La inversión de recursos del Fondo de Ciencia, Tecnología e Innovación – FCTEI en el Guaviare estáncambiando vidas.Como una manera de disminuir la deforestación y generar conciencia entre los campesinos sobre la importancia de no talar bosques, se desarrolla el proyecto de investigación Relictos de Bosques, en Guaviare, en los municipios de Calamar, El retorno y San José del Guaviare.
Este proyecto, ejecutado por el Instituto Amazónico de Investigaciones Científicas (Sinchi), con recursos del Sistema General de Regalías (SGR), contó con una inversión de $4.789 millones; es un ejemplo de recursos públicos que se traducen en eficiencia a nivel regional.
La propuesta para los campesinos es que dejen de quemar bosques para destinarlos a la ganadería o a otro tipo de actividad y que utilicen por lo menos cuatro hectáreas para sembrar árboles maderables, por hectárea se llegan a sembrar 256 y alcanzarán su madurez en 25 años, momento en que se podrán comercializar. Los árboles que principalmente se cultivan por sus características son abarco, achapo, cuyubi, milpo, algarrobo y cachicamo
De esta manera los campesinos de la región no solo hacen un proceso de reforestación sino también de aprovechamiento debido a que antes por falta de información se perdían frutos que se encuentran en la selva como el acai, el moriche, el seje y el arazá.
Gracias a este aprendizaje los campesinos se han unido y han logrado comercializar sus productos con lo que garantizan otra fuente de ingresos y han aprendido a hacer, entre otros, postres, helados y hasta cocteles.
Guaviare ha vivido de manera directa el flagelo de la deforestación, tanto que hoy ocupa el cuarto lugar en deforestación a nivel nacional y dos de las principales razones son el narcotráfico y la ganadería extensiva.Es por esto que la comunidad se ha interesado en esta iniciativa porque les da la oportunidad de alternar actividades económicas (productivas) con actividades de protección ambiental puesto que se trata de mejorar la oferta ecológica del sector y de recuperar y proteger importantes zonas de bosque, a la vez que permitir la generación de ingresos en el mediano y largo plazo.
Este proyecto coincide y refuerza los objetivos de la Misión de Crecimiento Verde, lanzada el primero de febrero por el DNP,que formulará las políticas que se deben implementar a 2030 para aumentar el crecimiento económico de manera más compatible con el medio ambiente.
“Conservar el capital natural reduce costos para la sociedad y abre nuevas oportunidades económicas. La mitigación del cambio climático es costo efectivo y genera impactos positivos en desarrollo y empleo. El Crecimiento Verde también es percibido por los empresarios como un asunto decompetitividad y nuevos mercados”, sostuvo Simón Gaviria Muñoz, director del DNP sobre la Misión de Crecimiento Verde.
Hablan los favorecidos
Blanca Mariela Yepes, una de las beneficiarias de este proyecto, asegura que es muy importante adquirir conocimiento para entender al bosque y aprovecharlos como lo que es: un paraíso. “Tener la frescura de la selva es clave, uno está sofocado, se entra a la selva y siente el cambio de la temperatura. Entonces, tener uno ese conocimiento es espectacular”, explica Blanca Mariela.
Ella y su esposo han sembrado árboles maderables en su finca. Con las capacitaciones que han recibido aprendieron el aprovechamiento que pueden obtener de la madera, no solamente del tallo sino también de los frutos, las semillas y las especies.
Su familia también ha entendido que la estabilidad de los animales de la selva también es muy importante. Por esta razón siembran moriche y maraco para proteger a los animales. “Si no les damos comida, si no les sembramos comida se vuelve un combate.Toca sembrarles comida para que ellos también puedan sobrevivir y este conocimiento lo adquirimos por medio del Sinchi, porque no solo vamos a tener para nosotros, sino también para ellos. Aquí hay muchos animales: tenemos lapa, gurre, saino, cauche, tigre, león, culebras de varias especies, chaqueto, armadillo, pájaros, loros y guacamayas”, repiteBlanca.
