Se prendió el mecho electoral

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Jaime Erazo Buenos Aíres. Argentina

Con el abundante combustible que le aportan los partidos y movimiento políticos, así como también las ardientes aspiraciones a cargos y corporaciones públicas de elección popular, en el Putumayo se prendió el mecho electoral.

En campaña cada uno quema lo que tiene, unos más, otros menos, pero todos le echan leña al fuegoelectoral que cada día que pasa arde con mayor intensidad elevando al máximola temperatura del ya caldeado ambiente político regional.

Lo malo es que a unos, como dicen popularmente, se les está acabando muy pronto la “gasolina”, o mejor dicho la “marmaja”que motiva a muchos pescadores en tiempo de subienda electoral en los que nadie se quiere quedar sin la oportunidad de pescar desde una insignificante cucha o sardina hasta un inmenso bagre o pirarucú.

Por algunos lados ya se comienza a notar la avalancha del trasteo de votantes de uno a otro directorio. No les da pena, lo importante es ganar como sea. Lo cierto es que nadie quiere perder, todos quieren ganar. Divierte ver a muchos que aunque sea de pura caña comienzan a avivar a los candidatos con mayor opciónen un esfuerzo sobre humano por tratar de corregir su errada decisión inicial. Parece un carnaval, unos se pintan de rojo, otros de azul, verde o amarillo, los que menos como el camaleón, de variados colores para mimetizarse porque finalmente ni ellos mismos saben lo que son.


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La “chiva” del triunfo va que no puede, sus llantas parece que pronto van a reventar. Lleva de todo,de la alta, de la media y de la baja sociedad, unoscolgados en los estribos de lado y lado, otros en la plataforma trasera y muchos en la parrilla de arriba, gritan vivas desaforados o le hacen fieros obscenosa algunos opositores, otros cuantos corren detrás de ella aspirando a treparse para no quedar condenados a vivir cuatro años huérfanos de poder y de las posibilidades de acceder a sus beneficios.

Mientras los auspiciadores de las fogatas lanzan sus encendidas proclamas, sus seguidores le echan leña al fuego electoral señalando, acusando, insultando y hasta prometiendo lo que no les corresponde. Finalmente, atizando aquí y allá resentimientos.

En medio de la penumbra un grueso número de seguidores que componen el pomposamente llamado grupo de la logística electoral, tarro de engrudo en mano, escalera al hombro y afiches de apuestos y retocados candidatos empapelan pueblos y veredas. En sus mochilas casi siempre cargan una o dos botellas de aguardiente para de vez en cuando pegarse la “buchadita”que les envalentona haciéndoles perder el miedo y la vergüenza. Como siempre, no falta el acompañamiento de las infaltables mujeres o las “polas” modernas que hacen parte de todo proceso electoral que se respete.

Periódicamente, en algún lote o finca vecina se hacen reuniones con asado, bebida abundante y baile incluido. Son las reuniones de “integración” pero también de control pues los que van se pintan del color del partido o el movimiento político. Los que no van en veremos están. El centro de sus conversaciones generalmente son el partido y los candidatos a gobernación o alcaldía. Los candidatos a diputados y a concejos casi ni se mencionan, los únicos que les dan aventador son los candidatos a gobernador o alcaldía porque son fichas claves en la estrategia para darle jaque mate al rey contradictor.


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De los directorios ni hablemos. Se pintan del color principal, al frente de cada directorio o sede se puede observar un gran pasacalle, sus paredes internas y externas están llenas de afiches del elegido por elegir, posando sonriente, con gestos propios de un salvador, general o emperador romano que entra triunfante al frente de sus legionesdespués de una larga campaña.

No faltan los “directoristas” de profesión, son personajes que viven, comen y hasta duermen en las sedes de campaña, son seres emblemáticos del partido muchas veces conocidos por sus apodos rimbombantes. Llegan antes de las secretarias, saben dónde está cada cosa, escuchan y riegan veneno, toman tinto y fuman como locos, son de los que se sientan o se ubican en la silla o en el sitio que los mantenga más cerca que alejados de quienes a diario visitan las sedes en busca de solución a sus problemas verdaderos o ficticios. Son los que manejan el equipo de sonido, ponen la música combinando jingles y cuñas alusivas al candidato, reparten camisetas, tintos, agua y otras golosinas propias del lugar. Como muestra de su fidelidad y dedicación a la causa son los últimos en salir. A decir verdad, en los directorios son los oídos y los ojos de los candidatos y el brazo derecho de sus secretarias. Sirven para todo: pegan afiches, buscan pleito,instalan los equipos, surten de propaganda política a las “chesas”, hacen mandados, comen, toman y bailan. Como todos, se la juegan, puesto que si gana el candidato de su predilección son los másopcionados a los cargos de celador o mensajero de cualquier institución.

Sea lo que sea, hay que votar. Votar es un derecho pero también deber de todo buen ciudadano. El voto es el mecanismo de la democracia que nos permite decidir. En fin, dependiendo de la cantidad de leña, o lo que es lo mismo, del arrume de votos que se tenga,al final de la tarde del día de la quema se verá el humo, desde pequeñas hasta grandes humaredas.

¿Quién ganará? El que ponga más votos será.Terminada la jornada electoral, unos a comer asado y otros, los chamuscados, a llorar a moco tendido.

Jaime Armando Erazo Villota
Buenos Aires, 14 de agosto de 2011
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