Tragedia de murallas, Putumayo aun llora a sus víctimas

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De der. A Izq. Monseñor Luis Alberto Parra Mora y párroco Omar Parra,celebran misa en memoria de víctimas de la catástrofe de Murallas vía Mocoa-Pasto, ocurrido el 19 de julio de 1991.

Hace 20 años sucedió la tragedia de murallas. nunca se supo el numero de víctimas. 20 años después de la tragedia de Murallas, familiares, amigos de quienes perdieron la vida, y autoridades locales regresaron a lugar, para recordar esos momentos en donde cientos de putumayenses se fueron para siempre.

“Fue algo espantoso, no comprendemos aún, por qué perdimos a nuestros seres queridos… la montaña rugió, en respuesta a su invasión por el hombre, la montaña se sacudió, pero se sacudió de tal forma que se nos llevó a nuestros familiares, a nuestros hijos, a nuestros nietos, eso no lo hemos podido olvidar, Dios es muy grande, a El no le reprochamos nada, El los reunió a todos en un mismo lugar y se los llevó a la vida eterna, Dios sabe cómo hace sus cosas, nosotros simplemente nunca estamos preparados para esta clase de situaciones…bendito sea Dios”, manifiesta en medio del llanto, doña Clara Narváez, observando con tristeza las lápidas que en medio de la lluvia, reflejan el paso de los años de dolor que embarga a la familia. “Yo pude encontrar a mi padre 90 metros arriba en la montaña, 90 metros arriba de la carretera, el carro de mi padre nunca se encontraron los restos, gracias a Dios le doy gracias por haber encontrado mi padre, otras personas nunca pudieron encontrar a sus familiares y amigos, fue muy doloroso, cuando rescaté el cuerpo de mi padre, ayudé a recoger restos de cuerpos que se encontraban esparcidos en la montaña”, manifiesta don Pedro Carvajal quien no puede contener sus lágrimas.

Si se recuerda el 19 de julio de 1991, en horas de la mañana, un derrumbe taponó la vía que de Mocoa conduce a Pasto, sitio conocido como murallas, vía Mocoa-Pasto, como de costumbre, más de 140 vehículos (se dice que eran muchos más) de carga, de pasajeros y particulares, esperaban con paciencia el desalojo de lodo y piedras para continuar su camino, sin embargo la naturaleza se preparaba para demostrar su autoridad, para imponer su fuerza y expresar su inconformismo por la invasión de la carretera; la temperatura en murallas bajó como nunca se había registrado, las nubes y neblina empezaron a cerrar todo el panorama, la montaña ya no era verde, las nubes empezaron a arropar la cordillera como manifestado su rabia, el frío se apoderó de quienes se encontraban en el lugar, la lluvia empezó a dominar toda la zona, el hambre y el llanto de los niños se escuchaba en lo alto de la inmensa montaña, el desespero invadía a quienes esperaban inmersos en los vehículos, creían que dentro de ello se encontraban a salvo… nadie sabía lo que les esperaba. De repente la montaña se enfureció, rugió, como nunca lo había hecho, era murallas que desprendía más de 60 mil metros cúbicos de lodo, piedra y tierra, despareciendo todo lo que a su paso encontraba, sin importar quienes allí se encontraban… nunca se supo el número de víctimas, todos desaparecieron en una sola avalancha nunca antes registrada, nunca se supo el número real de víctimas, la prensa de la época aseguró que fueron más de trescientas. Entre tantas historia, hay una que enmudece al más es el relacionado con una familia entera, conformada por dos niños de 7 y 9 años, su padre de 37, su madre de 30 y quien estaba en embarazo, nunca fueron encontrados; historias hay muchas, como las hay de quienes pudieron encontrar parte de sus seres queridos para poder darle cristiana sepultura.

Los vehículos de carga, buses interdepartamentales quedaros esparcidos en medio de la montaña, la avalancha los arrastró y los elevó hacia la cumbre, solo quedaron hierros retorcidos, pedazos de latas aplastadas y restos de vehículos elevados a 90 metros de la carretera, partes de motores, llantas y latas se encontraban por todas partes.


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20 años después de esta tragedia, el Gobierno departamental a la cabeza de Julio Byron Viveros Chávez, la iglesia la inmaculada de Mocoa y su párroco Omar Parra, familiares de las víctimas y allegados, celebraron una misa, en acción de gracias al Todo Poderoso, en recuerdo a quienes perdieron su vida en Murallas. Es la primera vez en 20 años que se hace una misa campal en el sitio conocido como murallas. Los asistentes agradecieron a los organizadores por celebrar una misa en el lugar de los acontecimientos y enaltecieron esta acción nunca antes realizada.

www.putumayo.gov.co


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