En el corazón de Orito, Putumayo, un municipio que lleva el sello de la riqueza petrolera pero también de los retos económicos, surge una historia de resiliencia, creatividad y tradición. Hace siete años, Cruz nació como una respuesta a la incertidumbre económica que golpea a muchos colombianos pero sobre todo, de la pasión por el bordado.Olga Cruz y su esposa Alison, encontraron en esta técnica artística más que un sustento,una vocación.
“Mi esposa aprendió a bordar cuando tenía seis años, y siempre fue algo que la acompañó”, cuenta Alison. Sin embargo, no fue hasta que la necesidad tocó a su puerta que decidió transformar esa habilidad en un emprendimiento. Lo que empezó con cuadros bordados, piezas de arte que servían para solventar sus estudios universitarios, evolucionó hacia artículos más accesibles, como camisas, polos, sombreros y calzado. Fue así como Cruz comenzó a tejer una identidad propia, marcada por la innovación y la calidad.
Hoy, Alison es la representante legal del emprendimiento que inició su esposa. Ella se ocupa de la parte administrativa, las ferias y las relaciones comerciales, mientras su compañera se dedica al bordado. “Somos solo las dos, y Cruz es nuestro proyecto de vida. Vivimos únicamente de esto”, afirma con orgullo. Cada prenda que producen no solo lleva el sello de sus manos, sino también una historia única. “Los diseños que hacemos no los tiene nadie más. Hasta ahora sabemos que somos las únicas en Colombia que bordamos sombreros en punto de cruz”, dice Alison, destacando un aspecto que hace de sus productos algo realmente especial.
El camino no ha sido fácil. En un mundo donde la producción industrial domina, Cruz mantiene viva la tradición artesanal. Cada pieza es hecha a mano, con materiales naturales como lino y fibras de palma. Incluso cuando recurren a herramientas tecnológicas, como un programa de diseño para patrones complejos, el resultado final sigue siendo un testimonio del trabajo manual. Este enfoque ha permitido que Cruz se posicione como un referente de autenticidad.
Cruz, un puente entre culturas
Más allá de los productos, Cruz busca contar historias. Inspiradas en la riqueza cultural y la biodiversidad de Putumayo, sus camisas incluyen detalles étnicos y lenguas indígenas, mientras que los sombreros y otros accesorios reflejan tradiciones locales. “Queremos que la gente se lleve algo más que una prenda; que conozca las culturas de Putumayo. En Orito hay 11 pueblos indígenas, y eso nos inspira”.
Gracias al apoyo del Fondo Mujer Libre y Productiva, con el programa Mujer Diversa, Cruz ha fortalecido su infraestructura y visibilidad. Con el respaldo de este programa, han podido participar en ferias y mejorar su espacio de trabajo. Además, su compromiso con la comunidad se ha extendido más allá de su negocio. Alison y su esposa lideran un grupo de bordado llamado Callao, integrado por mujeres de diversas edades y condiciones. Este espacio, nacido de un proyecto del SENA, no solo les brinda una terapia ocupacional, sino también una fuente de ingreso económico. “Mi esposa les demostró que con el bordado se podía emprender y vivir de esto», explica Alison.
Callao, que empezó con 10 mujeres, ha impactado la vida de más de 300, quienes ahora ven en el bordado una oportunidad de empoderamiento. Aunque no forman parte directa de Cruz, estas mujeres han encontrado en el grupo un apoyo mutuo que refleja los valores de solidaridad y sostenibilidad que guían al emprendimiento.
Un futuro por bordar
A pesar de los logros, Alison no pierde de vista los retos que enfrenta. La producción artesanal toma tiempo; un sombrero puede requerir hasta 40 horas de trabajo. Esto limita la posibilidad de tener una tienda física, pero abre la puerta a sueños más grandes. Una de sus metas es convertir a Callao en una cooperativa sostenible y, eventualmente, ampliar sus talleres para recibir visitantes interesados en conocer el proceso artesanal.
Cruz es más que un negocio; es un movimiento que conecta historias, culturas y comunidades. “Nosotros vivimos de esto, y queremos que otras mujeres también puedan hacerlo. Cruz es nuestra vida, pero también puede ser el inicio de muchas vidas transformadas,” concluye Alison. En cada puntada de sus creaciones, se encuentra un mensaje de esperanza, resiliencia y amor por la tradición.