
Por : Jaime Erazo
Con el sorteo de los números que le corresponde a cada precandidato en el tarjetón de la Consulta Popular Liberal del 29 de septiembre, crece el fervor electoral y se reafirma el clamor generalizado de lograr la unidad de la colectividad para marchar, con paso de vencedores, a obtener la Cámara de Representantes en la que la que se cristalizarán los ideales liberales en proyectos legislativos y en gestiones favorables a los colombianos en general y de los putumayenses en particular.
Para no empañar el democrático proceso, lo que importa ahora es observar las reglas del juego limpio, especialmente aquellas que tienen que ver con el respeto por el otro y por los otros, la igualdad de condiciones y la imparcialidad debida.

Si la responsabilidad de respetar al otro y a los demás aspirantes es de cada precandidato, sus equipos, seguidores y amigos, la responsabilidad de brindar al proceso y a los aspirantes condiciones de igualdad e imparcialidad, recae, principalmente, en el actual representante liberal a la cámara y en los directorios liberales.
Vengan de donde vengan, hay que estar atento a estas anormales situaciones y denunciarlas sin temor alguno ante las instancias correspondientes. Cosas se han visto, por ejemplo, se declara o se dice una cosa y se hace otra muy distinta, o por debajo de la mesa se dan órdenes para favorecer a tal o cual candidato,más por conveniencia personal que por conveniencia de partido o colectividad liberal.
La consulta debe desarrollarse en un clima de concordia y respeto, hay que ganar el favorecimiento de los electores mediante la persuasión o el convencimiento que ellos obtienen de factores como la imagen, la formación, la experiencia, las propuestas y capacidad para su realización. Sin éstas condiciones, la anhelada unidad de la colectividad difícilmente se podrá dar.
La consulta popular liberal es la oportunidad histórica que tiene el pueblo, a quien según el numeral 1 de la declaración ideológica del Partido Liberal Colombiano dice pertenecer, para superar la “dedocracia”, la manipulación y la utilización de la colectividad.
Hay que rechazar y denunciar el envilecimiento de los procesos democráticos con prácticas como la compra de líderes y de votos por dinero, materiales o remesas. Cuando esto sucede, los cimientos y la estructura de la democracia se debilitan, se empobrecen y la mediocridad de quienes llegan a cargos de elección popular por estos procedimientos se convierte en regla.
Finalmente, en la política, como en el juego, hay que aprender a ganar y a perder. Por lo tanto, hay que estar preparados, o como se dice, mentalizados para aceptar la pérdida y apoyar a los ganadores o para ganar sin afectaciones ni triunfalismos excluyentes. Ojala que quienes participan en la consulta popular liberal le hagan honor a la palabra empeñada que tanta falta le hace al Putumayo y al país.
Miembro del Colegio Nacional de Periodistas
Seccional Putumayo
