Fuente: www.socivil.com.co
El “Plan Nacional de Desarrollo 2010 – 2014, “hacia una sola Colombia: camino a la prosperidad democrática”, en forma anticipada a la promulgación de la normatividad pertinente en el tema, en este caso la Ley Orgánica de Ordenamiento Territorial, definió las seis zonas en las que se dividirá el país durante el gobierno del presidente Santos (ver mapa 1).
Dentro de estas zonas aparece la zona sur, la cual se constituye al fraccionar los departamentos de Cauca, Caquetá, Huila, Nariño y Putumayo y aglutinarlos en una nueva área geográfica que, cubriría cerca del 50% del área total de cada uno de estos departamentos (algo menos para el Caquetá).
La ordenación territorial propuesta tiene como base la “perspectiva del desarrollo regional a partir de definir zonas homogéneas en sus condiciones de desarrollo endógeno” (DNP, 2010).
Como dato para resaltar, la región sur alberga el segundo número de población indígena del país y es en donde se presentan los mayores problemas territoriales producto de la incursión de multinacionales de la minería, el petróleo, el agua y la biodiversidad, recursos estratégicos dentro de las políticas del nuevo gobierno conocidas como “las locomotoras del desarrollo”.
En palabras del DNP esta región “Es un territorio con unas destacadas ventajas naturales comparativas i) ser nodo articulador intrarregional (Pacífico, Central y Amazorinoquia) e internacional con Suramérica; ii) ser la segunda frontera más dinámica en términos comerciales, que cuenta con dos pasos de frontera para el comercio exterior (Rumichaca en Nariño y San Miguel en Putumayo); iii) posee ecosistemas estratégicos de gran potencial geotérmico y iv) es la mayor reserva hídrica del país, dada la presencia del Macizo Colombiano.”
Geográficamente se destacan por el DNP su condición de frontera y su posición estratégica para conectar al continente sobresaliendo el Corredor Multimodal Tumaco – Belém do Pará (ver mapa 2), pero en ninguna parte con perspectivas a la conservación se menciona la riqueza natural y cultural de la misma.
Lo más preocupante es que la Región Sur se sustrae en gran parte en los departamentos del Cauca, Caquetá y Putumayo de la Amazonia, la cual es vista como reserva mundial de recursos y hoy como una posibilidad de resolver los desequilibrios ambientales planetarios, causados por las políticas desarrollistas impulsadas a nivel mundial en los últimos 50 años, de las que no ha escapado el Estado colombiano.
Es decir, departamentos como el Caquetá, Cauca y Putumayo pierden su condición amazónica y con ella la posibilidad de orientar su desarrollo sostenible sobre la base de lo ambiental, siendo reemplazado por actividades extractivas como la minería, la industria petrolera y la agroindustria (ver figura 3). En otras palabras, al dejar de ser territorios amazónicos pierden su condición estratégica ambiental mundial y con ella la presión de la comunidad internacional para su conservación, abriendo paso a las actividades extractivistas, que hasta la fecha han sido las causantes de todas las problemáticas que la región hoy vive.
Otro de los elementos estratégicos que se proponen es la articulación entre dos objetivos: seguridad en los corredores fluviales y neutralizar el narcotráfico en la producción y la distribución, lo cual implica la utilización de la estrategia militar de guerra, sobre la base de la interdicción militar en las rutas del narcotráfico como un esquema que podría en forma paralela incrementar la restricción a la movilidad y el confinamiento de las comunidades indígenas y campesinas en pequeñas porciones del territorio, a favor de garantizar la movilidad de mercancías ligadas al comercio internacional por el corredor fluvial Hidrovía del Putumayo, obra promovida en la región por la Iniciativa para la Integración de la Infraestructura Regional Suramericana – IIRSA, la cual tiene como interés principal la articulación del continente como un espacio geo-económico basado en la extracción de recursos naturales y la movilización de productos agroindustriales a base de monocultivos como los de soya en el Brasil.
Una vez más la región es considerada desde la perspectiva de los intereses de los grandes grupos económicos del país como la alacena de recursos naturales estratégicos y como zona de paso para la movilidad de mercancías, pero no como una parte de Colombia con una riqueza ambiental y cultural que debe convertirse en riqueza social para el disfrute de los pueblos y naciones que la habitan.