Mocoa, Putumayo.
En el marco de los 16 Días de Activismo contra la Violencia de Género, el pasado 29 de noviembre se llevó a cabo en Mocoa un conversatorio titulado “Mi cuerpo primer territoro”, organizado por la Juntanza 25N: Madre Tierra, Cuerpo Femenino, desde la Fundación Tinkuy Kuna, el movimiento ‘Mocoa Primero la Vida’el proyecto CO.LO.RES: Comunidades Locales Resilientes entre otras colectivas que hicieron parte de este proceso. El evento reunió a lideresas locales, campesinas, indígenas y afrodescendientes para reflexionar sobre cómo las violencias estructurales contra la naturaleza impactan directamente los cuerpos y vidas de las mujeres.
Entre las voces protagonistas del encuentro se destacaron las integrantes de la red Guardianas del Agua, reconocidas por su labor en la defensa del territorio y la protección de los derechos de las mujeres en el Putumayo. Su participación aportó un enfoque ecofeminista que vinculó la justicia ambiental con la lucha por la equidad de género.
“Cuando la tierra es violentada, las mujeres somos quienes recibimos los primeros impactos: en nuestros cuerpos, en nuestras familias, en nuestras comunidades”, afirmó durante el diálogo Fátima Muriel presidenta de Tejedoras de vida del Putumayo.
Un debate necesario en el corazón de la Amazonía
El conversatorio abordó temas como el extractivismo, la contaminación y el despojo territorial, resaltando cómo estas prácticas perpetúan violencias sistémicas que afectan de manera desproporcionada a las mujeres. A través de testimonios, las participantes señalaron que los cuerpos femeninos se convierten en el reflejo directo de las agresiones al territorio.
“La tierra y las mujeres compartimos un mismo destino: ambas damos vida, ambas somos explotadas, pero también ambas somos fuente de resistencia y esperanza”, se concluyó durante el evento.
Ecofeminismo como camino hacia la justicia
Además del análisis, las asistentes enfatizaron la necesidad de acciones urgentes que incluyan perspectivas de género en las políticas ambientales y territoriales. Se destacó el rol de las mujeres rurales en la construcción de resiliencia y paz, y reafirmaron su compromiso de continuar fortaleciendo estos espacios de diálogo y acción.
El conversatorio dejó claro que no puede haber justicia ambiental sin justicia de género. En un momento histórico donde la crisis climática y las violencias estructurales amenazan los territorios y las comunidades, las mujeres del Putumayo alzan su voz como defensoras de la vida, demostrando que la lucha por el territorio es también una lucha por la dignidad humana.
El evento fue un llamado a todas las personas, instituciones y al Gobierno departamental y nacional para reconocer que la protección de la tierra es inseparable de la protección de las mujeres, quienes, desde el corazón de la Amazonía, lideran una resistencia cargada de esperanza y determinación.