Por: Silvio López Fajardo.
Más de 700 usuarios directos e indirectos de la plaza de mercado de Mocoa fueron afectados por el rio Sangoyaco, son realmente damnificados de un desastre natural de nunca olvidar, no olvidaremos como las abuelas de la plaza de mercado perdieron sus frutas y verduras o las ollas donde cocinaban los sancochos. Lo que si es cierto es que estas mujeres valientes no perdieron su esperanza en renacer con sus locales y con préstamos paupérrimos volvieron a algunas a revivir su negocio a pesar de la amenaza que amerita el rio nuevamente y el negado silencio del Consejo Municipal y Departamental del Riesgo en ordenar reanudar sus actividades.
De esta manera para las abuelas el valor al trabajo, por costumbre y a la necesidad de sobrevivir, hace que el miedo sea un pequeño mostro que pasa desapercibido en los rostros de esas abuelas mujeres valientes que se enfrentan a la vida diaria y a la incertidumbre del abandono del mismo Estado Colombiano. Pero lo que si es cierto que ya hace más de 21 años es de conocimiento propio que estaban ocupando una zona de riesgo, quienes pasaronobligadas a las playas del Sangoyaco ( Río del lodo), a pesar de manifestarle una y otra vez la situación de riesgo a la administración municipal de aquel entonces.
Ahora lo que se escucha en el cantor de las abuelas y los líderes de la plaza de mercado es que en la construcción de la nueva plaza de mercado de Mocoa, tengan voz y voto, en el fortalecimiento de la participación ciudadana y el respeto puro por las abuelas. Es pertinente en la inversión establecer ideas innovadoras de hacer un parqueadero con subterráneo para mejorar la seguridad ciudadana y locativa y que los hijos de las abuelas puedan tener una cancha de microfútbol sintética, para que puedan disfrutar la compañía de la alegría de sus nietos.
Para afinar la tinta de esta idea, es necesario y urgente que en sus posibilidades se construyan los muros a lado y lado desde el puente de la Bomba del Señor Manuel Bravo hasta el puente de la Independencia y en lo posible se piense en dejarlos reactivar su negocio en la actual plaza de mercado, mientras en un año y medio tengan construida la plaza de mercado concertada con los usuarios y los campesinos. Es posible que pueda estar equivocado en estas decisiones, pero he visto los ojos y el rostro de las abuelas de muy cerca y el gobierno sólo ha generado incertidumbre en su vida y su alma, ya 40 días y no hay una plena decisión que garantice aún a las abuelas vivir de sus pequeños negocios.
Es necesario prudente y urgente que como mínimo por derecho se les garantice el agua en la plaza de mercado mientras toman decisiones y puedan pasar otros 40 días, solo amigos de la Unidad Nacional del Riesgo, ustedes pónganse en el zapato de las abuelas y sientan su sufrimiento, tengan en cuenta que pueden ser sus abuelas en condiciones donde solo algunas por decir saben hacer es pelar la cebolla y abrigar con café a los habitantes de Mocoa, en este contexto el legado de la norma no puede estar por encima de degradar las condiciones que le había garantizado el mismo Estado a las abuelas.
10 de mayo de 2017