

Semana – Con proyectos de alto impacto en Putumayo y Cesar, Gran Tierra Energy avanza en el desarrollo de un modelo energético que también prioriza el desarrollo social y la conservación ambiental. Así es cómo la compañía está marcando la diferencia en Colombia.
Abordar los impactos ambientales y sociales a lo largo de todo el ciclo de vida de una empresa energética en el país sí es posible. Un claro ejemplo es Gran Tierra Energy, que desde su llegada a Colombia ha demostrado su respeto y compromiso con la protección y restauración del medio ambiente, al mismo tiempo que genera empleo y apoya el desarrollo económico del país.
Con un compromiso claro de desempeñar un rol de apoyo a las comunidades en Putumayo y Cesar —donde opera en Colombia—, esta empresa canadiense no solo cumple de manera transparente con los estándares nacionales e internacionales, sino que también se esfuerza por comprender el contexto local y llevar a cabo las actividades de mitigación necesarias para reducir su huella ambiental.
Por ello, antes de ingresar a una nueva zona, la compañía realiza un riguroso estudio de impacto ambiental, necesario para prevenir o mitigar impactos ambientales y sociales de la mano con las comunidades. Esto permite a los planificadores del proyecto, desde las etapas iniciales, comprender las condiciones del área, identificar interacciones con el ecosistema y determinar los posibles impactos junto con las estrategias de mitigación adecuadas.
La participación de las comunidades locales y las autoridades ha sido clave en estos procesos, ya que permite un conocimiento profundo del entorno y fomenta un trabajo colaborativo que respeta tanto a las familias como a la naturaleza.
Conservar los recursos naturales
Dentro de los aportes de GTE a Colombia están el programa NaturAmazonas, en alianza con la ONG Conservación Internacional, en el Putumayo, y el Centro Forestal Acordionero, en San Martín, Cesar.
NaturAmazonas aborda las causas de la deforestación y propone soluciones para enfrentar el problema. Esta iniciativa también involucra al Ministerio de Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible, Corpoamazonia y a agencias de cooperación internacional aliadas.

A lo largo de siete años, esta iniciativa ha reforestado y restaurado ecológicamente más de 2.000 hectáreas, lo que equivale aproximadamente a 2.800 canchas de fútbol, mediante la siembra de árboles y la recuperación de tierras forestales clave, en un esfuerzo respaldado por una inversión de 18 millones de dólares.
Basándose en el éxito de NaturAmazonas, recientemente inauguró el Centro Forestal Acordionero, ubicado en la vereda de El Cairo, en el departamento del Cesar, donde ya se han conservado 185 hectáreas de bosque y sembrado cerca de 11.000 árboles. Diego Pérez-Claramunt, presidente y Gerente País de Gran Tierra Energy en Colombia, explicó que “a través de este centro, la compañía continúa apoyando iniciativas lideradas por la comunidad para fortalecer los ecosistemas de Colombia y respaldar a las familias locales.”
El Centro Forestal Acordionero incluye un sistema de acuaponía alimentado por energía solar que combina la piscicultura con el cultivo. El agua rica en nutrientes proveniente de los estanques de peces y se utiliza para irrigar y fertilizar cultivos como albahaca, tomate cherry, lechuga y hierbas aromáticas. El sistema recicla el agua de manera continua, logrando un ahorro de más del 90 por ciento en comparación con la agricultura convencional.
El centro también alberga un vivero forestal para la restauración de especies nativas de plantas y árboles, con una producción aproximada de 9.000 plantas al mes, así como una iniciativa de meliponicultura, que protege y reproduce abejas nativas sin aguijón. La protección de estas abejas también ha dado lugar a programas de educación ambiental y ha generado oportunidades para impulsar la economía local.
