¡Vivos para servir, vivos para contar!
Por Silvio López fajardo
En la noche del 31 de marzo de 2017 una inesperada avenida torrencial (avalancha) desde las montañas sagradas del Occidente de Mocoa, masas de agua, arena, troncos y barro se desplazaban con velocidad cinematográfica por el cauce de la quebrada la Taruca, Taruquita llegando al Sangoyaco, asimismo por el río Mulato, con resultados en la población de Mocoa de cientos de muertos, heridos, desaparecidos y pérdidas económicas incalculables, generando en su comunidad un caos psicosocial de grados históricos, donde la sombra del miedo ahora acompaña hasta el más valiente de los lugareños.
En este orden a los líderes sociales nuestro más profundo reconocimiento quienes se pusieron la camiseta por su pueblo que caía en un agujero de desesperanza. A los grupos de socorro como la Defensa Civil, Cruz Roja, Bomberos Voluntarios, la Policía Nacional, Ejercito y otros grupos de socorro internacional en nombre de los ciudadanos de Mocoa, mil gracias por darlo todo por nuestra gente, por nuestro pueblo y muchos aún están apoyando la reconstrucción integral de Mocoa.
Ya pasados varios días después de la tragedia muchos líderes aun funcionarios públicos nos habíamos quebrado en cuerpo y espíritu, muchos enfermamos siniestramente y tuvimos que parar unas horas para coger un respiro, para que nuestras acciones pudieran canalizarse a servir en un escenario de calma, prudencia de las palabras, acciones para que entre nosotros no generemos mayor caos y daño. Así se pudo observar que la tragedia evaluó nuestra fuerza de voluntad para ayudar, para servir y en especial la capacidad de unirnos para la reconstrucción de nuestro pueblo.
Ahora la historia de Mocoa se ha partido en dos, donde podamos orientarnos a evaluar el antes, lo actual y el futuro a corto, mediano y largo plazo, en este orden, con certeza debemos abrazar el cambio como una oportunidad que surge del dolor de muchas familias y de los que amamos este territorio de los Mocoas.
Ahora pensaremos y soñaremos en una Mocoa de como la queremos, y esa es la tarea de cada uno de los que vivimos en este territorio y de esta manera podamos tomar decisiones colectivas para que en esos esfuerzos se vean reflejados los deseos de cada uno de nosotros.
En mi caso me sueño con una Mocoa donde las Presentes y futuras administraciones locales y regionales consulten sus decisiones con las mujeres, los abuelos, los jóvenes, los niños y con la población LGTBI, los Afros e Indígenas en especial con los Campesinos de pala y sombrero y se den la oportunidad de escuchar y hablar con el pueblo sagrado. Cómo me gustaría que el edificio viejo de la gobernación sea un museo cultural digno de los putumayenses, me sueño con parque infantil y juvenil de unas 20 hectáreas el cual tenga selva sagrada para que lleguen las hormigas y los pájaros.
Entre otros sueños que se amasan en nuestros sentimientos el más importante que la verdadera democracia se valore con valores humanos de honestidad y verdad del voto popular, en este orden la marcha en Mocoa de más de 7 mil personas nos convocaba a la verdad y la verdad es que en la mayoría de las ocasiones hemos elegido muy mal amalos Concejales, malos Diputados, malos Alcaldes, malos Congresistas, malos Presidentes aun malos presidentes de las Juntas de Acción Comunal. Si nosotros después de esta cruda experiencia para Mocoa en las próximas elecciones olvidamos lo que paso y no repensamos en un voto libre y sagrado, caeremos en la ignominia o vergüenza de seres pensantes e inteligentes, para enfrentarnos en tener los dirigentes y mandatarios que nos merecemos.
No podemos olvidar que en mérito de la verdad que los barrios junto a la cárcel como san Miguel y san Fernando entre otros se levantaron con la cruda realidad de la politiquería auspiciada por las administraciones locales de turno y algunos líderes de los mismos barrios. Ahora en la situación de las ayudas humanitarias nos vemos enfrentados a otras realidades que debemos recordar en el momento de votar, como es el caso de los pobres subsidios de arriendo para las familias damnificadas, $250.000.oo, en Mocoa no existe ese valor de arrendamiento, pero como la comunidad necesita entonces es poquito que les llega es sagrado y muchos han caído en la trampa depensar que el gobierno es Generoso, sabiendo que es un deber constitucional atender dignamente a las familias damnificadas. En el momento de votar no se olviden Mocoanos, Putumayenses y Colombianos como después de 35 días de la tragedia muchas familias duermen en las salas de otras casas, porque no desean ser víctimas las violaciones a los Derechos humanos que se ha generado en los albergues.
Comunidad: Este es un llamado sagrado a no olvidar, especialmente a las más de 7 mil personas que marchamos.Queridos lectores no olvidemos al momento de votar a quién elegimos, no olvidemos que muchos políticos a quienes les tendemos la mano y una sonrisa ignoran nuestros deseos y nuestros sueños, ignorarán aún más a las personas que murieron y desaparecieron en la avalancha de Mocoa, ignoran nuestro profundo dolor y nuestros miedos a la lluvia, ignoran el hambre que pasaron y pueden ignorar la abundancia de ayuda humanitaria que se desplegódel territorio nacional y extranjero a Mocoa, ignoran qué se está haciendo con la plata de los donantes para reconstruir Mocoa.
En este orden, en la ignorancia seguiremos tal vez vendiendo nuestro voto y nuestra sagrada conciencia, vendiendo a nuestro pueblo, por un bulto de cemento, unas hojas de zinc, un tamal y lo peor peleando por almuerzos en las elecciones, asimismo vendiendo la verdad de informar al pueblo donde algunos periodistas se arrodillan por un contrato y apoyan aquel candidato que les pone en el bolsillo de la camisa los billetes morados, mala conciencia que se anida desde los billetes cafeteros.Así en las próximas elecciones podemos estar condenados a vivir de la mentira, arrodillados a un confort individual, a que la inseguridad se incremente, a que los campesinos sean más olvidados, donde la víctimas del conflicto no tengan una reparación integral, donde los damnificados de la catástrofe de Mocoa no sean reparados en su pérdidas económicas,
Finalmente se puede afinar que las necesidades del pueblo, han sido el juego de la politiquería y en la próximas elecciones lo que está en juego es la verdad, la dignidad y el honor de nuestro pueblo de Mocoa, está en juego la participación ciudadana, está en juego la sonrisa y la alegría de los niños, está en juego la legitimidad de ciudadanos, está en juego el proceso de paz, así como se puso en juego la vida de los que se marcharon, dejándonos dolor y desesperanza.
Pero antes de concluir quiero decirle a mi pueblo de Mocoa, a los que quedamos vivos que podemos cambiar el rumbo de ese Mocoa que soñamos, convirtiéndose en un desafío colectivo y participativo, eso nos garantizara un progreso agradecido en el tiempo, nos garantizará construir un territorio con pilares fuertes en valores que nos dignifiquen como seres humanos como el amor, la honestidad y la verdad.