ElEspectador – Información institucional | De cara a la COP16, las historias de mujeres campesinas, afrodescendientes e indígenas que trabajan por salvaguardar y reverdecer sus territorios, confirman la necesidad de garantizar una mayor participación e incidencia de las mujeres rurales en la protección de la biodiversidad
En el Putumayo, un grupo de mujeres recorre los resguardos con una misión en mente: proteger las fuentes hídricas que abastecen a ellas, y a quienes habitan el departamento, garantizando vida, bienestar y recursos. Son conocidas como ‘Las Guardianas del Agua’, un equipo compuesto por más de 150 lideresas comunitarias de diferentes edades, orígenes, grupos étnicos y comunidades de la región.
Las Guardianas surgieron a raíz de dos trágicos sucesos que revelaron a qué punto las mujeres se ven desproporcionalmente afectadas por las amenazas ambientales y la violencia: por un lado, la avalancha de Mocoa, aquella fatídica noche del 31 de marzo de 2017, en la que murieron 317 personas, la mayoría de ellas mujeres, según datos del Instituto de Medicina Legal. Por otro lado, el asesinato de Gloria Ocampo, una destacada lideresa ambiental e integrante de la Alianza de Mujeres Tejedoras de Vida, el 7 de enero de 2020. Gloria había trabajado en iniciativas de desarrollo alternativo, remplazando cultivos ilícitos, en la región del Putumayo. Su asesinato alertó, una vez más, acerca de los peligros que enfrentan las lideresas ambientales y la necesidad urgente de proteger sus vidas y sus derechos
La red se formó entonces con el fin de sensibilizar, capacitar y visibilizar las propuestas de las mujeres para mitigar el impacto de las economías ilegales, luchar contra proyectos minero-energéticos que perjudican al medio ambiente, proteger las fuentes hídricas y sensibilizar sobre la deforestación.
“Por ejemplo, observamos problemas ambientales que son de baja escala pero con consecuencias muy grandes, hablamos con las comunidades y con los entes territoriales para implementar estrategias de conservación”, afirma Sandra Chasoy Chasoy, perteneciente a la comunidad Inga del Alto Putumayo, y Guardiana del Agua. Con acciones pedagógicas como promover campañas de recolección de basuras y escombros, cuidar los desagües y las zanjas, organizar jornadas de limpieza y sembrar plantas ancestrales y semillas nativas, buscan cuidar y reverdecer el territorio.
La Red ‘Guardianas del Agua’ hace parte de la Alianza de Mujeres Tejedoras de Vida del Putumayo, agrupando a 65 organizaciones de mujeres en el departamento. Las Guardianas del Agua se movilizan a través de espacios de capacitación e incidencia para hacer frente al cambio climático, la deforestación, la degradación de los bosques, y el daño sobre ecosistemas vitales.
Estas iniciativas han contado con el apoyo de diversos actores como la Asociación Coordinadora Indígena y Campesina de Agroforestería Comunitaria de Centroamérica – ACICAFOC, Ambiente y Sociedad, WWF, el Fondo Noruego para los Derechos Humanos – FNDH y el proyecto Comunidades Locales Resilientes – CO.LO.RES. Recientemente, han recibido además el apoyo del proyecto ‘Mujeres Tejiendo un Futuro de Paz’, de la Unión Europea, implementado por la Alianza de Mujeres Tejedoras de Vida y la organización italiana COSPE. La experiencia de las Guardianas del Agua tiene especial significado cuando el país se prepara para la COP16, la cumbre más importante de biodiversidad del mundo, que tendrá lugar desde el 21 de octubre en la ciudad de Cali y que nos recuerda el papel de las mujeres rurales en la defensa del medio ambiente y la lucha contra el cambio climático.
Esto, no solo porque son quienes se ven más impactadas por sus efectos negativos (según Naciones Unidas, 4 de cada 5 personas desplazadas por los impactos generados por el cambio climático son mujeres y niñas), sino también porque tienen el potencial de orientar los debates, las políticas y especialmente, las acciones, hacia la conservación de la naturaleza, la implementación de prácticas agroecológicas y la seguridad alimentaria, especialmente en la crisis hídrica que vive Colombia actualmente.
“A nivel mundial, el agua, la biodiversidad y la tierra están en estado de crisis, eso nos preocupa y nos duele, como guardianas del agua llevamos la voz de las comunidades, para que sean escuchadas, para que la biodiversidad siga fortaleciéndose desde el pensamiento ancestral y desde el equilibrio hacia una economía más sana e integral”, asegura Chasoy.
La pasada edición de la COP de Biodiversidad, que se celebró en Montreal, Canadá, en 2022, estableció una hoja de ruta ambiciosa para alcanzar una visión global de un mundo que viva en armonía con la naturaleza: 23 metas que quedaron consignadas en el Marco Mundial de Biodiversidad Kunming – Montreal. La meta número 23 se refiere precisamente a la implementación de un enfoque con perspectiva de género, para que todas las mujeres y las niñas tengan igualdad de oportunidades, promoviendo su participación y liderazgo en todos los niveles de decisión, acción y formulación de políticas relacionadas con la protección de la biodiversidad.
Pero las brechas persisten: en la Conferencia de las Partes sobre Cambio Climático (COP28), que se celebró el año pasado en Emiratos Árabes Unidos, solo el 34 por ciento de las personas delegadas de las partes eran mujeres, según Climate Change Tracker. Adicionalmente, los liderazgos ambientales están cada vez más en riesgo a nivel mundial, una situación que también se evidencia en el Putumayo, que fue el departamento de la región Amazónica con mayor número de agresiones a líderes y lideresas ambientales en 2023, con 13 registros, según un informe del programa Somos Defensores, apoyado por la Unión Europea.
Chasoy llevará la historia de las Guardianas a la COP16 de biodiversidad, donde, afirma, hablará de la importancia de reconocer los saberes ancestrales y de las comunidades, en toda su diversidad, en la protección de la biodiversidad. “Llevaré el mensaje que las mujeres tenemos un rol fundamental en el cuidado de la biodiversidad, que seguimos abriendo espacios y que debe reconocerse nuestro rol para la protección de la biodiversidad, incluso desde la cotidianidad. Nuestra presencia en la COP16 como mujeres rurales es una nueva oportunidad de hacer escuchar nuestra voz”, asegura.
Las Guardianas del Agua han demostrado ser una fuerza vital en la protección del territorio y el empoderamiento de las mujeres en el Putumayo. “Ha sido un trabajo de amor, de conciencia para lograr este proyecto, y es fundamental contar con las voces de las mujeres, porque las mujeres sembramos vida”, menciona por su parte Luz Mary Narváez, del pueblo Uitoto, gestora cultural, guía turística e integrante de la red de Guardianas.
Cada 15 de octubre se conmemora el Día de las Mujeres Rurales, y las guardianas del agua y de la vida ejemplifican la importancia de sumar esfuerzos entre comunidad internacional, autoridades y organizaciones locales. Su labor es también reflejo de la necesidad de visibilizar los liderazgos y las acciones con las que las mujeres rurales le apuestan a la protección de la biodiversidad, la conservación del medio ambiente y la defensa de la vida y del territorio.