UdV – En un tiempo récord y de manera autónoma, gracias al convenio 1887 de 2024, la Unidad para las Víctimas logró la protocolización de estas cinco comunidades, que incluyen tres cabildos y dos resguardos.
Tras la ejecución de un proyecto piloto desarrollado entre la Unidad para las Víctimas y el Resguardo Kamëntsá-Inga de San Francisco, Putumayo, se facilitó un proceso autónomo para la ruta de alistamiento, caracterización del daño, formulación y protocolización de estos planes, logrando reducir el tiempo de la ruta de más de un año a solo tres meses y medio.
En un evento significativo, que contó con la presencia del Ministerio del Interior, se reafirmó el compromiso institucional con la protección y dignificación del Resguardo Kamëntsá-Inga de San Francisco, así como del Resguardo Kamëntsá Biya de Sibundoy y los cabildos Ingas de Colón, San Pedro y Santiago. El evento conmemorativo y protocolario incluyó diversos actos culturales y autóctonos.
El taita Walter Jacanamejoy, autoridad del Resguardo Kamëntsá-Inga de San Francisco y representante legal de las cinco comunidades en el Convenio 1887, expresó: “Una de las cosas más satisfactorias de este proceso es haber podido ejercer nuestra autonomía. Fue un compromiso y una responsabilidad muy grande, pero pudimos hacerlo, planes que reflejan fielmente nuestras necesidades porque fueron hechos desde las bases. Fue difícil recordar todas las situaciones por las que hemos tenido que pasar, pero nos recordó que en la reparación también es fundamental perdonar, porque es una forma de avanzar”.
Por su parte, la directora territorial de la Unidad para las Víctimas en Putumayo, Luz Dary Posso, afirmó: “Recuperar la dignidad de las víctimas y fortalecer su autonomía son acciones clave para la reparación. Es de resaltar la calidad de los profesionales que tienen las comunidades indígenas, este proceso es cien por ciento gracias a ellos. Es importante destacar que es el primer convenio con planes de reparación colectiva en todo el territorio nacional. Nos alegra ver los resultados de este ejercicio mancomunado y esperamos que contribuya a la reparación de su tejido social”.
Estos planes contemplan, entre otras, acciones reparadoras de los derechos fundamentales perdidos por estas comunidades durante el conflicto armado. También, el rescate de sus costumbres, tradiciones, cultura, saberes y prácticas ancestrales, igualmente afectadas durante la guerra, y una inversión importante de recursos que incluye la medida de indemnización, beneficiando a más de 20.000 familias.