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Nunca había escuchado una respuesta tan filosófica y a la vez tan certera: “Se debe ahorrar para ser libre”, dijo el codirector del Banco de la República, César Vallejo, cuando uno de mis colegas periodistas se lo preguntó hoy durante la celebración del Día Internacional de la Inclusión y Educación Financiera de los Niños.
A reglón seguido dijo que ahorrar mejora la autoestima, nos hace crecer como personas, y nos ayuda a formar un patrimonio autónomo. “Todos tenemos malos momentos en los que se requiere dinero con urgencia. Es más fácil sobrellevar esa situación si se cuenta con un ahorro”, agregó Vallejo. Versión respaldada por la presidenta de Asobancaria, María Mercedes Cuéllar.
Dos economistas de la mejor trayectoria que hubieran podido ahondar en cifras y estadísticas de la importancia del ahorro, fueron contundentes en una respuesta que debe hacer reflexionar a muchos: “ahorrar para ser libres”.
Y es que sin duda, la libertad es la mayor ganancia que nos da el ahorro. Sólo cuando somos austeros podemos tomar decisiones en busca de nuestros sueños, sin ataduras. No es normal que los adultos dependan económicamente de sus padres. Ni viceversa. El ahorro es el mejor seguro para el presente y para tener una vejez digna.
A reglón seguido otro de los periodistas preguntó sobre las limitaciones para no ahorrar, y la asesora del programa de Finanzas para el Cambio, Julieta de Guarín, dio en el clavo: “el problema no es de plata. Tenemos niños en los colegios más pobres de Medellín, en las comunas, donde nos decían que sólo tenían para el pasaje. Pero han logrado ahorrar 500 pesos semanales”.
Julieta sostiene que el problema de nuestra cultura es de valores. Le damos más importancia a la ostentación que al ahorro. Y no es un problema exclusivo de las clases menos favorecidas. En todos los estratos se valora más el lujo y la ostentación que la austeridad.
De esta manera quienes dicen que el dinero no les alcanza para ahorrar, a su vez tienen un teléfono de última tecnología que no necesitan, se visten con la última moda y los zapatos más costosos del mercado. Siendo que, la que debería ponerse de moda es la austeridad.
El papa Francisco llegó dando ejemplo de ello al renunciar a los lujos que ofrece el Vaticano. Se quedó con el viejo crucifijo de metal oscurecido en lugar de lucir el de oro que está reservado para el máximo jerarca de la iglesia. Dicen que en su natal Buenos Aires andaba en bus, cocinaba sus alimentos y no tenía secretaria.
No se trata solo de ahorrar dinero. La austeridad debe ser una política transversal de vida. Esto dijo el presidente del Bancolombia, Carlos Raúl Yepes, en un video de educación financiera para niños: “Las restricciones generan creatividad. Se debe ahorrar recursos, desde lo económico, ambiental, y social. Se debe hacer más con menos”.
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Ricardo Solarte Ojeda
Director Creativo Antorcha, Cifras y Comunicación SASPeriodista especializado en Economía y Negocios Con especialización en Gerencia de Mercadeo Universidad EAN
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