Para la mayoría de los putumayenses, el eslogan “Te llevo en mi corazón Putumayo” que comenzó a socializar el actual gobierno departamental parecía una frase descontextualizada, sin sentido, pero a medida que el quehacer de la administración transcurrió se fue descubriendo el profundo significado que tenía para quien lo concibió con el interés de imprimir el sello que caracterizaría y diferenciaría a su gestión: amor, identidad, pertenencia y compromiso por la tierra que lo vio nacer y por quienes viven en ella. El anterior, es un eslogan que va íntimamente ligado al eslogan institucional que hace explícito el propósito del gobierno de contribuir con “la unidad putumayense”.
Me alegré al escuchar la noticia sobre el resultado de la encuesta realizada por CM& Y EL Centro Nacional de Consultoría, en la que el gobernador del Putumayo, Economista Julio Byron Viveros Chávez, junto con el gobernador de Antioquia, goza de la imagen más favorable entre los gobernadores de todo el país. El alegrarse porque al otro le va bien es una actitud honesta de reconocimiento por lo que hacen o logran los demás, actitud que se ha perdido en nuestro pueblo agobiado por la envidia, odio y el resentimiento.
Queda demostrado que para gobernar un departamento como el Putumayo se requiere tener suficiente conocimiento y experiencia político administrativa, pero además, valores y sentimientos que le sirven de argamasa unificadora a la gestión y de escudo protector contra las tentaciones que se derivan del poder. Queda demostrado que en cuestiones de gobernantes no se puede ensayar o improvisar ya que el margen de error es supremamente amplio y el costo es oneroso para los putumayenses.
El Partido Liberal Colombiano, la dirigencia regional que respaldó su nombre y el presidente de la república acertaron en su decisión. La crítica situación por la que atravesaba el Putumayo urgía de un buen gestor, administrador y ejecutor. El barco del departamento dejó de estar a la deriva y comienza a salir de la mar bravía para retomar rumbo hacia el puerto seguro de la gobernabilidad, el desarrollo y el bienestar. Tenemos capitán y una clara bitácora a seguir para lograr la unidad putumayense.
Considero que éste gobierno es un gobierno de transición de la anarquía al orden, de la ingobernabilidad a la gobernabilidad, del abandono a la atención, del desamor por el territorio al amor por el territorio.
Lamento que el que el tiempo de su gobierno sea tan corto pero a la vez celebro que este hecho evite el desgaste al que normalmente está sometido todo gobernante ya que lo habilita para futuras aspiraciones. De nosotros depende que quien lo reemplace sepa fortalecer las ganancias obtenidas y mantener el rumbo establecido.
Por lo anterior, me uno a aquellos que desde el fondo de su ser hoy gritan al unísono: “te llevo en mi corazón putumayo”.
Jaime Armando Erazo Villota
Buenos Aires, 4 de febrero de 2011