“Para el pueblo inga, el Sirindango no es solo una planta, sino un símbolo de conexión con la naturaleza y la tradición ancestral”, relata María Aleidy Chindoy, joven investigadora del Resguardo Condagua en Putumayo.
Su testimonio invita a reflexionar sobre la riqueza cultural y natural que alberga el proyecto “Semillas de Paz”, una iniciativa que conjuga ciencia y tradición en el corazón del territorio inga.
Desde enero de 2024, el proyecto “Semillas de Paz: caracterización de usos alternativos del Sirindango como propuesta de desarrollo tecnológico en la asociación artesanal inga Iuiai Wasi, Resguardo de Condagua (Mocoa, Putumayo)” ha sido mucho más que una investigación: ha tejido puentes entre el conocimiento ancestral y la ciencia moderna.
Financiado por el programa Orquídeas, Mujeres en la Ciencia, Agentes de Paz de Minciencias y liderado por la Universidad Icesi, este proyecto ha explorado nuevas maneras de usar el Sirindango (Renealmia alpinia), permitiendo que la comunidad del Resguardo de Condagua y las investigadoras compartan y aprendan juntas.
El poder del Sirindango: Planta sagrada del pueblo inga
María Aleidy explicó que el Sirindango es sagrado para el pueblo inga, no solo por su capacidad de aportar nutrientes esenciales, sino también por su valor en la medicina tradicional y la creación de artesanías.
Para ellos, esta planta representa una conexión espiritual con la naturaleza y la tradición ancestral.
Su cosecha comienza con una ceremonia en la que se pide permiso a la Madre Naturaleza, reflejando así el respeto y la armonía con el entorno natural.
El proceso de recolección, realizado colectivamente, involucra a todas las generaciones.
La presencia de niños es fundamental para transmitir las prácticas ancestrales y el valor de la planta.
Los frutos se seleccionan y recolectan meticulosamente, usando recipientes tradicionales como mochilas y canastos, garantizando la preservación y calidad de cada parte.
Ciencia y tradición de la mano
En este intercambio participaron las profesoras e investigadoras Diana Rosas y Daniella Castellanos, expertas en antropología, junto a Carolina Orozco Donneys, ingeniera química, y María Aleidy Chindoy, joven investigadora de la Asociación Iuiai Wasi.
Juntas aplicaron técnicas científicas para revelar el potencial del Sirindango más allá de sus usos tradicionales.
En las salidas de campo, las investigadoras aprendieron cómo las artesanas cuidan la planta y transforman sus hojas, frutos y semillas.
En el laboratorio, analizaron los componentes del Sirindango, descubriendo su gran cantidad de minerales, antioxidantes y proteínas, lo cual abre posibilidades en la industria farmacéutica, cosmética y alimenticia.
Uno de los logros destacados fue el desarrollo del Sacha Uchu, una salsa picante elaborada con Sirindango que combina sabor y nutrición con identidad cultural.
Este producto muestra cómo ciencia y tradición pueden unirse para generar desarrollo local y abrir nuevas oportunidades comerciales.
Aplicaciones medicinales y artesanales
El Sirindango tiene propiedades medicinales empleadas durante generaciones para tratar afecciones como la parasitosis infantil.
Las semillas se recolectan, limpian y secan para su uso en medicina tradicional.
Este conocimiento fue compartido con las investigadoras, quienes quedaron impresionadas con la sabiduría ancestral de las participantes.
El uso artesanal del Sirindango se ha fortalecido gracias al proyecto.
Las semillas se perforan y emplean para elaborar vistosos diseños, manteniendo viva la técnica y transmitiendo el aprecio por la planta a través del arte.
Esta combinación de técnica artesanal y tradición cultural muestra el valor del Sirindango en la identidad del pueblo inga.
Empoderamiento y proyección económica
Uno de los legados más importantes del proyecto es el empoderamiento económico de la comunidad.
Gracias al acompañamiento cercano de las investigadoras y el apoyo continuo de la Universidad Icesi, se logró diseñar una estrategia de negocio que abre las puertas de los mercados locales, regionales e incluso nacionales para los productos derivados del Sirindango.
Este impulso no solo fomenta un desarrollo económico sostenible, sino que también promueve el comercio justo, permitiendo a las artesanas acceder a nuevas oportunidades.
Ahora, con las herramientas adecuadas, las mujeres de la comunidad tienen la posibilidad de diversificar sus ingresos y fortalecer su autonomía económica.
Además, se implementó una estrategia de comunicación intercultural que respetó y celebró la herencia cultural de la comunidad.
Los hallazgos del proyecto fueron traducidos al inga y difundidos mediante micropodcasts, asegurando que toda la comunidad pudiera apropiarse de los beneficios y descubrimientos.
Un legado de esperanza y colaboración
El proyecto “Semillas de Paz” culmina hoy con un legado de empoderamiento, innovación y respeto.
Para las artesanas de la Asociación Iuiai Wasi de Condagua, este es solo el comienzo de un camino de crecimiento en el que el conocimiento ancestral y la ciencia se encuentran, demostrando que es posible construir un futuro donde tradiciones y tecnología se fortalezcan mutuamente para generar alternativas de desarrollo local.
El Sirindango, que ha sido un pilar fundamental para la comunidad, se ha ido convirtiendo en un símbolo que conecta sus raíces y las proyecta hacia el futuro.
Semillas de Paz ha sido una experiencia transformadora que abre nuevas oportunidades para la comunidad y muestra el poder del diálogo entre la ciencia y la tradición.