Por: *Alexander Africano
Para el 03 de agosto de 2024, la administración municipal en cabeza del alcalde Carlos Hugo Piedrahita invitó cordialmente a toda la comunidad en general a una gran jornada de limpieza del cementerio municipal, con un lema que decía: “Recordemos con cariño y respeto a nuestros seres queridos que ya no están con nosotros.” La convocatoria no tuvo éxito y pues bien, se rescata la invitación, pero no se puede pasar por alto la reciente historia de una obra pública realizada en el camposanto más antiguo y ancestral de Mocoa, que ha merecido interrogantes.
A mediados del mes de julio de 2023, es decir, hace aproximadamente un año, la comunidad del barrio 06 de Enero y un grupo de ciudadanos que posteriormente se constituyeron en veeduría, dieron a conocer a la opinión pública unas posibles anomalías sobre el contrato 184 en ese momento vigente, que realizó unas adecuaciones del cementerio de Mocoa.
Con una adición presupuestal en febrero de 2023, el valor total del contrato fue de DOS MIL CIENTO NOVENTA Y CINCO MILLONES OCHO MIL TREINTA Y CUATRO PESOS ($2.195.008.034), y entre otras, la inconformidad ciudadana estuvo amparada en que, por ejemplo, la obra debió ser entregada el 7 de febrero de 2023, y que, con suspensiones y reinicios a más en octubre de 2023, debía terminar; también dieron a conocer presuntos incrementos en los costos y en general posibles fallas en la planificación.
Para ese mismo mes de octubre, se dieron a conocer unas incoherencias y, en todo caso, el municipio de Mocoa fue enfático en que se correrían todas las multas estipuladas. Esto debe verificarse. Es importante precisar que en el mes de enero de 2024, aún no se habían terminado las obras sobre las cuales se hicieron las observaciones.
Volviendo a la historia, lo cierto es que para Mocoa era y sigue siendo indispensable esa labor, y así se planteó la necesidad de una obra maestra como la de la construcción, remodelación y adecuación del cementerio viejo, con suma importancia y urgencia para liberar espacios dentro del camposanto, pero sobre todo para llevar a cabo el cumplimiento de la normatividad aplicable en materia de cementerios.
Algo que no se puede ocultar fue la pésima proyección de la obra, que más bien pareciera fue a propósito, pues la ciudadanía coincide en que el proyecto se hizo sin los estudios correctos, tampoco hubo un estudio serio y sí una muy mala planeación y un mal estudio de conveniencia. Si no hubiera sido así, se habría dado prioridad al apremiante cerramiento y disminuido la cantidad de otros ítems, que, si bien eran necesarios, no eran indispensables en el momento.
Para ser un poco más concretos, basta con tener en cuenta el clamor de la comunidad aledaña que ha venido pidiendo auxilio por la presencia permanente de habitantes de calle, la profanación de tumbas y otros; es decir, el cerramiento que debería haber sido prioritario, no se contrató. En cambio, se contrató un cerramiento en cerca viva y, de acuerdo a los análisis de precios presentados por el oferente, se hizo sembrando las semillas de LIMÓN SWINGLEA. Tamaño despropósito, si se tiene en cuenta que estas semillas tardarán más de siete años en desarrollarse y cumplir su cometido de servir como cerca.
En conclusión, de este solo ítem, la cerca viva contratada no existe en el momento, pero está recibida y pagada, y su contratación debe considerarse desde ya, ¿por qué no?, como un detrimento patrimonial. Lo preocupante es que vienen aumentando los problemas de higiene y de seguridad, pues nadie puede andar por el cementerio sin acompañamiento, y los robos de lápidas y otros elementos son frecuentes, así lo señaló un residente del sector.
Ni hablar del diseño de los senderos internos; a toda vista se evidencia que es malo e improvisado, pues el material contratado como piso (grava) no tiene contención lateral y se desborda fácilmente por falta de bordillos, lo que acompañado por la escorrentía provocará la socavación de la vía, según expertos. Además, la pendiente del sendero y el material de afirmado (grava) impiden el acceso de vehículos, en caso de ser necesario el uso de estos vehículos. Además, se construyó un solo sendero y el resto de tumbas no tienen conexión ordenada alguna. En suma, es evidente la falta de planeación en su concepción arquitectónica, pues estéticamente no muestra una distribución agradable ni zonas de tránsito amplias.
Entidades como la Contraloría estuvieron en el sitio en varias oportunidades, muy bien escoltados y acompañados por la administración municipal del momento y, a la fecha, no hay un pronunciamiento sobre las denuncias de la ciudadanía y la veeduría, no solo por las presuntas irregularidades técnicas presentadas en la obra, sino también por posibles sobrecostos, ausencia de información en el SECOP y otras.
La veeduría del cementerio ha señalado una persecución que va desde servidores públicos y contratistas actuales hasta exfuncionarios de la administración municipal, quienes se han opuesto con ira y cólera a los cuestionamientos que se han venido haciendo por parte de ese mecanismo de control social. Han anticipado temor por lo que significa hacer seguimiento a la obra mencionada y a otras. A su vez, piden que sean más ciudadanos quienes se interesen por estos asuntos para que haya claridad y transparencia, pues se trata de recursos públicos.
Consultados algunos sectores de la comunidad de Mocoa, coinciden en que son necesarias las investigaciones disciplinarias, penales y fiscales para determinar si se presentaron inconsistencias en la obra. Asimismo, en caso de encontrarse responsabilidades, sería adecuado no solo las sanciones sino por qué no se reintegren los dineros. Además, la comunidad espera que, si se identifican irregularidades, se tomen las medidas necesarias para asegurar la transparencia, especialmente dado el contexto sensible de haberse llevado a cabo en un camposanto, el cual no puede mejorarse solo con una limpieza superficial.
*Afiliado al Colegio Nacional de Periodistas Seccional Putumayo