Cerca de 38% de la Amazonía sufre daños irreversibles a causa de la actividad humana

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LaRepublica – El análisis, reveló que entre 23% y 28% del área total de los ecosistemas que están tanto dentro como fuera de las zonas protegidas están afectados por al menos una actividad humana

Un reciente estudio publicado por la Universidad Nacional de Colombia, Unal, afirma que hasta 28% de los ecosistemas en la Amazonia se ven afectados por la actividad humana, una cifra que es bastante alarmante debido a que se está poniendo en riesgo la vitalidad del bioma más extenso del planeta Tierra. No obstante, el informe demuestra que los territorios indígenas y las áreas protegidas suelen jugar un papel fundamental para mantener la biodiversidad, pero también para mantener la conectividad ecológica.

El análisis, a su vez, reveló que entre 23% y 28% del área total de los ecosistemas que están tanto dentro como fuera de las zonas protegidas están afectados por al menos una actividad humana. Bajo este contexto, algo que puede ser bastante relevante es que entre 14% y 16% del área que les corresponde a los indígenas y las áreas protegidas se ven afectadas por la actividad humana, aunque las áreas que se encuentran sin protección sufren 38% de daño.

Aunque estas cifras son negativas, también dejan en evidencia que tanto los territorios indígenas como las áreas protegidas no solo reducen la deforestación, ya que también sostienen procesos ecológicos que son significativos para el ecosistema, como el flujo longitudinal de los ríos, la migración de peces y la dispersión de semillas por medio de las corrientes fluviales.


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De igual manera, el estudio destaca la estratégica función que tienen las regiones de monte andino, que se encuentran ubicadas entre las altas montañas y la planicie amazónica. Sin embargo, pese a su relevancia, este tipo de zonas también enfrentan un gran peligro debido a la creciente expansión de actividades extractivas.

La profesora Armenteras, directora del grupo de investigación ecología del paisaje y modelación de ecosistemas, que es la coautora del estudio, añade que “si se pierde la conectividad entre los Andes y la Amazonía baja, se rompe el delicado equilibrio de procesos vitales como el ciclo del agua, el transporte de nutrientes y las migraciones de especies, tanto terrestres como acuáticas, fundamentales para la salud ecológica de toda la región, y sin duda del planeta”.

Por otro lado, desde el equipo de investigadores, que se encuentra liderado por la ecóloga Camila Duarte Ritter, afirma que es necesario declarar a los ríos andino-amazónicos que aún fluyen libres de represas, como el Putumayo, Napo, Japurá, Madre de Dios y Beni como “santuarios de conectividad”, con el fin de poderlos proteger aún más.

Agregó que aunque estos ya cuenten con proyectos hidroeléctricos en etapa de planeación, aún conservan su capacidad de poder generar conexión entre los ecosistemas y es por ello que deben ser protegidos. En medio de todo esto, otra opción que surge como algo bueno para fortalecer este tipo de territorios indígenas reconocidos, es fortalecer la presencia del gobierno allí.


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Desde hace tiempo sabíamos que los pueblos indígenas son esenciales para la conservación del bosque, pero este estudio aporta evidencia clara de que también son fundamentales para mantener la conectividad ecológica de la Amazonia”, enfatiza la profesora Armenteras.

Finalmente, aunque es claro que la presencia de estas comunidades indígenas es de suma importancia, pues son un alivio para la Amazonia, el estudio advierte que este territorio se encuentra en un punto de no retorno, que implicaría la fragmentación de los ecosistemas, por esta razón es necesario generar estrategias eficaces y urgentes para salvaguardar la vida de la Amazonia.


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