El país, sede del Comité Intergubernamental para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial.
Durante el 2019, Colombia se convirtió en el primer país latinoamericano en ser sede del Comité Intergubernamental para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Unesco. Durante ese evento se aprobó el ingreso del país al Registro de Buenas Prácticas del Patrimonio Cultural Inmaterial de esa organización con la estrategia para la salvaguardia de los oficios tradicionales.
Con esta política se ha logrado mayor cobertura y fortalecimiento de los espacios de formación en oficios relacionados con el patrimonio material e inmaterial del país.
Dentro de algunas de las acciones que han permitido este fortalecimiento se resaltan: la creación de la escuela taller de Villa del Rosario (Norte de Santander), la escuela taller Naranja (en Cartagena), la inclusión de la escuela Salamina (Caldas) en la red, además del fortalecimiento de 95 talleres escuelas en diferentes municipios; lugares en los que se transmiten e intercambian los conocimientos de oficios.
Un ejemplo es lo que sucede en el taller escuela de Villa Garzón, Putumayo. Allí el maestro artesano Armando Mueses Agredo, de 35 años, perteneciente a la comunidad Camentsa Biyá del Putumayo, desde su saber ancestral, enseña el tejido en chaquiras con el que se fabrican manillas, collares, decora bolsos, blusas y calzado principalmente el de mujer.
“Desde hace más de 15 años practico el tejido en mostacilla, oficio que aprendí de mis abuelos y padres”, describe Armando Mueses.
Agrega que quien le compra su producto no solo posee ese artículo, sino que llevan una parte de la historia de esta comunidad, y al enseñarlo no se pierde esta tradición milenaria.
En Colombia, la cocina, la música, la danza, la vivienda y el territorio se complementan, y cada una hace parte de la identidad colombiana.
Un ejemplo de esto es mantener viva la tradición ancestral del viche en el Pacífico. “El viche es una bebida del destilado de caña, es espirituosa y en ella se encadenan distintos aspectos propios de cosmogonía y cosmovisión del pueblos afro de esta parte del país. El viche para las comunidades es una bebida patrimonial usada en la medicina tradicional y prácticas propias. Está presente en la vida y en la muerte en el Pacífico colombiano”, destaca Miladys Jineth Garcés Arboleda, cofundadora del colectivo Destila Patrimonio, coordinadora de Plan Especial de Salvaguarda del Viche del Pacífico.
Miladys explica que hacer viche en una ciudad como Bogotá no sería lo mismo que en el Pacífico, porque no solo se trata de la bebida artesanal sino todo aquello que rodea su fabricación como es el ecosistema del que hacen parte el río, la playa, la señora cargando la caña en el potrillo, la selva profunda, el aguacero y todo eso hace un lugar único.
Revivir la identidad y la cultura ancestral para ponerla al servicio de la comunidad respetando su legado y tradiciones, es la apuesta desde el Ministerio de Cultura”.
“Soy hija parteada, mi mamá me tuvo en su casa con el acompañamiento de una partera tradicional del Pacífico. Uno de los elementos que tiene la partera es una botella de Viche Curao o toma seca. Cuando la mujer va a dar a luz le dan toma seca para evitar que tenga hemorragias y al niño le ponen en la punta de la boca una gota de viche, a partir de allí se crece con esa manifestación y se usa para evitar los cólicos y la picadura de zancudos. Además, las personas pueden pagar el estudio de sus hijos con la fabricación de viche, lo que también es sustento económico”, detalla Miladys.
Aprobada Ley de Vivienda
Las personas han construido sus viviendas adaptadas no solo a los materiales disponibles sino a sus costumbres y creencias. Sin embrago, con el correr de la modernidad, el uso del ladrillo y del cemento dejaron de lado edificaciones con sabiduría ancestral que caracterizaba a los territorios.
El Ministerio de Cultura, a través de la Dirección de Patrimonio, trabajó por la inclusión de la nueva definición de Vivienda de Interés Cultural (VIC) dentro de la recién aprobada Ley de vivienda, que permite al Estado colombiano construir con técnicas tradicionales en cualquier parte del país, y en los centros históricos les permite a los propietarios acceder a subsidios para el mejoramiento de los bienes patrimoniales.
Por ejemplo, en medio del Paisaje Cultural Cafetero, se va a poder construir con guadua y otros materiales propios de la región; en el caso de Boyacá, madera y adobe. De hecho, el primer proyecto ligado a los conocimientos de este tipo de vivienda se hará en Tibasosa, Boyacá
“Con este proceso, sumado al reconocimiento de los valores culturales, sociales, económicos, ambientales, constructivos y estructurales de las viviendas que manifiestan conocimientos y técnicas constructivas asociadas a sus territorios, estamos seguros de que el sistema financiero también eliminará los obstáculos que dificultaban que los propietarios de este tipo de inmuebles accedieran a créditos, así como sucederá con el sistema de subsidios”, explicaron en MinCultura.
Con esta estrategia se busca reconocer los derechos al patrimonio cultural ligado a las técnicas constructivas tradicionales y a los conocimientos de las prácticas transmitidas entre generaciones como parte de una vivienda digna. “Se trata de una vivienda con el alma de las familias y de los territorios”, enfatizaron en esta cartera.Patrimonio inmaterial en la agenda
Colombia cuenta con más de 1.109 bienes de interés cultural del ámbito nacional incluidos centros históricos, inmuebles y otros lugares (tanto tangibles como intangibles) a los que se suman los nueve sitios que se encuentran inscritos en la Lista de Patrimonio Mundial de la Unesco.
Hay que destacar que, durante el 2019, MinCultura realizó acciones para la protección y salvaguarda del patrimonio; una de estas fue convertirse en el primer país latinoamericano en ser sede del Comité Intergubernamental para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Unesco.
La misión de las Escuelas Taller
Se trata de estrategias de innovación social que impulsan a las comunidades a mejorar su calidad de vida y al mismo tiempo salvaguardar el patrimonio de los oficios y saberes tradicionales del territorio entre nuevas generaciones, a través de la activación de las economías creativas y el emprendimiento.
El modelo de Escuelas Taller tomó distintas formas en las primeras ciudades de Colombia en donde abrió sus puertas. En Cartagena y en Popayán, por ejemplo, se dan procesos de formación localizados en sedes, o espacios especialmente adecuados para albergar los talleres y las aulas de clase.