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Hacer un plan de acción que sea respetado por los entes y la sociedad, es lo que desean las étnias
No queremos que nos digan qué es lo que tenemos que hacer, ni que nos direccionen. Nosotros somos los que tenemos que plantear eso y plasmarlo, respetando nuestros ancestros y nuestra cultura».
Así, tajantemente y sin un pestañeo, anunció el indígena Reinaldo Suárez, representante de las étnias cubeo, curripacos, tucanos, barasanos, piratapuyos, desanos, guananos, carapana, tatuyo, yuruti y sicuani, lo que para ellos significa estar elaborando un plan de acción o de vida que salga de sus comunidades.
Su anhelo es lograr ser los protagonistas, que haya un proceso participativo con ellos, en el cual el primer paso sea el acercamiento respetuoso entre los entes gubernamentales y las comunidades indígenas.
«Pedimos dentro del plan de acción que ellos nos formulen procesos en sentido de respeto de nuestros usos y costumbres, porque nosotros no podemos someternos como cualquier ciudadano y necesitamos espacios para interlocutar y enseñarles nuestro dialecto a los niños y desarrollar proyectos productivos», sostuvo Reinaldo.
Tanto para Jaime Jajoy, gobernador de la étnia inga del Putumayo, como para Santiago Kuetgaje, líder de la comunidad uitoto del Amazonas, es urgente frenar la pérdida de su identidad cultural, de su dialecto, de su lenguaje, de su modo de vivir y de sus costumbres.
«Eso se está acabando porque no tenemos un espacio para desarrollar nuestras actividades culturales y cotidianas. Todos somos desplazados porque no estamos en nuestro sitio de origen», sostuvo Santiago Kuetgaje.
Este reclamo se sustenta en lo que a través de los siglos se les ha negado: su reconocimiento como minoría que tiene su cultura y sus costumbres y que en pleno siglo XXI han tenido que desplazarse huyendo de la violencia.
Estas comunidades están haciendo esa tarea con la ayuda de la Acnur, Corcumvi, la Personería de Villavicencio, el PNUD, entre otras instituciones que los están orientando para la formulación del plan de acción que concertarán con la sociedad y sus gobernantes.
En todo caso, de lo que sí son conscientes, es del potencial que tienen con sus tradiciones y costumbres, las cuales no quieren perder, y que, por el contrario, les puedan servir para fortalecer su cultura y sus ancestros y ofrecércelos a los ‘blancos’, como ocurre con los ingas y sus plantas medicinales.
Primera comunidad con resguardo
Los uitoto residentes en Villavicencio, que están conformados por 16 familias que suman 54 personas, serán dentro de poco el primer cabildo que obtendrá un resguardo indígena en la capital del Meta.
Así lo contó el uitoto Santiago Kuetgaje, quien dijo que están esperando la tierra que vieron para irse a vivir allá y que queda por la vía a Acacías.
Solo falta que se radiquen los documentos en el Incoder para que les entreguen el terreno y que ese Instituto, dentro de unos cinco días, haga el estudio y determine la negociación con los dueños y les de luz verde para trasladarse definitivamente al sitio, donde «sembraremos yuca, plátano, chontaduro, nuestros frutales, y en donde vamos a hacer el hoyo para criar pescados para comer. Lo mejor es que ya no somos un cabildo pirata y tenemos todos los derechos», dijo.