Por : Agustín Ordoñez
Todas las acciones del hombre son susceptibles de analizarse, evaluarse y criticarse y es muy necesario que se haga, en todo momento, más aún si estas acciones tienen que ver con la vida de las comunidades y tienen efecto sobre las personas que las componen. Tal es el caso de las administraciones municipales, las cuales sí que deben evaluarse desde todo punto de vista y en las que además es el derecho que tienen los ciudadanos de participar en los asuntos que se relacionan con la administración de los bienes públicos y a expresar su opinión sobre la gestión administrativa pública.
Al terminar un año generalmente la gente hace el balance acerca de su Alcalde y su administración. Independientemente de que el ciudadano haya votado o no por el Alcalde de turno, tiene todo el derecho a analizar la administración de su municipio, a criticarla si es del caso y a determinar, desde su propio y libre criterio, si es buena o mala. Es más, alguien o alguna institución deberían generar espacios de debate para analizar y evaluar cada administración municipal, en los cuales la gente pueda participar abiertamente.
Obviamente esta evaluación municipal debe hacerse de manera realista y objetiva, pensando en el bien colectivo, desprendiéndose de todo tipo de apasionamiento, simpatía o rencor político. Algunos califican como excelente o buena una administración por el simple hecho de que a ellos les fue bien en lo personal, porque les dieron algún cargo, contratos o suministros. Otros dicen que fue pésima o mala porque en lo personal no les dieron nada o les dieron menos de lo que esperaban. Tampoco se puede decir que es buena porque el alcalde es de mi partido político o mala porque es de otro.
La gente del Putumayo al momento de evaluar a su Administración Municipal, además de la gestión administrativa, evalúa también la organización y desarrollo de las fiestas, ya que tradicionalmente en el año cada municipio tiene diferentes fiestas: aniversarios, patronales, ferias, regatas, reinados, decembrinas, carnavales, etc., las cuales, desafortunadamente, se han constituido en una obligación bastante grande y onerosa de las administraciones municipales.
Pues bien, durante el transcurso del año le preguntamos a varios ciudadanos de cualquiera de los municipios del Putumayo sobre como estuvieron las fiestas en su municipio. Con una sonrisa en los labios responden que muy buenas. Pero al comenzar el nuevo año y preguntársele a estos mismos ciudadanos sobre la gestión de su Alcalde durante el año que concluyó, fruncen un poco el ceño y responden que no muy bien o mal, con algunas pocas excepciones.
Existen varios factores que deben tenerse en cuenta al momento de realizar este análisis antes de determinar el grado de acierto o desacierto de una administración. En el caso de los actuales alcaldes se debe tener en cuenta que terminaron su primer año y que generalmente este es de organización, proyección y planificación, pero de todas maneras el primer año tuvo su Presupuesto y ya permite visualizar cómo va a ser una administración y las calidades o defectos de su Alcalde. Otro factor que se debe tener en cuenta, sobre todo en el caso de los municipios del Bajo Putumayo, es el nuevo sistema de manejo de los recursos de Regalías, los cuales antes llegaban directamente a las alcaldías y ahora ya no.
A pesar de lo anterior, hemos visto a algunos alcaldes moviéndose como hormiguitas durante el 2012, proyectando las obras que necesita su municipio, gestionando y buscando los recursos. No hemos visto a otros haciendo lo mismo y se nota además que les falta iniciativa, acompañamiento y asesoría.
Entonces, en términos generales y en lo que tiene que ver con la gestión, con muy pocas excepciones, el primer año deja un balance negativo para los alcaldes. Pero si lo vemos desde el punto de vista de las fiestas les fue muy bien. El asunto aquí es que las fiestas, así sean tradicionales y muy buenas, son efímeras y pasajeras, sin desconocer que son importantes y que a todos nos gustan, mientras que la gestión y las obras son las que verdaderamente perduran.
Con el correr del tiempo la gente y la historia recuerda a los alcaldes que fueron dinámicos, que hicieron buena gestión y dejaron buenas obras, muy pocos se acuerdan de cómo fueron las fiestas hace cinco, diez o quince años y quiénes las hicieron. La gente respeta, quiere y admira a los buenos ex alcaldes, los que en su momento pasaron dejando huella, pero hunde en la indiferencia y el olvido a los malos.
Como buenos ciudadanos putumayenses y de nuestros municipios, de corazón esperamos que el 2013 sea un mejor año para nuestros alcaldes y su administración. Si a los alcaldes les va bien a todos nos va a ir bien. Hayamos votado o no por ellos queremos que les vaya bien. Pero no podemos quedarnos en el papel de los malos emperadores de antaño: puro “Pan y Circo”, con la diferencia que el “pan” también está embolatado.
Feliz 2013 para todas y todos.