El fenómeno, que no se repetirá en 106 años, dará pistas sobre el cambio climático.
El tránsito de Venus es una de las más raras alineaciones predecibles de cuerpos celestes de que tengamos noción. Entre el 5 y el 6 de junio, nuestro planeta gemelo pasará en medio del Sol y la Tierra, con su oscura silueta recortándose dramáticamente sobre el amarillo disco solar.
Este elusivo fenómeno es más que una simple conjunción de planetas. Es una alineación casi perfecta, y por eso se usó históricamente para medir el tamaño del Sistema Solar. Puesto que el próximo eclipse no ocurrirá hasta el año 2117, este de comienzos de junio dará a los científicos varias oportunidades importantes de estudio: usar a Venus como un ejemplo de la manera como un exoplaneta transita frente a una estrella; poner a prueba tecnologías desarrolladas para analizar la composición, la estructura y la dinámica de las atmósferas exoplanetarias, y estudiar las capas intermedias de la compleja atmósfera venusina, la cual posee las claves para entender la climatología de nuestra propia Tierra.
Venus y la Tierra tienen cosas en común, incluidas su tamaño, composición, densidad y gravedad. Pero en realidad, Venus es extremadamente hostil. Aunque no es el planeta más cercano al Sol, es el mundo más caliente del Sistema Solar. La razón es que su densa atmósfera, compuesta de dióxido de carbono y nubes de ácido sulfúrico, atrapa calor en una versión extrema del mismo efecto de invernadero que caldea la Tierra, elevando las temperaturas de la superficie a 482 grados centígrados.
Esta es también la más pesada entre todas las atmósferas del Sistema Solar, hasta el punto que la presión sobre la superficie planetaria es 93 veces mayor que la terrestre. Semejantes condiciones se han encargado de destruir sistemáticamente, y en menos de dos horas, todos los robots de exploración de superficie venusina.
Un planeta sin placas tectónicas
«Si pudiéramos caminar sobre esas rocas secas, sería más como navegar a través de un fluido», dice David Grinspoon, del Instituto Astrobiológico de la Nasa. «Notaríamos también que siempre está nublado, con una luz difusa y sin sombras, porque no hay luz solar directa. Y en la noche veríamos posiblemente el resplandor rojo de algún volcán, pues la nave Venus Express, de la Agencia Espacial Europea, descubrió en el 2010 que el planeta está vivo y tiene tres volcanes activos».
De hecho, las dos terceras partes de Venus ostentan miles de cráteres volcánicos, de entre 1 y 240 kilómetros de diámetro. Según Suzanne Smrekar, del Laboratorio de Propulsión de Cohetes (JPL), los volcanes deben ser la única forma que tiene el planeta de disipar el calor interior, ya que Venus, a diferencia de la Tierra, no tiene placas tectónicas ni un campo magnético. Esto es porque rota tan lentamente sobre su propio eje que su núcleo metálico no alcanza a generar magnetismo. Venus no solo gira a paso de tortuga, sino que lo hace en dirección opuesta a la de los demás planetas, excepto Urano. Es decir que en Venus el sol nace en el occidente y se pone en el oriente. Esta extraña rotación hace que el lapso entre el sol naciente y el poniente sea de 117 días terrestres, y no los 243 que le toma al planeta dar un giro sobre su eje.
Pero entre los factores determinantes de su clima, que tanto intriga a los científicos, está la superrotación de la capa atmosférica externa, que circula alrededor del planeta de manera 60 veces más veloz de lo que Venus gira sobre su eje. Empujadas por vientos huracanados de 360 kilómetros por hora (Kph), estas nubes contrastan con la suave brisa de la superficie, que los científicos calculan es de unos pocos Kph.
El otro enigma atmosférico son las tormentas eléctricas descubiertas por Venus Express. Son rayos que no están asociados con agua, como sucede en la Tierra, Júpiter y Saturno (los únicos otros mundos que generan rayos), sino con nubes de ácido sulfúrico. El descubrimiento es importante porque las descargas eléctricas transforman la química atmosférica, rompiendo las moléculas en trozos pequeños. Los rayos además están asociados con la generación de moléculas orgánicas y en la Tierra se les acredita a estas descargas una posible relación con la aparición de la vida. Si Venus tiene actividad eléctrica, ¿podría suceder lo mismo en otras exotierras?
La siguiente pregunta es cuál es la composición exacta de las raras bandas azules que presentan las nubes de la atmósfera superior. Los científicos las bautizaron «absorbentes azules» porque absorben agresivamente la luz en los espectros azul y ultravioleta. Están chupando una enorme cantidad de energía -casi la mitad de la cantidad total absorbida por el planeta entero-. Parecen ser la causa principal del efecto de invernadero que abraza a Venus, mediante el cual la radiación térmica que emite la superficie rocosa queda atrapada en la densa atmósfera.
«Venus es un modelo del peor escenario que un planeta similar a la Tierra puede sufrir como consecuencia del cambio climático -dice Grinspoon-. Al comienzo pudo haber sido idéntico; no obstante, ambos mundos tomaron rumbos distintos».
El histórico tránsito del planeta frente al Sol en junio da una rara oportunidad de estudiar la atmósfera de Venus desde la Tierra. Según Thomas Widemann, del Observatorio de París, cuando Venus comience a hacer contacto con el borde del disco solar, quedará rodeado de una aureola de luz. El análisis de esta aureola hará posible la comparación con los datos enviados por Venus Express.
«En el momento del tránsito examinaremos simultáneamente la estructura de las temperaturas en todas las latitudes de Venus, usando coronógrafos en varios continentes y datos del telescopio espacial Hubble -adelanta Widemann-. La oportunidad será igualmente útil como un entrenamiento de detección de atmósferas de exoplanetas pequeños». Para Smrekar, del JPL, el aspecto más contundente de nuestra relación con Venus es que todo lo que sabemos sobre el cambio climático está inextricablemente ligado a este calcinante mundo gemelo: «Venus nos reta a entender por qué no es como la Tierra».
Otros planetas similares a la Tierra
El grupo Climatología Comparativa de los Planetas semejantes a la Tierra compara los procesos climáticos en la Tierra, Venus, Marte y Titán. Pone sobre la mesa interrogantes científicos y experimentos espaciales. El objetivo es identificar áreas comunes para pesquisas futuras y aprender sobre el clima de la Tierra. Vea los estudios en:http://bit.ly/uDjHA0
En Colombia se podrá ver el tránsito de Venus
Busque un lugar despejado de obstáculos en el horizonte y observe hacia el oeste. Estas son las advertencias del astrónomo del Planetario de Bogotá Germán Puerta: «El disco de Venus es lo suficientemente grande como para observarlo sin instrumentos; claro está, con los filtros apropiados. Por supuesto, con binoculares o telescopios el espectáculo será mejor. No se puede observar el fenómeno a simple vista, y mucho menos con binoculares o telescopios si no se tiene protección. No use lentes oscuros ni vidrios ahumados, solamente filtros profesionales o vidrio de soldadura No. 14. Asesórese de astrónomos o profesionales».
ÁNGELA POSADA-SWAFFORD
Para EL TIEMPO