Gobernar es un hueso duro de roer. Se requiere de un conjunto, no sólo de condiciones académicas, sino también de cualidades virtuosas, elementos resultantes de la brillantez humana y la tenacidad. No basta –como algunos creen–, con el cursillo para mandatarios que dictan unos días antes de la posesión, el Departamento Nacional de Planeación y la ESAP.
Como se avecina la contienda electoral del próximo año, y ya se escuchan posibles candidatos para las alcaldías y gobernaciones, me propuse la tarea de organizar –para esos valientes que se levantaron cualquier día con la compleja idea de ser mandatarios en Colombia–, los siguientes consejillos:
1. Tenga claro por qué quiere ser usted alcalde o gobernador. Las estadísticas demuestran, luego de los balances, que el 85% de los candidatos creían saberlo, pero en realidad no era cierto.
2. Estudie a fondo las finanzas de su municipio o departamento.
3. Lea la Constitución y un par de leyes (de competencias, de ordenamiento territorial, estatuto orgánico de presupuesto, de servicios públicos, regalías, etc.).
4. Vuélvalas a leer.
5. Si las comprende, haga un programa de gobierno de una página, no se desgaste escribiendo tonterías que no vaya cumplir.
6. Si sigue con la idea de ser mandatario, piense en su equipo de gobierno. Búsquese como asesor jurídico un abogado super especialista y con mínimo diez años de experiencia en Derecho Administrativo, que sea honrado, que sepa que la transparencia debe estar por encima de su propia vida (por tanto ultrainsobornable), que esté dispuesto a trabajar 14 horas diarias, incluidos sábados y festivos, y que se acomode al salario que le pagarán (la mitad, o mucho menos, de lo que pagaría una empresa privada). Busque otros profesionales para «Secretarios de Despacho», con las mismas cualidades y virtudes o, si es posible, mejor.
7. No contrate asesores o consultores externos mediocres y baratos que le den a usted siempre la razón.
8. Piense en fortalecer el Banco de Proyectos de su entidad, y sepa que no va a encontrar, de la administración saliente, ningún proyecto que le sirva. Por lo tanto tendrá que montar con su equipo sus propios proyectos. Esa tarea dura entre seis meses y un año, y cuesta dinero. El proyecto es la unidad básica de la intervención para el desarrollo. Avale sólo proyectos sostenibles.
9. Haga el empalme con lupa, monte actas, examínelas línea por línea y mande copias a la Contraloría.
10. No se desgaste en criticar al mandatario saliente, de los errores de éste se encargarán los entes de control, y de criticarlo, el pueblo.
11. Recuerde que tiene cuatro meses, una vez se posesione, para presentar ante el Concejo Municipal o Asamblea Departamental el Plan de Desarrollo. Sepa que la «autonomía administrativa» es un sofisma, no deje por fuera las imposiciones del Gobierno central en materia de infancia, desplazados, salud y educación. Recuerde que a los mandatarios locales le han ido chutando todos esos chicharroncitos.
12. Todo proceso precontractual, contractual y de ejecución, es su responsabilidad. Si un subalterno suyo omite algún procedimiento, recuerde que usted también «la lleva», y le abrirán una investigación la Procuraduría, la Contraloría, o la Fiscalía, o las tres entidades al tiempo. Por lo tanto usted tiene que ser ubicuo, y enterarse a qué hora le pretenden meter un golecito.
13. Cuídese de los personajes siniestros y corruptos, todo lo descomponen.
14. Sea, igual que su jurídico, asesores y secretarios de despacho, ultrainsobornable. Por más que lleguen a ofrecerle dádivas, el diezmo, mordiscos, “el algo”, etc., no lo reciba.
15. Los fines de semana dedíqueselos a su familia, o por lo menos un tiempo justo.
16. No acepte invitaciones de personajes sospechosos, menos parrandas vallenatas con whisky y carne asada, así le digan que lo mandan a recoger en una camioneta último modelo.
17. Escuche los consejos de sus asesores talentosos, sobretodo cuando le digan que no se meta en esto o no firme aquello.
18. No le crea a asesores “descrestacalentanos” ni a culebreros. No son difíciles de reconocer.
19. Gobierne por amor a su tierra. Nunca se deje tentar por el dinero, las debilidades de la carne o cualquier otra manifestación inequívoca de inmoralidad.
20. Lea mucho, vuelva a leer, pregunte lo que no entienda.
21. Aprenda a manejar una computadora.
22. Adquiera un buen sistema de información para su entidad, que esté actualizada, que le proporcione indicadores reales.
23. No reciba condecoraciones de algo que no merece. Menos de los políticos misteriosos y avezados. Nada, sépalo bien, absolutamente nada es gratis.
24. Cuide los recursos públicos como si fueran sus ojos, y con la conciencia de que son del pueblo que tributa.
25. Lea cada documento que vaya a firmar, sobre todo si se trata de un contrato, un convenio, la resolución de un subsidio, o la más inofensiva acta de asistencia. Lea el expediente que dio origen a ese documento. Léalo todo, no basta con que sus extraordinarios asesores lo hayan hecho. Si, en el peor de los casos, usted es ciego, no confíe en notarios recomendados por políticos avezados. Diseñe un sistema que le permita conocer por sus propios medios lo que va a firmar.
26. Prepare desde el primer día un archivo personal de lo que ha firmado. La tecnología le permitirá obtener copias en medio magnético de los miles y miles de documentos que habrá de firmar. Conserve los documentos para su futura defensa. No basta que su administración cumpla y tenga el mejor sistema archivístico del país. Hágame caso.
27. Visite las obras, no trague entero.
28. Cacareé todo lo que haga. Para ello debe buscar un buen Jefe de Prensa.
29. Haga todo perfecto. Recuerde que cuando salga, los entes de control como Procuraduría, Fiscalía y Contraloría lo van a investigar los siguientes diez años.
30. Recuerde que los bárbaros de las cavernas de los grupos armados ilegales lo van a perseguir los próximos veinte años de su vida y lo tendrán en las bases de datos de sus computadoras temiblemente modernas y actualizadas.
31. Ahorre el 40% de sus sueldo todos los meses en una cuenta especial, para cubrir los gastos de sus abogados defensores luego de salir.
32. Y nunca olvide, en este país lo difícil no es ser alcalde o gobernador, sino dejar de serlo.
Por: Favián Omar Estrada Vergel. www.soyperiodista.com