Esta mujer, líder de su vereda, ha visto como el proyecto ha logrado que las personas cambien de opinión. Dice que antes todos querían tener solo potreros para vacas y ahora siembran árboles y hasta les explica sobre el calentamiento global. “Lo que no queremos para nosotros, no queremos para nuestros hijos y nietos. Si uno tiene la facilidad de tener estos árboles que le dan la frescura a uno, que los nietos puedan tener esa oportunidad”.
Para Mario de Jesús Guevara Cruz, representante de la Asociación de Productores y Cultivadores de caucho del Guaviare (Asoprocaucho), el trabajo ha consistido en proteger el bosque. Repite que el compromiso es no talar más bosques y, en cambio, buscar beneficios de los productos no maderables para fortalecer la economía de las familias asociadas. “Si tenemos bosque tenemos agua y oxígeno”, es su lema.
Asegura que el gran obstáculo es la economía ganadera. “Los ganaderos no quieren cambiar de opinión frente al sector productivo, ellos siguen creyendo que talar para hacer praderas para tener ganadería es la mejor opción. Y eso ha sido un obstáculo porque mientras nosotros creemos y estamos seguros que el bosque nos da una mejor vida ellos piensan que lo mejor para ellos es tener praderas sin un árbol”.
El Sinchi, entidad encargada de ejecutar este proyecto, lleva 22 años trabajando en esta región de la mano con la comunidad. En esta oportunidad se han intervenido 37 veredas, beneficiando a 400 familias.
Jaime Alberto Barrera,investigador del Instituto y uno de los líderes del proyecto Relictos de Bosque, explicó que están trabajando un modelo de producción forestal que permita reconvertir el área productiva que tienen dedicada solamente a la ganadería para que puedan también producir principalmente especies forestales, hacer un ordenamiento predial y generar una mejora en los ingresos.
“Creemos que hemos logrado un cambio en estas familias. Vemos que muchos de ellos están convencidos de que el papel de los bosques va más allá de simplemente un área donde pueden expandir su ganadería. Ya entienden y aprovechan de ellos los productos que se han identificado no maderables”, comenta Barrera.
Cuenta que también han logrado establecer plantaciones maderables con la perspectiva de dejarle a sus hijos un futuro mejor en la medida en que son plantaciones de largo plazo.
Las familias vinculadas al proyecto tienen algún tipo de actividad productiva como ganadería, pollos, pastos de corte, entre otros. Lo que se buscó fue generar condiciones de conservación, pero con alternativa económica, como lo ofrecen los maderables y frutales.
Luz Marina Mantilla Cárdenas,directora del Sinchi, afirma que este tipo de proyectos ayudan a mejorar la sostenibilidad, a cambiar los temas de la intervención inadecuada para que la población sepa que el bosque no es un estorbo. “Muchas veces la gente actúa porque no sabe, ahora obtienen recursos sin intervenirlo”, explica.
En esto coincide Flaviano Mahecha Ávila, representante legal de Asoprocegua, quien asegura que han apoyado el proceso con la intensión de dejar de cultivar coca o cultivos ilícitos y deforestando, encontrando productos alternativos y aprendiendo a sustraer los productos sin afectar la fauna, la flora y el medio ambiente.
“A la vuelta de 15 años vamos a poder sustraer los maderables y es la forma en la que le decimos a nuestros hijos desde ya: mire, aquí está el aprovechamiento de ustedes en el mañana, aquí está que el campo no es el enemigo sino el futuro de ustedes, aquí está en que solo andar en pavimento no es una gran ventaja, andar en el bosque es la vida más saludable, aprovechar de ellos es tener una vida saludable para el futuro de nuestros hijos y las generaciones que siguen”, asegura Mahecha.
Uno de los principales objetivos de este proyecto es que las familias se empoderen del proceso, se sigan capacitando para que continúen manejando las especies y las plantaciones de manera eficiente y obtengan los beneficios en un futuro cercano.