Por. John Montilla
Estábamos en las primeras semanas de inicio de año escolar, periodo en el cual es normal, el movimiento de nuevos estudiantes; por lo general unos llegan y otros se van. Esta es una de las cosas maravillosas de la profesión docente siempre hay personas especiales por conocer y hecho memorables de recordar, he aquí uno de ellos.
La clase de inglés había comenzado hacía más de quince minutos, cuando un joven, llegó hasta la puerta del salón y me llamó. Yo fui a atenderlo y él en pocas palabras me dijo, que era nuevo en el colegio, que ya había hablado con los directivos y había sido asignado a ese grupo, y me pedía que le permitiera entrar.
Por supuesto que le dije que sí; pero una cosa maluca al comienzo de año es el déficit de mobiliario para los estudiantes; generalmente no hay suficientes mesas y sillas disponibles para ellos. Le hice saber eso: “Pasa y te acomodas en lo que encuentres por ahora, luego vemos que se hace.”
El joven entro al aula, saludó de forma cordial al grupo; algunas voces dijeron que en la parte de atrás del salón había unas sillas libres. El chico fue hasta allá y esto fue lo que se encontró:
Había tres sillas disponibles pero ninguna estaba completa: a una le faltaba el asiento, a otra le faltaba la mesa y a la tercera le faltaba el espaldar. El joven más que molesto, estaba perplejo y no sabía si enojarse o echarse a reír; por supuesto que el resto del grupo no pudo reprimir una carcajada al percatarse del hecho, la clase se fue al traste. Mientras el recién llegado, me dijo: “Profe, yo mejor voy a hablar con el coordinador para que me colabore”. Y de forma tranquila se retiró del salón”.
Es una pena que nuestros estudiantes tengan que pasar a veces por este tipo de circunstancias.
Postdata: ¿Usted amigo lector cual de las tres sillas elegiría ?
John Montilla. Texto e imágenes.
http://jmontideas.blogspot.com.co/2017/06/tres-sillas.html