

ElTiempo – Con el Bloque ‘Manuel Marulanda Vélez’, el señalado criminal busca evitar avance de las disidencias de ‘Calarcá’.
Néstor Gregorio Vera Fernández, alias Iván Mordisco, —jefe de las disidencias del Estado Mayor Central— y por cuya cabeza se ofrece una recompensa de 4.450 millones de pesos, continúa, a las sombras de la incertidumbre de su paradero, extendiendo su influencia sobre zonas estratégicas como, la entrada a la Amazonía y otras áreas consideradas como bastiones del grupo armado.
Según informes de inteligencia, conocidos por este diario, este hombre tiene bajo su mando 3.279 integrantes armados activos, divididos en los distintos bloques: 1.570 en el Bloque Occidental, 230 en el Central, y 187 en el Amazonas.
Este número incluye tanto combatientes como miembros de apoyo logístico, político y financiero y están distribuidos en Meta, Guaviare, Maqueta, Nariño, Putumayo y Cauca y divididas en 24 estructuras distribuidas en siete frentes, entre ellos la ‘Carlos Patiño’, grupo que ha venido sembrando el terror en Cauca y que dio pie a una de las operaciones más grandes desarrolladas por las Fuerzas Militares, ‘Perseo’.
‘Mordisco’ en abril del año pasado se distanció oficialmente de los diálogos de paz con el gobierno del presidente de la República Gustavo Petro Urrego, que se instalaron el 16 de octubre de 2023 y que estuvieron enmarcados en la política de la ‘paz total’, tras una división con su antiguo camarada Alexander Díaz Mendoza, alias Calarcá.
Los principales cabecillas
Este disidente comanda uno de los frentes que, según las agencias de inteligencia, busca mantenerse como un “muro de contención”, con su Bloque ‘Manuel Marulanda Vélez’, para hacerle frente al avance de ‘Calarcá’. Este grupo, en esta zona del país, tiene 283 hombres en armas y 237 integrantes como redes de apoyo, pero uno de sus principales cabecillas es Ebimelec Eregua Torres, alias Alonso 45.
Sin embargo, las autoridades sostienen que ‘Alonso 45’ recientemente habría manifestado su inconformidad con la dirigencia del grupo armado que comanda ‘Mordisco’.
Una de las principales molestias de este cabecilla y de miembros cercanos como alias Jhonier Boyacá, Indio Yoga y Negro Primo, obedece a hechos que los estarían dejando expuestos para ser capturados por la Fuerza Pública o asesinados por estructuras rivales como los Comandos de Frontera o por frentes como el Jorge Suárez Briceño o Raúl Reyes, pertenecientes a las disidencias de Calarcá.
Este hecho se evidenció en abril pasado, cuando la Fuerza Pública estuvo a punto de capturar a ‘Mordisco’ tras una fuerte ofensiva lanzada en Caquetá.
Otro de los cabecillas del grupo disidente es José Edwin Restrepo, alias Paisa Yermison, que encabeza la Estructura 1 Armando Ríos. A él se suman líderes como Olivo Guantiva Moreno (Robledo) en la subestructura 39 ‘Arcesio Niño’, y alias Tigre o Pintado en la Comisión Amazonas.
Otro nombre clave es Luis Alberto Torres Núñez, alias Jhonnier Boyacá, quien comanda la estructura ‘Carolina Ramírez’. Estas células armadas integran el brazo operativo de Mordisco y tienen un fuerte control sobre corredores estratégicos del sur del país. Este bloque agrupa varios cabecillas de comisión como Mono Diomer, Richard, Curuba y Alonso 45.
EL TIEMPO conoció que la Fuerza Pública se mantiene con un fuerte despliegue operacional en la zona suroriental del país para intentar frenar la expansión del grupo.
Un objetivo esquivo que mueve la coca y las extorsiones
‘Mordisco’ se ha consolidado como uno de los jefes guerrilleros más peligrosos y escurridizos de Colombia. A sus 51 años, lidera el llamado Estado Mayor Central, una de las principales estructuras disidentes del proceso de paz firmado en 2016 y se vinculó a las filas de las Farc a los 17 años.
Aunque su historial inicial fue discreto, rápidamente ascendió por su disciplina, capacidad táctica y obediencia dentro del Bloque Sur de la antigua guerrilla. Tras la muerte de alias el Mono Jojoy, fue ganando poder en las selvas del Guaviare, donde comenzó a consolidarse como comandante.
En 2016, mientras las Farc negociaban la paz en La Habana, Mordisco se convirtió en uno de los primeros mandos en manifestar públicamente su desacuerdo con el proceso. Junto a Gentil Duarte —muerto en Venezuela en 2022— y se negó a acogerse al Acuerdo Final.
Desde entonces, su grupo ha extendido su influencia en las regiones mencionadas al inicio, donde delinque con lógica de guerrilla tradicional, pero bajo un modelo mixto de insurgencia y crimen organizado.
Según informes de inteligencia, el Estado Mayor Central controla rutas de narcotráfico, cobra extorsiones y ha impuesto su poder armado en comunidades rurales, pero su perfil austero y silencioso, sumado a su experiencia en selva y guerra de guerrillas, lo convierten en un objetivo esquivo, al tiempo que su figura sigue creciendo en el mapa de amenazas a la seguridad nacional.
