WCS – Por Javier Silva
En Magdalena Medio, Putumayo y los Llanos Orientales siguen sumándose dueños de predios decididos a conservar parte de sus fincas y transformarlas en reservas naturales. Manuel, en Putumayo, es uno de ellos; un hombre de origen campesino que convirtió su finca en un lugar que mantiene porciones de bosques donde se refugian mamíferos y cientos de aves —como el gallito de roca— y en los que nacen decenas de plantas medicinales.
Hace un poco más de 40 años, lo único que unía a Manuel Cuacialpud con El Pedernal, su finca, era una tarabita.
Para llegar hasta allí desde su casa, situada en la zona urbana de la vereda El Líbano, de Orito (Putumayo), debía cruzar el río Guamuez a bordo de este arcaico teleférico, y una vez al otro lado del caudal, cubrir un trayecto, a pie, de al menos 30 minutos.
Pero valía la pena el riesgo que implicaba volar atado a un cable, a 50 metros sobre el suelo, con tal de visitar y explorar este terreno que él siempre ha calificado como un pequeño paraíso, situado en medio de las montañas del piedemonte andino amazónico putumayense.
En esos momentos disfrutaba del bosque. Del buen aire y del silencio.
—Y de las aves, como el gallito de roca. Y de saber que animales grandes, que dejaban sus huellas en cualquier parte, usaban mi terreno para reposar y refugiarse—, explica.
Pero lo que más lo ha atraído por años de ese territorio es la cantidad de plantas medicinales que se reproducen en sus once hectáreas.
Han crecido siempre ajenjos (Artemisia absinthium) y cuasias (Quassia amara), usadas, según el conocimiento tradicional, para crear un líquido que sirve para aliviar dolores de estómago y dolencias en el hígado. Limoncillos (Cymbopogon citratus), con los que, dicen las comunidades, se cura la tos o el asma. También la pata de vaca (Bauhimia forficata), llamada la insulina vegetal, con la que se pueden controlar los niveles de azúcar en la sangre; y tan efectiva como el helecho macho (Dryopteris affinis), útil para desinfectar heridas o úlceras.
Por todo ese valor natural fue que Manuel luchó durante décadas por la conservación de El Pedernal, una actitud obstinada y persistente que hoy le permite cosechar un importante reconocimiento: el predio, con todos esos recursos biológicos perdurados y conservados, fue recientemente registrado por Parques Nacionales Naturales como una Reserva Natural de la Sociedad Civil (RNSC).
Este registro forma parte de uno de los logros del Proyecto Vida Silvestre (PVS)*, iniciativa conservacionista que ha acompañado a otros propietarios como Manuel —tanto de pequeños o grandes terrenos— cuando ellos, de forma voluntaria, quieren transformar parte de sus fincas en zonas protegidas.
Se interesan por el agua y la fauna
Desde que el PVS nació en 2014, y hasta hoy, este proyecto ha asesorado la creación de, al menos, 20 RNSC, que hoy protegen ecosistemas estratégicos en el Magdalena Medio, Putumayo y los Llanos Orientales.
En los últimos meses, principalmente desde el 2023, 4 predios en Putumayo y otros 2 en Magdalena Medio han sido registrados como reservas naturales.
Hay otros 7 (6 en los Llanos Orientales y 1 más en Putumayo) a punto de llegar a esta meta, es decir, cumplieron con todos los requisitos y ahora esperan la resolución que les otorga el título. 24 más están buscando formalizar los trámites exigidos.
Alejandro Castaño, biólogo, y quien orienta la gestión de las reservas naturales para el PVS, agrega que parte de los propietarios que buscan la creación de una reserva se interesan, principalmente, por cuidar el agua, sobre todo en sectores de la Orinoquia.
—Pero, dependiendo de la zona donde se vive, también tienen cada vez más conciencia sobre la importancia de los bosques o de la fauna, como en algunos sectores del Magdalena Medio—, cuenta Alejandro.
Esto último es una reacción a la continua tala que se nota en esa región, impulsada para darles paso a los monocultivos, como la palma africana, o cuando la ganadería busca ampliar su frontera.
Manuel Cuacialpud agrega que, entre sus motivaciones para lograr el registro —además de la conservación— estuvo el intento por generar un efecto consciente entre sus vecinos, con tal de replicar esfuerzos similares y contener, para esta zona en límites con Ecuador, las presiones del tráfico ilegal de animales silvestres y el interés de personas por acaparar tierras para la agricultura.
Ayudan a otras áreas nacionales de reserva
Las Reservas Naturales de la Sociedad Civil (RNSC) surgieron como una figura de protección privada, oficialmente reconocida, en 1993.
Tienen un papel clave para la conservación de la vida silvestre en escenarios donde los ecosistemas están en situación de vulnerabilidad o no están suficientemente representados. También, apoyan la protección de zonas ya declaradas, como las áreas nacionales protegidas.
Para el caso de El Pedernal, y en razón a su ubicación, el terreno suma al trabajo de conservación de los recursos naturales que viene haciendo el Santuario de Flora Plantas Medicinales Orito Ingi Ande.
Justamente, Parques Nacionales Naturales es la entidad adscrita al Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible que está encargada de otorgar la categoría de Reservas Naturales de la Sociedad Civil a los solicitantes —pueden ser personas naturales o jurídicas—. Todo esto, luego de evaluar la información emitida por el Instituto Geográfico Agustín Codazzi (IGAC), quien regula los temas catastrales y prediales que dan legitimidad a los títulos de propiedad.
Las RNSC tienen que cumplir con ciertas características. Entre otras, incluir zonas de bosque o de coberturas vegetales intactas, y que sus dueños acrediten gozar de posesión efectiva y real de la finca en cuestión.
—Y solo si hay actividades productivas en ellas, deben incorporar o designar, además de la zona de conservación, un área de amortiguación y otra zona de agrosistemas productivos. En esta última se puede cultivar, pero la productividad debe complementarse con procesos agrícolas sostenibles—afirma Alejandro Castaño.
Una vez el registro queda en firme, el PVS acompaña a sus beneficiarios en la construcción de un Plan de Manejo, es decir, en diseñar las estrategias para el cuidado del área a mediano y largo plazo.
Hoy, según datos del Registro Único de Áreas Protegidas (RUNAP), en Colombia hay 1285 Reservas Naturales de la Sociedad Civil, que cobijan 285 mil hectáreas.
Manuel Cuacialpud celebra estar ahora en esa lista. —Me siento en paz, sobre todo por mi familia. Creo que estamos aportando al cuidado de la naturaleza; más que por mí, por los más jóvenes— comenta.
Y no se equivoca; porque es realmente una contribución para mitigar, al menos localmente, aquella destrucción sin freno de los hábitats naturales, que merecen, con urgencia, muchos más oasis como El Pedernal. *
———————————————————————————————————————————
*El Proyecto Vida Silvestre, iniciativa liderada por Ecopetrol, Fondo Acción y WCS Colombia, trabaja por la conservación de 15 especies (doce de fauna y tres de flora). Lo hace en tres paisajes: los Llanos Orientales, el Magdalena Medio y el piedemonte Andino-Amazónico (Putumayo).