La Meriana del Putumayo (Meriana hernandoi), es un árbol que crece entre 1 a 15 metros de altura que solo se encuentra en una pequeña área entre los 1900 y 2200 metros de elevación en el territorio de El Napo en Ecuador y en el departamento del Putumayo colombiano.
Dado que su distribución es pequeña, los científicos la denominan como una planta microendémica, que además está en peligro de extinción y es de difícil sostenibilidad.
Por esta razón y por la vulnerabilidad de la planta, el hecho de que haya florecido en un ambiente diferente al de su origen, es motivo de documentación, registro y celebración.
Dentro de la colección de plantas vivas que alberga el Jardín Botánico de Bogotá, se encuentran dos individuos adultos de Meriana del Putumayo y en la Reserva Natural Torremolinos, ubicada en Cali, se llevan a cabo estudios para ayudar a propagar esta especie.
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Sus hojas son grandes y brillantes, sus inflorescencias desarrollan hasta 100 flores de un tamaño entre los tres y los cuatro centímetros de diámetro de color anaranjado. La flor de la Meriana atrae polinizadores como los abejorros, quienes extraen los granos de polen de las anteras y se deleitan con los tejidos azucarados que contiene la planta.
Imagen de la planta Meriana florecidaMeriana del Putumayo florecida. Imagen. Jardín Botánico.
Una especie vegetal en peligro de extinción
Según reporte científico, la Meriana del Putumayo es una planta que se encuentra en proceso de publicación por amenaza de extinción. Otra de las razones que afecta su existencia es el deterioro de los ecosistemas en los que habita.
En Colombia hay registro de al menos otras 36 especies de Merianas, todas apetecidas para uso ornamental y por ello la invitación a la ciudadanía que habita en las zonas donde estas especies se desarrollan es a que cuiden y no deterioren sus ecosistemas.
La historia de esta planta fue descrita por el botánico colombiano Lorenzo Uribe Uribe, quien la dedicó a su colega Hernando García Barriga, autor del reconocido libro Plantas Medicinales de Colombia.
Los dos botánicos junto con el fundador del Jardín Botánico de Bogotá, Enrique Pérez Arbeláez, fueron pioneros de la botánica en el país y el conocimiento en común de esta planta del género Meriana fue la razón por la cual los tres coincidieron en denominarla como la reina de las flores colombianas.