espacio para cargos, también importantes, de los cuales dependen grandes equipos de trabajo. Este es el campo que está abierto para las personas que, como yo, pasamos de los 30 y estamos en una de las edades más productivas de nuestra vida laboral. Pertenecemos a la Generación X, los nacidos entre 1974 y 1980. Tenemos una que otra especialización, y acumulamos unos 10 años de experiencia laboral. No somos “ningunos aparecidos” y podríamos aplicar a un cargo interesante en uno de esos proyectos que están siendo manejados por nuestra generación.

3.  Quienes están ocupando importantes cargos fueron nuestros compañeros de clase: ojo, no son otras personas distintas. Quienes hoy están dirigiendo grandes proyectos en todos los campos de la economía, somos quienes pertenecemos a la generación X. Entonces aquí resulta clave tener las mejores relaciones con todas las personas. No se puede pretender estar en “la rosca” de ambiciosos proyectos cuando las habilidades sociales no le dan para tener un buen círculo social. Es importante saber rodearse y cultivar relaciones con personas que le ayuden a conectar con buenos negocios.

4.    Este mundo es un asadero de pollos: y como en un asadero de pollos hoy estamos arriba y mañana abajo, y seguramente vamos a necesitar de las personas que están arriba para que nos den una mano y “nos lleven” en sus proyectos. Por eso es clave dejar siempre las puertas abiertas y mantener las mejores relaciones con todas las personas. Los conflictos solo cierran puertas, hasta que llegas a un punto en el que estás solo.

5.   Sin talento no busques grandeza: así dice un estribillo de una canción, y es cierto. A las personas talentosas muy difícilmente les faltará el trabajo. Ser talentoso es, en esencia, hacer bien el trabajo que le encomiendan, con mucha pasión, en el tiempo pactado y con la mejor calidad. Eso hace que uno “se recomiende solito”. Recordemos que somos un producto y que como tal debemos vendernos, y el “voz a voz” es la mejor arma para mercadearnos.


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Tener capacidad de propuesta: nada mejor que alguien creativo que aporte ideas para la solución de problemas y que ayude a descubrir nuevas maneras de hacer las cosas. Eso cuenta mucho a la hora de ser tenido en cuenta en los grandes proyectos del sector privado. No hay que esperar a que te lo pidan, hay que pensar en proyectos que les puedan mejorar la vida a otras personas o empresas y presentar propuestas bien sustentadas.


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