Por el Mag. Gerardo Franco Sánchez Narváez.
En el sur de Colombia existen personas con una gran simpatía, que por donde andan consiguen amigos, siempre prestos a hacer favores, a ser solidarios, cooperadores y compasivos, contagiando a los que lo rodean ya sea en el trabajo o fuera de él de una inmensa alegría.
A esta clase de personas perteneció el médico Jorge Enrique Viveros Bravo, quién nació en Puerto Asís el 20 de Junio de 1923. Tuvo siete hermanos Miguel Angel, Hernando, Efrén, Antonio, Carlos, Zoila Julia y María Mercedes. Se casó canónicamente ( palabra que en ese tiempo utilizaban los Sacerdotes ) en Santiago, Putumayo, el 14 de de Marzo de 1.954 con doña Ana Tulia Chaves Muriel, siendo hijos Jorge Iván, Susana Isabel, Jairo Enrique, Julio Bayron, Jaime Favián y Mary Lupe.
Sus estudios superiores los realizó en la Universidad Central del Ecuador graduándose como Médico Cirujano y posteriormente se Especializó en Administración hospitalaria en la Universidad de Medellín. El Médico Jorge , dicen los que lo conocieron o fueron sus pacientes tenía un magnífico don de gentes y cuando fue Director del Hospital de Mocoa hacía cumplir exactamente con las normas legales y el reglamento sin presiones indebidas, en un ambiente de cordial amistad. De allí el éxito y el recuerdo que dejó para la posteridad. Fue un trabajador constante, cosechó frutos y por eso la gente del Putumayo lo recuerda porque fue un buen médico y excelente funcionario.
En la década de los años 50 se revivió la ilusión que muchos tenían de buscar otra salida que los conectara en menos tiempo con el centro del país. De allí que varios jóvenes entre los que estaba el médico Jorge Enrique se encargaron de motivar a familiares, comerciantes y gente del común para que respaldaran esta causa. Solicitaron audiencia al señor Comisario Don Hernán Ríos Gozález, dialogaron con él y le hicieron conocer que una de las acciones contemplada en el cronograma de actividades era llamar la atención del Gobierno Nacional haciendo una travesía a pié internándose en la hinóspita selva hasta llegar a Pitalito ( Huila ). Don Hernán no solo los respaldó sino que les ofreció comunicarse con las Autoridades del Huila para que estuvieran pendientes de su llegada.
Entonces empezaron los preparativos de la excursión. Había que llevar ropa apropiada, botas, armas livianas, alimentos, ollas en qué prepararlos, cerillas para hacer fuego, etc. Todo esto lo lideraba el médico Jorge. Por fin llegó el día de la partida; gente aglomerada los despedía deseándoles éxitos entre besos, abrazos y lágrimas. Y entre la multitud que despedía a sus trece amigos también estaba el médico Jorge, quién no pudo viajar porque le llegó el nombramiento de Director del Hospital de Mocoa.
Cuando estuvo como médico por los lados de la Hormiga, más exactamente en San Antonio del Guamués, hizo gran amistad con el indígena y taita Serafín Queta con quien sostenía largas conversaciones los días domingos sobre los resultados que daban ciertas plantas medicinales en la curación de enfermedades, hecho que después de comprobar sus buenos resultados ya en el Alto Putumayo, Pto Asís y Mocoa resolvió formular a los pacientes medicamentos de botica y a la vez el uso de hierbas de acuerdo a la enfermedad que los aquejaba. Como a algunos pacientes los atendía en forma gratuita después que se curaban cariñosamente y en agradecimiento le traían a la casa frutas, plátanos y una que otra gallina. Doña Ana Tulia los atendía de la mejor manera posible sin faltar la consabida taza de café con pan.
Después de algunos años vino la época de la política. Mocoa era el Centro Administrativo y desde aquí se orientaban los destinos de todo el Putumayo. Pero primaban las determinaciones del Gobierno Central y por lo tanto aparecían candidatos de otras regiones. Como ya existía gente preparada oriunda de la región y los habitantes querían el progreso de su tierra, empezaron a hacer un listado de profesionales que llenaran el perfil para los cuerpos colegiados, escogieron entre ellos al médico Jorge como candidato para la Cámara de Representantes. Se fue un grupo de Mocoanos a su residencia y cada quien le expuso los motivos de la visita. Los escuchó a todos con mucha atención y luego de último tomó la palabra para agradecerles la distinción que le habían hecho, les explicó que tanto él como ellos quieren a Mocoa y al Putumayo, les hizo un resumen de todo lo que habían expresado, para concluir afirmando que su profesión era la de médico cirujano y que por el momento más le interesaba salvar vidas. Qué diferencia con lo que sucede ahora, ya que los candidatos son los que buscan votos a su favor de una manera, de otra y de otra.
Murió joven el 23 de Febrero de 1.977 en Mocoa pudiendo continuar por más tiempo sirviendo a la ciencia de Hipócrates y a su patria. El 23 de Febrero de 2.016 con ocasión del aniversario de su fallecimiento, su hija Susana Viveros Chaves pronunció unas palabras dando a entender que ellos, sus hijos, siguieron el ejemplo de su padre siendo amorosos, querendones con los hijos, sobrinos, tíos, familia, amigos y sobre todo dice en lo que escribió, listos a atender a las personas que nos requieran. Expresiones de ellas son: “ Recordamos sus ejemplos y enseñanzas a diario. Gracias Dios por este hombre fenomenal, gracias por el tiempo que fue poco….55 años….pero lo suficiente para trascender.”
El médico Jorge Enrique debe encontrarse en la primera fila del cuadro de honor de los hombres destacados de Mocoa y el Putumayo.