www.anp.com.co –
Que debemos hacer hoy los medios y los periodistas para revelar la realidad y la manera en que los colombianos deben ser recompensados con la devolución de tierras.
El miedo es un obstáculo hoy en la región. Apenas en la Audiencia por la Verdad cumplida hace dos semanas en el Putumayo, alrededor de 800 personas, dieron testimonios de su situación, donde evidenciaron temas de abusos, nuevas quejas de daños en sus cultivos, de las fumigaciones, de la violación de derechos humanos y desplazamiento forzado.
Esa responsabilidad esta sesgada por la autocensura, y autoprotección de quienes como periodistas y comunicadores se dan a la tarea de investigar y promover historias sobre ese tema en particular, la restitución de tierras. Deberán ser los medios independientes a través de la multiplicación de publicaciones en sitios web, redes sociales, blogs y espacios de publicación regional bajo su propio riesgo que promuevan la salida a luz pública de esa realidad. Si bien la Corte ha promovido la responsabilidad del Estado en financiar y proteger a los desplazados en Colombia, aún esa legislación debe ser mayor mente difundida.
Por desgracia en la agenda informativa, a veces en estos temas se queda para la posteridad, porque la ciudadanía vive de la actualidad y de los temas comunes que afectan mayormente su entorno, o son temas coyunturales que sólo se mencionan en un momento en particular.
El compromiso es más de los periodistas que de los medios y que tienen la vocación de impulsar esas temáticas, que los podrían poner en el ojo del huracán al ser vistos como defensores de derechos humanos, lo que hoy en el país no es garantía.
El Estado debería impulsar a través de un programa de investigación y promulgación, la búsqueda de la verdad verdadera. El abandonó de las regiones fue evidente hace ocho años, pero tuvo nuevas connotaciones por la presencia paramilitar en Colombia. No hubo presencia porque no tenía los recursos o porque hubo intereses internos que así lo dispusieron (dominio de territorios por dominio de la coca), sería el llamado a promover desde los medios, con financiación y apoyo esa tarea de búsqueda de la verdad histórica.
Es un interés más personal, de iniciativa individual y no colectiva, proponerse evidenciar esa realidad, que para muchos puede ser espinosa y que permite que la labor investigativa se vea truncada a través de las amenazas y la intimidación que hoy todavía es evidente en la regiones.