La palma Milpés: una posibilidad para proteger, conservar y emprender

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WWF -Esta planta es un legado ancestral, nutritivo y espiritual reflejado en el uso y aprovechamiento de sus propiedades por la comunidad de Monaide Jitoma del pueblo Murui Muina, en el Putumayo.

Se ha ratificado a la palma de Milpés como una planta potencial para el aprovechamiento de productos forestales no maderables (PFNM). © Sebastián Galvis / WWF Colombia

Alrededor de la palma de Milpés (Oenocarpus bataua), se entrelazan relatos, tejido humano e historia. Un legado que la comunidad de Monaide Jitoma está dispuesta a conservar y proteger para las futuras generaciones.  

Por este motivo, en colaboración con la Organización Zonal de Indígenas del Putumayo (OZIP) y WWF, se llevó a cabo la caracterización de la población de la palma de Milpés para reconocer sus características y fenología, identificar áreas de crecimiento y preservar la herencia ancestral relacionada con la extracción de su aceite. 

Para llevar a cabo este propósito, se recorrieron 105 km en busca de los individuos de la palma de Milpés dentro del territorio ancestral de la comunidad. Se establecieron puntos de muestreo, gracias al uso de cámaras trampa, y se estudiaron características como el periodo de floración, etapas del crecimiento de la especie y la fauna que se alimenta de sus frutos, como la pava, el cerrillo y la danta. “Nos permitió aprender más de lo que teníamos nosotros”, expresó Clímaco Vega, miembro de la comunidad de Monaide Jitoma y participante de este proceso. 


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El resultado de este estudio evidenció la existencia de una población saludable de Milpés en áreas de bosque, pues el territorio de Monaide Jitoma se encuentra ubicado, en parte, en medio de un bosque denso y alto que permite que la palma se regenere y se desarrolle con mayor facilidad. Además, debido a la presencia y variedad de animales  que se alimentan de sus frutos, se da una dispersión efectiva de las semillas,  permitiendo que la planta colonice nuevas áreas de bosque. 

Por otro lado, se ratificó a la palma de Milpés como una planta potencial para el aprovechamiento de productos forestales no maderables (PFNM), ya que brinda los recursos suficientes de manera natural para garantizar la existencia de la especie a través del tiempo. Así, puede ser fuente de alimento continuo para la fauna que depende de ella y la producción sostenible del aceite artesanal de Milpés. 

El documento resultante cuenta, con varias recomendaciones para darle un uso sostenible y prolongar su producción de alta calidad de manera permanente. Asimismo, detalla el proceso de extracción de aceite artesanal del fruto de la palma con la intención de dejar el registro de este legado para las futuras generaciones. 

Para Clímaco fue vital conocer su historia, proteger el territorio a través de la narrativa detrás de la palma y fortalecer la comunidad a partir de un proyecto que fuera sostenible económicamente. “Frente a toda esa situación que se presentó de pandemia y como estábamos en confinamiento, pues ahí teníamos la comida para preparar nuestros alimentos porque nos preguntábamos, ¿de qué vamos a sobrevivir? Entonces teníamos que utilizar los recursos, ¿para quién? Pues para nosotros. Entonces era como empezar a buscar la forma de utilizarlos, de darles ese buen uso”, expresó. 


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Comaiji: el emprendimiento que busca preservar el conocimiento ancestral 

“Nuestro territorio es un manjar de oro”, manifestó Clímaco, y no es para menos, pues a la par que se desarrollaba esta caracterización, gracias al proyecto Amazonía Indígena: derechos y recursos AIRR, bajo el apoyo financiero de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) se impulsó a Comaiji, un emprendimiento que busca comercializar el aceite artesanal de Milpés. 

De igual manera, se dejó capacidad instalada con equipos y herramientas para mejorar el proceso de colecta del fruto y extracción del aceite  y se fortaleció el trabajo asociativo, sus procesos administrativos y de gestión gracias a las capacitaciones de fortalecimiento empresarial. Además, se extrajo una muestra para conocer sus propiedades lo que arrojó altos niveles de ciertos ácidos grasos muy valorados en sectores como la cosmética. Según  Fernando Piaguaje, integrante de OZIP, luego de la muestra de laboratorio se observaron buenas características básicas para su comercialización. 

Hoy en día, Comaiji cuenta con 17 familias comprometidas que buscan cuidar el legado ancestral que provee esta especie y el fortalecimiento de su economía para contribuir al bienestar de su población. 

Como parte del proyecto AIRR, dentro del pilar de monitoreo para la toma de decisiones, se llevó a cabo el desarrollo de esta caracterización, gracias al apoyo financiero de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), la ejecución por parte del equipo implementador de WWF junto con integrantes de OZIP y el acompañamiento en varios meses de la OPIAC.


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