Masiva participación de la ciudadanía que acompaño las honras fúnebres del empresario Henry Javier Torres, se registro durante todo el día en Puerto Asís. Desde las ocho de la mañana se inició la jornada con una ceremonia eucarística que tuvo lugar en la Parroquia San Francisco de Asís, donde decenas de personas se aglutinaron en sus vehículos, camiones, tracto mulas y motocicletas.
La salida del féretro fue acompañado luego por las bandas músico marciales de dos instituciones educativas entre ellas la del Colegio Técnico Industrial, que estuvieron en el recorrido hasta el parqueadero antiguo del Aeropuerto 3 de Mayo. De allí la caravana continuó hacia el Corregimiento de Santana, donde alrededor del medio día se había programado una ceremonia que sería acompañada por los habitantes de las localidades vecinas.
A la altura del kilómetro cinco frente a la sede del Colegio Técnico, una calle de honor fue hecha por los estudiantes, para despedir a su mentor. Torres y su empresa habían donado una suma importante para los uniformes de la banda, en la celebración de los quince años de vida educativa. El comercio de Santana cerró sus puertas hoy al medio día en señal de duelo. Lo mismo se habría logrado ayer por lapso de una hora, cuando el comercio organizado de Puerto Asís también cerró al público entre las tres y cuatro de la tarde.
Finalmente el cuerpo de Javier Torres, fue conducido al Cementerio de Planadas, donde sus familiares y amigos le dieron la despedida. Paradójicamente recordaba su esposa en conversación con amigos y decía que Torres había pedido ser sepultado al lado de su caballo y su mascota, que quiso mucho y que yacen muertos. Por supuesto que era un pedido no práctico de cumplir, como todo o muchas cosas de su vida. Un hombre rebelde, que hacía frente a las adversidades y la gente sin ningún estupor, lo que hacía y decía a diario no fue muy fácil de aceptar y convenir para quienes lo rodeaban, pero se ganó la aceptación como ser humano, integro y social.